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“Acceso universal no es llegar a un 60 o un 80 por ciento, es llegar al 100 por ciento”

En la segunda jornada de la Conferencia Internacional de Sida, Vuyiseka Dubula, representante de las personas viviendo con VIH en Sudáfrica, se refirió a los pasos que aún es necesario dar en la respuesta al VIH/SIDA a nivel global y en su región, la más afectada por la epidemia.

“Los derechos humanos, sociales y económicos no son negociables”, manifestó enérgicamente Vuyiseka Dabula, defensora de los derechos de las personas viviendo con VIH en Sudáfrica y Secretaria General de la Treatment Action Campaign (TAC). Tras las primeras presentaciones de la  ponencia, que hicieron referencia a los recursos destinados a la respuesta al VIH/SIDA- entre ellas la de Bill Clinton– Dabula fue determinante: “Sabemos que no se va a alcanzar la meta de tratamiento para 10 millones de personas en 2010, por eso tienen que reasumir el compromiso y alcanzar el tratamiento para 15 millones en 2015”.

En un contexto en el que las mujeres representan al  50 por ciento de personas que viven con VIH y los jóvenes a un 40 por ciento, Dabula advirtió que, a pesar de los avances de la última década, hay que acelerar de manera urgente los esfuerzos en la respuesta al VIH. “En la Conferencia Internacional de Durban 2000 nadie tenía acceso al tratamiento en el continente. Ahora, 5 millones de vidas fueron salvadas, pero es menos del 50 por ciento de lo que se necesita”, lamentó.

“Salud positiva, dignidad y prevención”, fue el título de su presentación, que se enfocó también en los pasos necesarios a seguir para mejorar la respuesta y para garantizar que esta alcance a las poblaciones más vulnerables. La activista informó que de los 136 países que reportan a ONUSIDA, 84 tienen políticas que no protegen a las poblaciones más afectadas por la epidemia, ya que las estigmatizan y discriminan. Además, en muchos países aún se criminaliza a las personas con VIH, homosexuales y trabajadoras sexuales.

Vuyiseka Davila realizó su presentación minutos después que Bill Clinton. El ex presidente de los Estados Unidos había hablado de recursos, inversión, dinero y financiamiento. También había confesado que su meta era un mundo en el que los niños no mueran antes de su tiempo.  El contraste entre ambas presentaciones fue notable: por un lado, la política y su discurso;  por el otro, la realidad en la región más devastada por la epidemia. Dabula recordó que en algunos países las mujeres lesbianas no tienen acceso a los servicios legales. Que en Malawi, Uganda, los hombres gays no pueden asistir de manera segura a los centros de salud. Que en Irán, dos médicos fueron encarcelados por trabajar en la respuesta al VIH. Que en algunos países de África las mujeres todavía son mutiladas. Y que la inequidad social es una realidad que sigue existiendo en todo el mundo. Con este llamado de atención a la memoria Vuyiseka Davila concluyó su presentación. Una muestra de que, a pesar de los avances alcanzados, todavía falta mucho por hacer, no sólo para alcanzar el acceso universal, sino también para garantizar el cumplimiento de los derechos humanos en todo el mundo.

Acerca del autor

Alejandra Ruffo

Buenos Aires

Alejandra Ruffo es periodista y fue Coordinadora del Equipo de Corresponsales Clave para América Latina y el Caribe durante el 2010. Nació y vive en Buenos Aires, Argentina, tiene 27 años y desde 2003 se especializa en la temática del VIH/SIDA.

Trabajó en el área de Comunicación de Fundación Huésped, una organización no gubernamental argentina que trabaja en la respuesta al VIH/SIDA y participó de la Iniciativa de Medios Latinoamericanos sobre Sida (IMLAS), una propuesta que busca comprometer a los medios de comunicación con la temática del VIH/SIDA. Como Coordinadora del Equipo de Corresponsales Clave de América Latina y el Caribe es responsable de moderar las actividades del grupo, sus publicaciones, comunicaciones y de apoyar la formación y capacitación de los corresponsales.

Alejandra desea una sociedad en la que vivir con VIH, la orientación sexual o la identidad de género no sean causa de discriminación ni estigma; en la que no exista la violencia hacia mujeres y trabajadoras sexuales, ni los crímenes de odio hacia las poblaciones de gays y personas trans. Una sociedad en la que sean respetados con igualdad los derechos humanos de todas las mujeres y todos los hombres.

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