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Cuando las oportunidades son desiguales

“Hoy, a 26 años del descubrimiento de la epidemia, hay personas que siguen muriendo a causa del sida”, lamentó Marcela Alsina, de la Red Bonaerense de Personas viviendo con VIH, al describir la cruda realidad que golpea a las personas de bajos recursos de la Provincia de Buenos Aires. Para los usuarios de drogas las soluciones tampoco llegan. Un debate sobre la desigualdad a la hora de acceder al tratamiento.

Al describir las condiciones en las que se encuentran los centros de salud y los programas de asistencia a personas con VIH de la Provincia de Buenos Aires, Marcela Alsina, activista de la Red Bonaerense de Personas Viviendo con VIH, se enoja y se lamenta. Es que le cuesta creer que, a pesar de concentrar el 50 por ciento del total de la epidemia de VIH en el país, este sector este, prácticamente, abandonado por el Estado. Estas denuncias formaron parte de la sesión plenaria sobre las brechas en el acceso a la prevención y al tratamiento, que fue coordinada por el Dr. Pedro Cahn, presidente de Fundación Huésped, y que contó con la participación de Joe Eron, Profesor especialista en Infectología en la Universidad de Carolina del Norte, y Debbie Indyk, especialista en Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina Mount Sinai.

Marcela Alsina explicó que, en la Provincia de Buenos Aires, los equipos multidisciplinarios se esfumaron, los impulsos de derrumbaron y los especialistas que continúan trabajando lo hacen por pura voluntad, ya que perciben un salario muy bajo. También relató que, en muchas oportunidades, los tratamientos no están disponibles porque en los centros de salud aseguran que “no hay nafta para ir a buscarlos”. “Las brechas en el acceso al tratamientos son muchas”, denunció Marcela y relató que en muchos de los barrios que componen el Conurbano Bonaerense, “la pobreza atraviesa”.

Al respecto, Pedro Cahn admitió que el sistema de Salud tiene una cara darwiniana: “Los más aptos son los que terminan siendo atendidos. ¿Y quiénes son los más aptos? Los que tienen más dinero para llegar a los hospitales y para volver cuantas veces sea necesario”, opinó. Pero las poblaciones de bajos recursos no son las únicas que quedan fuera de los sistemas de salud y, por lo tanto, de cualquier posibilidad de acceso al tratamiento y a la prevención. Los usuarios de drogas son otra población invisibilizada, estigmatizada y discriminada, al punto de que en muchos países no son “elegibles” para acceder al tratamiento a causa de su adicción.

“Muchas veces los prestadores médicos no están preparados para atender a personas que están bajo el efecto de drogas”, criticó Debbie Indyky y sostuvo que “no son los usuarios de drogas los que tienen que adaptarse a los sistemas de salud, sino que son los sistemas de salud los que tienen que adaptarse a los usuarios de drogas”. Pero, lamentablemente, esto no parece ser una tarea sencilla. Joe Eron relató que, en su experiencia con usuarios de drogas, cuando se trata de anfetaminas y crack, los pacientes “desaparecen por meses”, por eso es muy difícil acompañarlos. Indyk insistió en mejorar las estrategias: “Tenemos que aprender a diferenciar mejor a aquellos que pueden actuar ante la información que les brindamos y entre aquellos que necesitan de más apoyo”.

Cuando las realidades económicas, el uso de drogas, cuestiones de género y otros factores sociales dificultan el acceso a la prevención y a los tratamientos, es necesario pensar en estrategias para que sea el sistema de salud el que se acerque a las poblaciones y no al revés. Una mayor promoción del testo es uno de los objetivos para lograrlo, acompañado también por una consejería adecuada. Claro que para eso, como advirtió Marcela Alsina, habrá que trabajar fuertemente en la eliminación del estigma y la discriminación: “Por más que haya fuertes campañas de testeo muchos tendrán temor de hacerse un análisis por el estigma y la discriminación que todavía existen”, reflexionó. Indyk expresó que, además, el sistema de salud debe acompañar más a los pacientes: “La persona que se entera que es VIH positiva no sabe que hacer, está en un torbellino emocional”, reconoció.

