En el mes de marzo se desarrolló la sesión número 57 de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW por sus siglas en inglés). CSW es una comisión operativa del Consejo Económico y Social (ECOSOC) y es el órgano político dedicado exclusivamente a la igualdad de género y el adelanto de las mujeres. La Comisión fue establecida en 1946 con el fin de preparar recomendaciones e informes al Consejo sobre la promoción de derechos de la mujer en relación a la vida política, económica, civil, social y educativa. La Comisión también hace recomendaciones al Consejo sobre los problemas urgentes que requieren atención inmediata en materia de derechos de las mujeres.
Cada año, los representantes de los Estados miembros se reúnen en la Sede de Naciones Unidas en Nueva York para evaluar el progreso en la igualdad de género, identificar retos, establecer estándares globales y formular políticas concretas para promover la igualdad de género y empoderamiento de las mujeres en todo el mundo.
El tema principal de la sesión de este año fue “La eliminación y prevención de todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas”. La Sesión se dio en el contexto de la revisión operativa de los avances en la implementación del Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo realizada en 1994 con metas de cumplimiento para el 2014 y en el proceso de definición de la nueva agenda de desarrollo post 2015.
En este contexto, se presentaba una oportunidad de comprometer a los países a implementar políticas robustas y progresistas enfocadas a alcanzar la equidad de género, el empoderamiento de las mujeres y los derechos sexuales y reproductivos.
Convocadas con ese propósito, las redes feministas que trabajamos desde los espacios nacionales, regionales y globales, acompañadas de otras redes enfocadas en derechos humanos, derechos sexuales y reproductivos y derechos de los pueblos indígenas nos empezamos a organizar desde finales del año pasado para armar la estrategia que nos permitiría posicionar la agenda de los derechos sexuales y reproductivos, las vinculaciones entre violencia de género y VIH, el reconocimiento de la violencia que sufren las mujeres indígenas, la situación de las trabajadoras sexuales y avanzar en la lucha contra la violencia basada en la orientación sexual y la identidad de género.
Los gobiernos de América Latina incluían en sus delegaciones a compañeras feministas de sociedad civil y llevaron las posiciones de vanguardia. El grupo de compañeras de América Latina era amplio y representaba la diversidad del movimiento a favor de los derechos sexuales y reproductivos y la erradicación de la violencia de género. De las otras regiones fue fundamental el papel que jugaron Filipinas, Turquía y Sudáfrica para avanzar en la agenda feminista.
A pesar de la fuerte oposición, logramos incorporar en el texto:
– Un claro llamado a que los estados garanticen servicios de salud, incluyendo la salud sexual y reproductiva, tales como anticoncepción de emergencia, aborto seguro y profilaxis post exposición para víctimas de violencia, que sean asequibles y accesibles.
– Se urge, por primera vez en la historia de CSW, a que los estados garanticen la distribución de condones femeninos.
– Se reafirman los compromisos de las Conferencias de Población y Desarrollo y de la Mujer, así como sus mecanismos de seguimiento.
– Se afirma el compromiso con la educación sexual integral y la necesidad de poner fin a las tradiciones y valores culturales dañinos.
– Se afirma la necesidad de desarrollar servicios enfocados en las experiencias diversas de las mujeres y niñas indígenas, mujeres y niñas con VIH, adultas mayores, migrantes, mujeres con discapacidades y las que están en reclusión.
– Se mencionan los vínculos entre la violencia hacia las mujeres y el VIH a lo largo de todo el documento.
– Se llama a los estados a que se acabe con la violencia en los servicios de salud, incluyendo la esterilización forzada.
– Se urge a los estados a terminar con el matrimonio temprano y forzado.
– Se piden acciones para prevenir la violencia en el camino a la escuela, en las escuelas y para asegurar que las mujeres embarazadas y casadas puedan seguir sus estudios. Además de prevenir, investigar y castigar la violencia contra las mujeres y las niñas que es perpetrada por personas con autoridad, tales como docentes y líderes religiosos.
Los dos grandes temas que quedaron fuera del documento, a pesar de tener un fuerte respaldo de muchos países en las discusiones, fueron el reconocimiento al trabajo sexual como trabajo y el respeto de las orientaciones sexuales e identidades de género diversas.
Grandes avances, pero aún nos quedan grandes desafíos para los próximos años, en los que deberemos introducir en las discusiones la universalidad de los derechos, que deben proteger a todas las mujeres, sin importar su ocupación, ni su orientación sexual, ni su identidad de género.
Fotos: The Guardian
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