Editorial Noticias

Cuadragésimo aniversario del VIH/sida

Hace exactamente cuarenta años, Francoise Barré Sinoussi y Luc Montagnier en Francia lograban aislar al Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) como patógeno causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), que hacía estragos en la comunidad de varones Gais de las principales capitales del mundo. Pasarían trece largos y oscuros años antes que tuviéramos un tratamiento antirretroviral eficaz para, poco a poco, desandar la ecuación sida es igual a muerte.

Desde que el cóctel fuera presentado en una conferencia internacional, hasta que llegará a un número significativo de personas en el mundo pasó otra década, si asumimos que para el 2006 muchos países pudieron incrementar la cobertura de tratamiento con recursos del Fondo Mundial para el sida, la TB y la Malaria.

Treinta y dos años pasaron desde el descubrimiento del VIH para contar con una profilaxis pre-exposición (PreP) que protegería prácticamente al cien por ciento de las personas VIH negativas en riesgo sustancial. Entre el 2015 y la actualidad, pasaron ocho años de una activa militancia anti-PrEP que, junto con el conservadurismo y la falta de compromiso político, ha demorado el uso extendido de esta, una de las mas valiosas herramientas de la prevención combinada.

Por más de una década se sabía, era vox populi en la elite científica, que las personas con VIH con una carga viral indetectable era prácticamente imposible que transmitieran el virus, lo que en voz baja se promovía como tratamiento como prevención. Recién en 2019, la campaña Indetectable = Intransmisible (U=U) proclamaba a los cuatro vientos esta nueva verdad, la imposibilidad de transmitir el virus siendo indetectable.

Hoy la ciencia nos ofrece la PrEP, las auto-pruebas de VIH y U=U como un paquete, que integrado con otros servicios, podría (hipotéticamente) frenar la circulación del virus. Como con el tratamiento antirretroviral, no sabemos cuántos años van a pasar hasta que estas herramientas estén disponibles para impactar sustancialmente en el número de nuevas infecciones, en el sur global.

La compleja batería de tratamientos antirretrovirales y sus múltiples combinaciones alejan el fantasma de la resistencia viral que en el pasado dejaba sin opciones, en algunos casos rápidamente, a las personas con VIH.

En cuatro décadas seguimos estancados en lograr cambios sostenibles relacionadas con las barreras estructurales para que la personas accedan a la prevención combinada, al diagnóstico oportuno del VIH y las ITS y a un tratamiento de calidad.  El estigma y la discriminación son multirresistentes y cuando creemos que hemos avanzado en el respeto de los Derechos Humanos de las Personas con VIH y las Poblaciones Clave, pronto descubrimos que esas ganancias son precarias, y una ola de odio, oscurantismo anti-derecho, el que nos azota hace desde siempre. Recientemente, este flagelo se ha visto promovido por la agenda y el cuantioso dinero de las iglesias fanáticas que se han infiltrado en la política, peor lo que es aún peor en la gente (para más información leer el artículo Que no nos roben la libertad: “cómo responder la pandemia del odio”).

Aún con las mejores herramientas que la ciencia nos dé, sino resolvemos el tema de la inequidad, no encontraremos en el Quincuagésimo aniversario del descubrimiento del VIH sin habernos acercado a resolver esta crisis de salud pública y derechos mundial.

Con tantos estudios fallidos para el desarrollo de vacunas y de tratamientos que permitieran una cura funcional del VIH hasta su erradicación de nuestros cuerpos, parece que hemos tirado la toalla sobre la cura de la infección por este retrovirus. Y la realidad es que sólo podremos cantar victoria cuando, además de la PrEP, podamos contar con una vacuna preventiva; y además de los antirretrovirales de alta eficacia las herramientas para eliminar el VIH de cada uno y todos los reservorios de nuestros cuerpos dónde éste espera latente.

Pues lo único sostenible por más de tres décadas será, además de una vacuna preventiva, una terapéutica que permita dotar a los Linfocito T de la capacidad de controlar y eliminar el VIH, a partir de algún momento de la terapia, sin necesitar tomar medicamentos. En ocasiones parece que la cura nos es tan importante como el tratamiento crónico. Nadie duda de las complejidades que requiere una terapéutica anti-VIH definitiva. Sea quizás necesario que el ímpetu activista por el acceso a tratamiento de principios de siglo necesite encenderse y encauzarse hacia la cura, el fin del VIH/sida. Los determinantes sociales y la inequidad prevalecerán, y el acceso a la cura empezará por minorías de privilegiados antes que derrame a nuestros países. Pero como movimiento históricamente único tendremos una nueva meta por la que luchar, la última. No podemos llegar a las cinco décadas igual.

País: Internacional

Acerca del autor

Javier Hourcade Bellocq

Editor responsable de Corresponsales Clave y Representante Regional de América Latina y el Caribe | Argentina
Organización:International HIV/AIDS Alliance

Javier Hourcade Bellocq es el Editor Responsable de Corresponsales Clave y trabaja en VIH desde 1987. Fue uno de los fundadores y el primer Secretario Regional de la Red Latinoamericana de Personas Viviendo con VIH (RedLa+). Desde 2003, Javier trabajó para la International HIV/AIDS Alliance (Frontline AIDS), primero como Oficial de Programas Senior a cargo del programa de la Alianza en Ecuador, y desde 2005 como Representante Regional para América Latina y el Caribe. Javier es miembro de la Delegación de las Comunidades de la Junta del Fondo Mundial y fue Miembro de la Junta del Fondo Mundial entre 2006 y 2009. Está basado en Buenos Aires, Argentina.

Añadir comentario

Click aquí para publicar un comentario