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Aumento de casos de VIH en Bogotá plantea nuevos retos

Un reciente informe presenta un incremento de la incidencia de casos en Bogotá, Colombia, sobre todo en uno de los distritos donde los números se han duplicado. Sea que se debe a un incremento del testeo y la notificación o a un aumento real de los casos, la ciudad debe responder a esta realidad.

Por Jairo Ordoñez

En Bogotá, durante el período 2011 a 2015 se ha presentado un aumento en la tasa de incidencia de VIH y Sida, pasando de 21,1 casos por 100,000 habitantes en el 2011 a 27,3 por 100,000 habitantes en el 2015, de acuerdo a un informe que reporta sobre la calidad de vida en la ciudad de Bogotá, presentado por el observatorio ciudadano: “Bogotá Cómo Vamos”.

El informe también señala que el 88% de los nuevos casos son de hombres, aunque no especifica orientación sexual o identidad de género.

Un bar de Chapinero (foto disponible en la web)

Al mirar en detalle las localidades de la ciudad, Bogotá está divida en 20 localidades, encontramos que la más crítica es la de Chapinero que pasó de tener 48,1 casos por 100,000 habitantes en el 2011 a 93,6 en el 2015 (la tasa más alta de toda la ciudad).

Chapinero es una zona de especial atención ya que se le suele llamar el “Gay District” de Bogotá, por ser respetuosa e incluyente con las personas lesbianas, gais, bisexuales y trans (LGBT). En la zona se encuentran cientos de locales dedicados a dicha población, pero particularmente a gais y lesbianas.

En el sector y sus alrededores se ofrecen tanto servicios de entretenimiento como teatros, saunas, bares, cuartos oscuros, restaurantes, cafés y discotecas; como servicios de atención a través de ONG, organizaciones religiosas y entes estatales. Además, Chapinero alberga a hippies (desde los años 60), a organizaciones de estudiantes, movimientos contraculturales como los Punk.

Los servicios dedicados a gais y hombres que tienen sexo con hombres (HSH) son mayoritarios en la zona.  De otra parte, también hay sectores en Chapinero dedicados al trabajo sexual masculino, tanto de manera informal, en plena vía pública, como de manera formal, en establecimientos legalmente constituidos.

Con toda esta evidencia, podría pensarse, de manera lógica, que en Chapinero se han puesto en marcha campañas de prevención del VIH que ayuden a detener la epidemia, pero no es así. Pueden recorrerse sus calles sin encontrar un solo aviso, valla, pancarta, afiche o volante que hable de sexo seguro o que promueva el uso del preservativo, ni mucho menos que hablé abiertamente del VIH/Sida.

Liberales en las leyes, conservadores en la práctica

A pesar de que en Colombia se ha avanzado mucho en derechos para los sectores LGBTI, en la vida cotidiana hay mucha homofobia, y es esa homofobia la que ha impedido adelantar campañas directas y masivas de prevención bajo el argumento de que se promueve la homosexualidad. Y Chapinero es un claro ejemplo.

“Nos hemos enfrentado a mucha resistencia; por el simple hecho de suministrar condones nos dicen que estamos promoviendo la promiscuidad, sin darse cuenta de que entregar un condón y concientizar puede hacer que tengamos menos nuevos casos de VIH o sida y con ello contribuir a una ciudadanía más sana y plena”, dijo a Corresponsales Clave una psicóloga orientadora de un grupo de autoayuda para personas con VIH que se reúne una vez al mes en Chapinero, que por razones de seguridad pidió la reserva de su nombre.

Y continúa explicando: “Y son esos mismos grupos de presión, de tendencia ultraconservadora, los que han frenado proyectos estatales para diseñar y desarrollar campañas masivas de prevención con enfoque diferencial. Les parece intolerable que se muestren fotos de dos hombres besándose, cuando es justamente ese tipo de campañas, directas, con imágenes con las que las personas se pueden identificar, las que han dado resultado en otros lugares. Si revisamos campañas hechas en Nueva York o Londres, allá muestran a los hombres y mujeres en contextos íntimos porque eso es lo que se requiere: mensajes e imágenes claras y contundentes. En esto la sutileza no funciona”.

Por su parte las entidades prestadoras de salud (EPS), aunque están obligadas no cumplen con las campañas de prevención: “No se hace nada. En parte para ahorrar, en parte por prejuicio, en parte por desinterés. Y no se dan cuenta de que invertir un poco en prevención contribuye a ahorrar mucho en tratamientos”, dijo Laura Gómez (1), médica infectóloga de un programa diseñado para atender a personas con VIH/Sida. Es importante señalar que dicho programa cuenta con médicos, trabajadora social, psicólogo y psiquiatra, pero aun así, la prevención es prácticamente nula.

No hay folletos, cartillas ni ningún material disponible. En los consultorios del programa tan solo hay un afiche que habla del uso del condón y cuya imagen es de una mujer, cuando las poblaciones más afectadas son HSH y mujeres trans. Y aunque el programa debe entregar, por ley, preservativos a todos sus pacientes con una vida sexual activa, solo se hace a quienes lo piden de manera directa  y tan solo 10 por mes.

Otra mirada de los datos

Miguel Ángel Barriga, director de la ONG Red Somos, tiene otra lectura de las cifras. Para él el aumento de casos se debe a que desde lo comunitario y con el apoyo de organismos internacionales como el Fondo Mundial se han realizado miles de pruebas, saltándose las barreras que impone el sistema de salud, gracias a lo cual se pueden iniciar tratamientos y brindar atención oportuna. “El aumento en los nuevos casos no debe verse como algo negativo, sino como una oportunidad de brindar atención médica a tiempo y de colocar en la agenda el tema de VIH y Sida y los sectores LGBTI”, afirmó Barriga en entrevista telefónica con Corresponsales Clave.

De cualquier forma, esta nueva información debe obligar a las autoridades a tomar acciones frente a la dinámica de la epidemia en la ciudad de Bogotá, en especial en zonas de mayor incidencia.

(1)  Nombre cambiado a solicitud de la entrevistada

País: Colombia

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Corresponsales Clave

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