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Bolivia: Una mirada a los centros de acogida y el trato a las personas LGBTIQ+

Por Carlos Toledo.-

Las personas en situación de calle están presentes en cualquier parte del mundo, sin embargo la forma de intervenir con ellas en los centros de acogida, en especial si se trata de personas LGBTI+, es casi un misterio para la mayoría, tanto en Bolivia como en otros países.

Corresponsales Clave logró conversar con cuatro voluntarias españolas: Marta, Sara, Rocío y Amanda, todas ellas llegaron a Bolivia, más específicamente, al Centro de Acogida Mi Rancho, gracias al hecho de pertenecer a centros españoles que tienen convenios con Bolivia.

Grupo de voluntarias españolas. De izquierda a derecha: Marta, Sara, Rocío y Amanda.

El equipo de voluntarias concuerda en que “Bolivia está retrasada dos generaciones” en lo que respecta a las intervenciones a personas pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+, ya que en el país discriminan a estas personas con burlas, acosos, chistes que denigran la integridad de las personas; y los cuidadores (educadores de los Centros) incentivan dicha discriminación porque no aseguran una consecuencia a las personas violentadoras, sino que también se ríen o fomentan estas actitudes.

Lo que ellas recomiendan para que pueda mejorar el accionar dentro de los centros de acogida es “un cambio de raíz, desde las familias, desde el inicio de todo el proceso”. Insisten en que la figura referente que tiene cada chico o chica que ingresa a un centro es el educador o cuidador. Para ellas, dicha persona debería ser alguien que guíe el cambio actitudinal a cada chico o chica institucionalizado, para que la discriminación vaya disminuyendo. Agregaron que si el educador, que es quien se relaciona las 24 horas del día, se comporta de manera brusca, tosca, homofóbica, misógina y discriminadora, entonces solo logrará que se incremente esto en cada chico. Es por ello por lo que los cuidadores tendrían que ser los primeros en cambiar.

Para las voluntarias españolas, lo anterior es fundamental, ya que las niñas, niños y jóvenes que estuvieron en situación de calle, han sido obligados a ser fuertes y esa es, por lo tanto, la actitud con la que son ingresados en un centro. Por lo mismo, para que haya cambios, la acogida del cuidador es fundamental desde el primer minuto.

Al comparar con la situación en su país de origen, recuerdan que cuando niñas, niños, adolescentes y jóvenes en España son llevados a centros de acogida, son tratados con dignidad, reciben techo, ropa y comida. Comienzan su vida institucionalizada en centros circunstanciales (temporales) hasta que logran estabilizarse física y emocionalmente para poder ser ingresados a centros de acogida permanentes. 

Respecto a la realidad en su país, comentaron que se les respeta su identidad de género y orientación sexual. Las voluntarias contaron a Corresponsales Clave el caso de un chico intersexual, de nombre David, hijo de inmigrantes, que llegó a vivir a un centro. En dicho lugar, le hicieron los estudios médicos obligatorios para su ingreso y, en ese momento, se dieron cuenta que tenía vagina, pero con los testículos internamente. Así, comenzó el tratamiento médico y psicológico para que pudiera decidir si quería seguir como hasta ese momento o si quería decidir afirmar alguno de los sexos y un género.

Otros casos que relataron fueron de personas trans que llegan a vivir en centros de acogida. Son llevadas a centros de acuerdo con la identidad de género auto reconocida. Luego de ello, si es que dicha persona no ha comenzado un tratamiento hormonal y desea hacerlo, se le ofrece como parte de la atención (en la salud pública dicho tratamiento tiene costos muy elevados, pero son gratuitos en estas instituciones); también se realizan los trámites para que pueda cambiar su nombre y género en su documento de identidad, y se garantiza las intervenciones médicas y psicológicas para que comience la hormonización y pueda sobrellevar todos los cambios.

En definitiva, Bolivia tiene un largo camino que recorrer para alcanzar los estándares de la atención española de las personas LGBTIQ+ en situación de calle y humanizarla. Respetar la dignidad de las personas, avanzar en la aceptación y el respeto a estas comunidades, dejando de lado los prejuicios, los tabúes y superando las barreras que imposibilitan su mejor desarrollo, harán de los centros de acogida espacios seguros para las personas de la diversidad en situación de calle.

*Este artículo fue desarrollado en el marco del Curso de Corresponsales Clave 2021.

País: Bolivia

Acerca del autor

Equipo de Corresponsales Clave

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