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Alto a la tuberculosis: Crónica de una enfermedad erradicable

De acuerdo con la organización StopTB, el Día Mundial de la tuberculosis, que se conmemora el 24 de marzo de cada año, tiene por objeto concienciar a la opinión pública de que la tuberculosis sigue siendo una epidemia en gran parte del mundo y causa la muerte de más de un millón y medio de personas al año, principalmente en los países en desarrollo. En este día, en 1882, el Dr. Robert Koch asombró a la comunidad científica al anunciar que había descubierto la causa de la tuberculosis, el bacilo de la tuberculosis. En el momento del anuncio de Koch, en Berlín, la tuberculosis hacía estragos en Europa y América, causando la muerte de una de cada siete personas. El descubrimiento de Koch abrió el camino hacia el diagnóstico y la curación de la tuberculosis.

Cada año, la Alianza Alto a la Tuberculosis (StopTB Partnership) y sus asociados se unen para sensibilizar a la opinión pública sobre las devastadoras repercusiones sanitarias, sociales y económicas de la tuberculosis y pedir que se ponga fin a esta epidemia.

Este año, la Reunión de Alto Nivel sobre la Tuberculosis, que sucederá el próximo 22 de septiembre, va a ser decisivo para todos los que trabajan en la lucha contra la tuberculosis. Debemos defenderlo como el «año de la esperanza» para conseguir todo el apoyo, la atención y la energía para un «¡SÍ! Podemos acabar con la TB». Apoyo y atención no son discursos y más burocracia, sino una inversión financiera muy significa y un compromiso de todos los sectores para erradicar la tuberculosis.

Como otros temas de salud, la respuesta a la tuberculosis se vio fuertemente afectada por la pandemia de COVID y algunos esfuerzos extraordinarios para mitigar el daño en los últimos tres años son ejemplares. La comunidad mundial que responde a la tuberculosis lejos de lamentarse por el impacto de la pandemia tomó un impulso adicional para poner a la respuesta a esta enfermedad en curso para su erradicación en el 2030. Pero para eso se necesitan recursos financieros que aseguren un acceso a nuevos diagnósticos, nuevos regímenes de tratamiento más cortos y eficientes, tecnología digital e inteligencia artificial (IA). Así también, seguir mejorando la participación y empoderamiento de las personas afectadas por la tuberculosis, las comunidades y la sociedad civil, que crece liderando el movimiento para acabar con esta enfermedad.

La gran barrera para avanzar es financiera, ya que la respuesta a la tuberculosis enfrenta un desfinanciamiento brutal.  Pero también existen -según StopTB- varias otras áreas clave en las que centrarse para ampliar y acelerar la implementación, la investigación y el desarrollo de nuevas herramientas, incluida una nueva vacuna contra la enfermedad, el acceso a nuevos diagnósticos moleculares rápidos, la prevención, la TB en niños, el fortalecimiento y la financiación del trabajo de las comunidades incluyendo el respeto a los Derechos y la perspectiva de Género.

Quizás uno de los errores de la política sanitaria mundial ha sido convocar a tres Reuniones de Alto Nivel en el mismo año. Es evidente que hay temas más atractivos y candentes en la agenda de los actores interesados y otros están en peligro, pudiendo transformarse en la cenicienta de las Naciones Unidas. Sería un vergüenza criminal y una derrota de la salud global que la Reunión de Tuberculosis obtuviera un menor compromiso, el solo hecho de ser la tercera, la última, el 22 de septiembre podría contribuir a este efecto indeseado.

Las otras dos Reuniones son sobre Cobertura Universal Sanitaria (UHC, por sus siglas en inglés) y Preparación, Preparación y Respuesta a las Pandemias (PPPR, por sus siglas en inglés). Esta última, y aún sin haber controlado la pandemia de COVID 19 parece ser la que traccionará mayor interés político, en detrimento de las otras dos. Y no hay nada que podamos hacer, cuando estas son la agendas de los Estados Miembro y de la Presidencia de la Asamblea General.

La tuberculosis, una enfermedad que viene matando y enfermando a millones de personas por siglos, antes aún de haber sido identificado el Bacilo de Koch, no ocupa una agenda protagónica en los espacios de tomad de decisión. Será quizás porque ha sido y es una de las enfermedades desatendidas por ser un tema de salud de las personas más marginadas por nuestra sociedad: personas en situación de pobreza y pobreza extrema, personas privadas de la libertad, migrantes, pueblos y comunidades indígenas. Es una de las principales causas de mortalidad para personas con VIH y otros problemas de salud que generan inmunosupresión. Como también, en sus formas resistentes, muy resistentes y extremadamente resistentes en algunas regiones del mundo pueden transformarse en una de las próximas pandemias, mucho más letal que la que estamos atravesando. Por eso, cuando se discuta PPPR y UHC, no debemos dejar de discutir como estos compromisos contribuirán a terminar con la tuberculosis.

La fórmula es sencilla, aunque parece imposible: para terminar con la TB se necesitan mucho más recursos financieros, más ciencia, compromiso político de los gobiernos y promover una participación y liderazgo de la comunidad, esto pondría fin a la tuberculosis y no es un eslogan, es una realidad posible. No haber puesto fin a la TB, pudiendo, es uno de los genocidios que ocurren actualmente que avergüenzan a la humanidad.

País: Internacional

Acerca del autor

Javier Hourcade Bellocq

Editor responsable de Corresponsales Clave y Representante Regional de América Latina y el Caribe | Argentina
Organización:International HIV/AIDS Alliance

Javier Hourcade Bellocq es el Editor Responsable de Corresponsales Clave y trabaja en VIH desde 1987. Fue uno de los fundadores y el primer Secretario Regional de la Red Latinoamericana de Personas Viviendo con VIH (RedLa+). Desde 2003, Javier trabajó para la International HIV/AIDS Alliance (Frontline AIDS), primero como Oficial de Programas Senior a cargo del programa de la Alianza en Ecuador, y desde 2005 como Representante Regional para América Latina y el Caribe. Javier es miembro de la Delegación de las Comunidades de la Junta del Fondo Mundial y fue Miembro de la Junta del Fondo Mundial entre 2006 y 2009. Está basado en Buenos Aires, Argentina.

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