Al hablar de las brechas que existen en el acceso, tanto a la prevención como al tratamiento, los obstáculos que hay que vencer parecen gigantes y los responsables, adversarios inaccesibles. Pero la conclusión a la que se llegó tras este debate demuestra que, aunque a veces los esfuerzos parezcan en vano, cada iniciativa y cada acción representan un paso adelante. La reflexión de Debbie Indyk resume esta idea adecuadamente: “Los cambios políticos a nivel macro son necesarios, pero también tenemos que dividir la tarea en pequeñas tareas, porque mucha gente cree que no puede cambiar nada, pero hay cosas que sabemos hacer y que podemos hacer aún mejor”.

Acerca del autor

Alejandra Ruffo

Buenos Aires

Alejandra Ruffo es periodista y fue Coordinadora del Equipo de Corresponsales Clave para América Latina y el Caribe durante el 2010. Nació y vive en Buenos Aires, Argentina, tiene 27 años y desde 2003 se especializa en la temática del VIH/SIDA.

Trabajó en el área de Comunicación de Fundación Huésped, una organización no gubernamental argentina que trabaja en la respuesta al VIH/SIDA y participó de la Iniciativa de Medios Latinoamericanos sobre Sida (IMLAS), una propuesta que busca comprometer a los medios de comunicación con la temática del VIH/SIDA. Como Coordinadora del Equipo de Corresponsales Clave de América Latina y el Caribe es responsable de moderar las actividades del grupo, sus publicaciones, comunicaciones y de apoyar la formación y capacitación de los corresponsales.

Alejandra desea una sociedad en la que vivir con VIH, la orientación sexual o la identidad de género no sean causa de discriminación ni estigma; en la que no exista la violencia hacia mujeres y trabajadoras sexuales, ni los crímenes de odio hacia las poblaciones de gays y personas trans. Una sociedad en la que sean respetados con igualdad los derechos humanos de todas las mujeres y todos los hombres.

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  • Falta y faltara la decision politica desde el Estado; conforme avanza el tiempo, el VIH/SIDA se concentra cada vez más entre las poblaciones pobres. Mientras los más ricos aprenden a protegerse y cuentan con los recursos para hacer del VIH/SIDA un padecimiento crónico, los pobres permanecen vulnerables, tanto por las mismas características de la pobreza -bajo nivel educativo, escaso acceso a información y a servicios de salud-como por sus finanzas limitadas.

  • A propósito de la mención de Darwin por parte del Dr. Cahn, aportaría lo siguiente,

    En el capitalismo existen tres elementos importantes definitorios: el individualismo, la competencia y la realización de un beneficio. Al capitalismo le resulta importante el individualismo porque la gente se ve a sí misma no como parte de una sociedad sino como “individuos” que están solos, parados sobre sus dos pies, y deben obtener lo necesario por su propio esfuerzo. La “sociedad capitalista” es el terreno, como lo describió Darwin, donde cada uno compite con los demás bajo condiciones muy duras y brutales, donde solamente sobreviven los más fuertes, donde los débiles y desprotegidos son eliminados y aplastados y donde domina la competencia despiadada.

    Son los que se opone a todos los sistemas de ayudas estatales, a la medicina preventiva, a las escuelas públicas y a la vacunación obligatoria, porque según el darwinismo social el orden social surge del principio de supervivencia del más fuerte. Apoyar al débil y permitirle sobrevivir resulta en el quebrantamiento de dicho principio. El rico es rico porque está mejor conformado o preparado

    En consecuencia, el rico sobrevive y el pobre desaparece: este es el criterio que prevalece casi totalmente en nuestros días, criterio que es un resumen de la »moralidad« capitalista-Darwinista.

    Gracias, David.•.