¿Qué pasa en Chile si una persona se da cuenta que se ha roto el condón en una relación sexual y cree que está en riesgo de infección de VIH? No hay muchas opciones. Los hospitales públicos solo entregan la profilaxis pos exposición o PEP en casos de violencia sexual o de accidentes corto punzantes en trabajadores de la salud. Así, las personas deben acudir a una consulta privada para que un médico le indique este tratamiento y comprarlo en una farmacia.
Por lo mismo, la Plataforma Chile PrEP, en sus redes sociales, anunció que, por primera vez, en el país, un laboratorio (Pharmaris) y una cadena de farmacias (SalcoBrand) han puesto en el mercado una triterapia bioequivalente a bajo costo (Acriptega) en todas las capitales regionales, lo que a entender de Carlos Faras, licenciado en ciencias políticas y creador de la plataforma, es un hecho inédito y que también pone en evidencia la falta de políticas públicas potentes para garantizar el acceso a la PEP.
En conversación con Corresponsales Clave, Faras detalló que esta marca ofrece una triterapia compuesta por Dolutegravir, Lamivudina y Tenofovir a un costo de 80 mil pesos (93 dólares) para el tratamiento, lo que es cinco veces más económico respecto a lo único que había antes disponible en las farmacias que estaba en 400 mil pesos (468 dólares), “lo que hacía que este medicamento fuera prácticamente inaccesible a población general, a pesar de la demostrada eficacia que tiene la PEP en reducir las infecciones por VIH, de un 91 por ciento”, dijo el activista.
Agregó que “sigue siendo un costo alto para muchos bolsillos, pero es una reducción considerable del costo. Este medicamento va a estar presente en todo Chile, no en todas las farmacias, pero en todas las capitales regionales se va a poder acceder a un paquete de emergencia bioequivalente. Hace un par de meses ya teníamos un bioequivalente en una farmacia, que es Cofar, pero estaba pendiente la gente de regiones”, comentó el dirigente.
Dijo también que, desde la Plataforma Chile PrEP, han estado realizando abogacía para modificar el actual reglamento del Ministerio de Salud que restringe el acceso a la PEP. “La posibilidad de acceder al PEP en Chile está altamente restringida. No damos abasto para poder dar la cobertura que debería darse en todos los casos que son necesarios. Por ejemplo, con la rotura del preservativo, que es un accidente muy común y que no está incluido en el reglamento, o en situaciones de no uso del preservativo. Esto es pésimo. Venimos luchando hace tiempo para que esto cambie. Las personas deberían acceder en todos los casos donde haya un posible riesgo de infección, con o sin uso de condón, con rotura de condón y con uso de drogas intravenosas”, enfatizó Faras.
En el sector privado, declaró, se vive una situación de ley de la selva, porque en las clínicas y sus centros de urgencias pagos los médicos no saben recetar la PEP y no hay protocolos. Comentó que, a través de la plataforma Chile PrEP, hacen esfuerzos para orientar y apoyar a las personas para que puedan acceder a un profesional que les entregue la receta y que sepa hacerlo. Para esto, las y los interesados pueden contactarlos a través de las redes sociales de @ChilePrEP
El fundador de la plataforma tiene la convicción que esta falla en la respuesta chilena al VIH ha generado muchos nuevos casos que pudieron haberse prevenido si las personas hubieran tomado la PEP durante las 72 horas siguientes a la situación de riesgo de infección.
Para Carlos Faras hay mucho camino pendiente en el activismo a favor del PEP. Primero, asegura, hay que modificar el reglamento del Ministerio de Salud para que el acceso sea para todos los casos en que haya riesgo de infección, sin importar la causa ni las circunstancias.
Luego, aseveró que el gobierno debe implementar una guía clínica que deje claro a los profesionales de la salud, de los sectores público y privado, respecto a cómo proceder en los casos que se necesite PEP. Para Faras es impresentable que los médicos chilenos no sepan qué es la PEP y que, cuando lo saben, no tienen idea de qué medicamentos recetar. Dijo que hace falta mucha capacitación en los equipos de salud.
Y, finalmente, enfatizó, hay que actualizar la canasta de medicamentos que compra el Estado chileno. “Existe un protocolo de violencia sexual que indica qué medicamentos se tienen que entregar y, hasta la fecha, lo que se entrega es 3TC con AZT, la zidovudina con la lamivudina. Esto es terrible porque estos medicamentos están en desuso como PEP en la guía clínica de la OMS, de las recomendaciones de ONUSIDA, de la CDC de Estados Unidos y de muchos países. Son medicamentos muy antiguos, con gran cantidad de efectos adversos. Se re-victimiza a la víctima de violencia sexual y, además, las personas no se van a tomar el medicamento. Tenemos que entregar Tenofovir con Emtricitabina, más otro más, para esta triterapia”, concluyó.
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