Lucía Pérez es el nombre de la adolescente torturada y asesinada la semana pasada en Mar de Plata, Argentina. Ella no solo fue víctima de actos atroces que precipitaron su muerte por empalamiento, sino también fue señalada y juzgada por diferentes actores sociales como culpable de estos hechos: “por drogas que encontraron en su cuerpo”, “por estar sola”, “por atreverse a”. (Para mayor información sobre este caso haga click aquí).

Según el colectivo #NIUNAMENOS, en Argentina cada 30 horas asesinan a una mujer sólo por ser mujer. La semana pasada le tocó a nuestra Lucía. Este hecho aberrante provocó que más de 50 organizaciones convocaran a una manifestación en contra de la violencia machista que incluyó un paro de mujeres entre las 13 y las 14 horas del día de ayer, en el que miles de mujeres en todo el país suspendieron sus actividades y se concentraron en diferentes espacios importantes del país.
Estas manifestaciones demostraron por un lado la enorme capacidad de organización que tienen los colectivos de mujeres frente a la problemática social de la violencia machista y el poder de congregación de mujeres, y colectivos trans, pertenecientes a diferentes espacios, como por ejemplo las que viven con VIH.
Ejemplo de organización
El grito se hizo sentir en Plaza de Mayo y el Obelisco en la Ciudad de Buenos Aires y en otras localidades del país. En la Ciudad de Buenos Aires Cristina Ochoa, militante y activista feminista del oeste del Cono Urbano de la provincia de Buenos Aires, nos comentó sobre la organización: “a pesar de la lluvia y todo lo demás, ha tenido un poder de convocatoria bastante importante, al igual que lo fue #NIUNAMENOS me parece que el paro de mujeres se tiene que leer en línea también post Encuentro Nacional de mujeres. Ahí podemos demostrar nuestra capacidad para organizarnos y, hoy que la movilización ya está organizada (…), se demostró que cuando nos tocan a una, nos organizamos todas, y eso habla de la experiencia que hemos ganado en estos últimos años”.

Estas declaraciones hacen referencia al tiempo y la constancia que las mujeres organizadas han tenido para que los temas de violencia, y otros que tienen que ver con ellas, se pongan encima de la mesa. Ochoa agrega: “la experiencia de organización, de lucha, de militancia, de activismo, de acción en las calles, de la toma del espacio público como algo legítimo, que ya las feministas de la segunda ola nos enseñaron de qué se trataba”.
Esto es clave para entender las acciones que vienen emprendiendo las mujeres organizadas desde hace años y debe servir de ejemplo para otros espacios del continente: #NIUNAMENOS #VIVASNOSQUEREMOS.
Las mujeres que viven con VIH dicen presente
En este mismo sentido, en la plaza Néstor Kirchner del centro del Municipio de Merlo, en el oeste del Cono Urbano bonaerense, también se realizó una concentración en la que Catalina Castillo, referente de la Red Bonaerense de personas que viven con VIH SIDA comentó: “queremos dejar de tener miedo al salir a la calle, todas podemos ser víctimas y todas tenemos derecho a vivir libre de miedos”, mientras participaba del hecho simbólico de vestir de luto el Mástil del Centro de esta localidad.

La violencia en contra de las mujeres, en todos sus tipos, es una pandemia que atraviesa las experiencias de todas, sin distingo de clase, raza o nivel socioeconómico, condición serológica, etc. Sin embargo, hay situaciones de vulnerabilidad que tienen que ver con las nociones antes mencionadas, que hace más presente el riesgo de contraer VIH o precipita mayores situaciones de violencia machista por parte tanto de instituciones del Estado, como de parejas y familiares.
Se sabe desde hace muchos años que existe un fuerte vínculo entre el VIH y la violencia en contra de las mujeres. Sin embargo, poco se puede mencionar de manera concreta frente a este hecho debido a las lagunas existentes en la información oficial y los pocos recursos invertidos en esta temática. Esto ocurre porque, entre otras cosas, en nuestra sociedad se sigue pensando que el sexo y la violencia son problemas privados, -por no decir que se conciben como problemas de las mujeres que se merecen los actos de violencia-, y no problemas de la comunidad o del gobierno.
Toda esta problemática genera silencio. La falta de ruido que normalmente rodea al VIH y a la violencia y que hace más complicado para las mujeres en situación de vulnerabilidad el acceso a la información y a los servicios para recibir tratamiento, atención y prevención tanto para el VIH como para la violencia.
Ayer se rompió ese silencio, la voz de Lucía estremeció Argentina. Las mujeres están organizadas y trabajando porque cuando nos tocan a una, nos organizamos todas.
Foto en Miniatura: M.A.F.I.A.
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