Como mencionamos en un artículo anterior, se cumplió el peor de los vaticinios en Uganda, donde el presidente acaba de promulgar la denominada “Ley anti-homosexualidad” con el aval de una comisión de científicos locales alarmados por las “consecuencias en la salud pública del comportamiento homosexual”.
El presidente y otros líderes políticos de Uganda vienen denunciando las presiones del “imperialismo social” de los países desarrollados, Quienes justifican su “independencia de criterio” a la hora de legislar, como su ministro de ética e integridad, quien en una reciente entrevista a CNN afirmó que: “mejor morir pobres que sin dignidad”.
Los líderes de este y otros países de África vienen reformando el destino de sus ciudadanos guiados por un imperialismo religioso, encarnado sobre todo por los grupos fundamentalista evangélicos norteamericanos que quieren imponer sus “leyes bíblicas”. Este trabajo pastoral es en contra de “las fuerzas del demonio” expresadas en la homosexualidad. Esta contemporánea cruzada evangelizadora viene generosamente regada con el financiamiento que muchas Iglesias movilizan de su grey por medio del diezmo.
Se ha perdido una fenomenal batalla de los Derechos Humanos en África el día de ayer, pero la guerra y sus consecuencias están lejos de haber terminado. El día de hoy uno de los periódicos sensacionalistas de Uganda (Red Pepper) ha publicado en su tapa la lista de los 200 homosexuales más prominentes del país. Como sucedió en la ocasión en la que fue asesinado David Kato, los medios de comunicación se transforman en una herramienta para esta “limpieza moral y religiosa” de las personas GLTBI del país, incitando a la violencia de turbas asesinas. Estos políticos, periodistas y pastores mesiánicos no solo se mancharán las manos de sangre en forma metafórica porque ya han activado un mecanismo de violencia estatal y popular.
El odio legislativo
La ley anti-homosexualidad aprobada incluye penas de prisión perpetua si una persona tiene una relación sexual con otra persona del mismo sexo, misma pena, de por vida, si uno intenta casarse con una persona del mismo sexo y lo mismo aplica si uno “tocara” a otra persona del mismo sexo con intención de promover una relación sexual.
La norma incluye también una pena de 7 años de cárcel para quien intentara oficiar un matrimonio entre personas del mismo sexo, 7 años de prisión si se intenta asesorar o ayudar a las personas GLBTI, de 5 a 7 años si se ofrece un espacio para actividades GLBTI e idéntica pena para dueños de establecimientos comerciales y ONG que presten algún tipo de servicio a estas poblaciones. Esta es otra sentencia de muerte, ahora dirigida a todos los servicios y organizaciones de y para Gays, Lesbianas y Trangéneros.
Las reacciones internacionales
El Fondo Mundial, expresó su preocupación por la nueva ley, urgiendo a los gobiernos para proteger los Derechos Humanos de personas GLBTI. También demostró su rechazo a las leyes que criminalizan las conductas consensuadas entre adultos del mismo sexo, resaltando que la única forma de proveer servicios integrales de salud es combatiendo la homofobia y transfobia.
Michel Sidibé, Director Ejecutivo de ONUSIDA, dijo: “Uganda fue el primer país en romper el silencio conspirador del SIDA pero ahora me temo que esta ley llevará al país al pasado, renunciando al rol líder en la respuesta a esta enfermedad. Pido a las autoridades de Uganda que rechacen esta ley y que aseguren los derechos humanos y la dignidad de la gente en Uganda”.
Ya se pueden apreciar las primeras respuestas de la comunidad internacional repeliendo esta decisión; por ejemplo, la clara advertencia de Barak Obama, fue seguida por concretas acciones de gobiernos europeos que ya han congelado sus contribuciones financieras para la salud y el desarrollo. Un abordaje siempre controvertido porque puede afectar a muchos más, debido al cierre de programas con servicios de salud y medicamentos esenciales; sin embargo, estas sanciones internacionales son habitualmente selectivas y evitan destruir programas de salud y apoyo social vitales para las comunidades.
Enrique Restoy, Asesor en DDHH de la Alianza Internacional afirmó: “esta ley va contra toda evidencia científica y tiene un efecto negativo en la respuesta al SIDA con implicaciones directas en el acceso a servicios de las poblaciones más afectadas. Es una flagrante violación a los Derechos Humanos de los ciudadanos de Uganda y envía un mensaje inaceptable al resto del mundo, en particular a los países que están teniendo un incremento en la violencia homofóbica”.
La sociedad civil de Uganda, que incluye grupos GLBTI locales, ha realizado un llamado de apoyo a la comunidad internacional que incluye la solicitud de las siguientes medidas: criticar públicamente la ley, retirar temporariamente a los embajadores de EEUU, países europeos y de la Unión Europea a las capitales para una consulta estratégica sobre esta ley y anunciar un revisión integral de las ayuda internacional al gobierno de Uganda.
Dios ama a Uganda
Dios ama a Uganda es el título de un multi-premiado documental, dirigido por Roger Ross Williams que se encuentra hoy en exhibición y desnuda el trabajo perversamente sistemático de los grupos fundamentalista evangélicos en este país.
Viendo la película uno puede ver el accionar y entender el rol del Movimiento Evangélico Norteamericano que emplean las misiones humanitarias, que así como construyen escuelas y hospitales, promueven un peligroso fanatismo religioso. Es impactante en este documental una de las últimas entrevistas a David Kato.
La fuerza de choque bíblica en Uganda esta compuesta por: Lou Engle, uno de los líderes más importantes de la derecha cristiana evangélica quién ha centrado su “ministerio” en luchar contra el aborto y la homosexualidad. La Reverenda Jo Anna Watson que trabaja en el país desde 2002 y se encuentra vinculada con la Casa Internacional de la Oración, una de las principales usinas de misioneros y dinero en efectivo originado por medio del diezmo. El Pastor Scott Lively, autor del libro “La esvástica rosa, por qué y cómo vencer al movimiento gay” y que gracias a su fuerte trabajo en Uganda fuera invitado por el parlamento como un informante clave en los testimonios a favor de la ley. Estos puntales del fanatismo religioso tienen su muy efectiva contrapartida en los líderes religiosos, políticos y comunitarios que han hecho posible semejante atrocidad legislativa.
En los hechos de violencia y muerte que ya manchan esta “campaña anti-homosexual” en Uganda y África, es importante saber quienes están por detrás librando esta cruzada. En las crónicas sabremos sobre los victimarios de algunos de los episodios aislados -quizás una horda de personas anónimas. Pero es fundamental conocer a los autores intelectuales de estos crímenes. Esperamos que en un futuro no muy lejano estas personas, “sangrientos defensores de la sexualidad en el contexto africano”, enfrenten la justicia internacional y terrenal por crímenes de lesa humanidad que viene juzgando a los peores dictadores y genocidas que manchan con vergüenza la historia de la humanidad.
Puedes firmar una petición contra la ley en este vínculo.
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