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El impacto del estigma auto-percibido en el acceso a la salud integral

Una colega y amiga Nadine Francis, investigadora y disertante sobre estigma y discriminación, que frecuenta las charlas TED y conferencias, viene por años trabajando para responder cuál es la relación, y el impacto, entre el estigma y el estigma autopercibido en la vida de las personas con VIH; y su relación con el acceso al diagnóstico y tratamiento. En sus conferencias una de las primeras cosas que hace, es preguntarle a la audiencia quiénes en la sala han sentido, al menos una vez en sus vidas que no merecían algo o que no valían lo suficiente para ser merecedores de algo que les era ofrecido. Habitualmente toda la sala levanta la mano. Es inherente a la persona humana pasar por momentos de crisis sobre la autoestima y la autovaloración; en ocasiones algún suceso externo dispara esta sensación, una ruptura amorosa, no haber conseguido un trabajo, un mal examen, desafíos en las finanzas personales, un tema de salud, por mencionar algunas.

Sí lo arriba descripto es lo que le sucede al común de la gente, imaginemos que pasa cuando una persona recibe un diagnóstico positivo de VIH. Momento que se transforma en un chubasco de mensaje, ideas y sentimientos que caen con fuerza sobre ella. Las Personas que vivimos con VIH, en el transcurso de nuestras vidas enfrentaremos situaciones que disparan el estigma autopercibido que minan nuestra autoestima. Generalmente, hay detrás de esto un fenómeno de discriminación, evidente o sutil, que dispara esta sensación. Existe una vulnerabilidad ampliada, tanto de las personas con VIH, como de las poblaciones clave y vulnerables a esta condición para que episodio leves o graves de discriminación desaten un proceso interno, profundo o inconsciente, de cuestionar nuestra valoración y nuestra estima.

Estos procesos tienen un impacto muy dañino en las personas con VIH y las Poblaciones Clave, porque invariablemente resultan en una conducta que puede exponernos o dañarnos, por ejemplo, afectación de la adherencia a los ARVs o a la PrEP, según sea el caso, no concurrir a un centro de salud para diagnosticar y tratar temas de salud relacionados o no con el VIH. Esto explica parcialmente porque en nuestros países hay aún un porcentaje muy alto de personas que desconocen su serología frente al VIH. El diagnostico tardío que tantas vidas cuestan, con el acceso a las pruebas rápidas o autopruebas se reducirá significativamente. Pero hasta tanto no podamos avanzar en resolver el estigma y la discriminación, incluyendo el estigma autopercibido, seguiremos teniendo personas fuera de todos los servicios, aquellas que quedan detrás.

Si accionamos con proyectos y programas que busquen reducir todas las formas de discriminación, en particular en el entorno, la comunidad y los servicios para Poblaciones Clave y Vulnerables, avanzaremos en superar parcialmente estas barreras estructurales. Lo que no es poca cosa. Sin embargo, lograr cambiar los patrones de estigma y en particular el estigma autopercibido, son procesos de la esfera individual, de largo plazo y multifacéticos. En un país que tiene leyes de matrimonio igualitario e identidad de género, veremos en el largo plazo un impacto en el estigma y la discriminación. Si los hechos de homofobia, lesbofobia y transfobia son investigados y reciben un castigo ejemplar, también. Estamos construyendo una narrativa dónde estigmatizar y discriminar tiene consecuencias y están son públicas. Estos son hechos virtuosos operarán en la psicología y la autoestima de las poblaciones “marginadas”.

La realidad es que enfrentamos una ola de proporciones epidémicas de odio que no ayudan. Tenemos gobiernos más conservadores y por creencias o corrupción muy susceptibles a los paquetes antiderechos, generosamente financiados por grupos fanáticos religiosos. Hoy las campañas y acciones estatales y parlamentarias del odio cotizan muy bien.

Más allá del VIH, uno de los catalizadores para que miles de mujeres se expongan a los abortos clandestinos con una alta tasa de morbilidad y mortalidad, es el resultado de los mismos dispositivos que mencionamos arriba, pero con una clara impronta de criminalización. En muchos países incluso la pérdida de un embarazo por causas médicas es penalizada como un aborto clandestino y resulta en la prisión de muchas mujeres. La criminalización de la interrupción de los embarazos es una clara medida de anti-Derechos Sexuales y Reproductivos, como también, de salud pública, que tiene un impacto inmediato en el estigma autopercibido de aquellas mujeres que intentan decidir sobre sus cuerpos. No podemos dejar de relacionarlo con la exposición a la violencia basada de género y los número crecientes de feminicidios. La falta de servicios de protección a las víctimas y las carencias en la condena ejemplar de los victimarios no sólo tiene resultados inmediatos sobre las mujeres, sino de nuevo, envía un mensaje que bombardea la autoestima e impacta en el estigma autopercibido, que, junto con relaciones de poder, físicas y económicas, hacen que muchas mujeres permanezcan en relaciones perversas y de alta exposición a su integridad física.

La violencia basada en el género tiene un impacto directo sobre las mujeres en el acceso a los servicios de Salud Sexual y Derechos Reproductivos, y otros servicios de diagnóstico y tratamiento de otros temas de salud, incluyendo el VIH y las ITS. Las acciones individuales de muy alto valor son puntuales y paliativas, y hasta tanto no obliguemos a nuestros Estados y Gobiernos a tomar medidas ejemplares, que incluye la introducción de legislaciones progresistas y proderechos, como la eliminación de todas las leyes punitivas, no lograremos cambios estructurales.

No podemos subestimar las intersecciones entre el género con la salud, la equidad, la protección proactiva de todas las formas de violencia, los temas de salud, incluyendo el VIH. Como tampoco, la intersección relacionada con la raza, el género, los oficios y trabajos, la económica, las capacidades, la etnia y la lista sigue.

Habitualmente, existe mucha confusión y pobre comprensión sobre el estigma, el estigma autopercibido y la discriminación. Lograr acciones que cambien un patrón pernicioso no es tarea fácil y no se logra con un proyecto o programa que alcanza a un número determinado de la población, un subgrupo de un universo inabarcable. Necesitamos de acciones de alto nivel, que alcancen a los tomadores de decisión en el nivel macro, en los ámbitos ejecutivos (gobierno), legislativo (parlamentarios) y judicial (las leyes, las normas y quiénes las aplican). Hasta tanto no logremos esos cambios profundos las personas con VIH, todas las poblaciones claves y vulnerables, las mujeres y jóvenes mujeres enfrentaran el estigma y la discriminación del afuera y el impacto que este tiene en el autoestima y estigma autopercibido. Las acciones en el ámbito comunitario con pequeñas cohortes de población son necesarias, población por población, por ejemplo, si queremos aumentar la demanda de servicios, pero si queremos un impacto sostenido y de gran escala, la tarea es más compleja. En particular, en tiempos dónde enfrentamos una avanzada de grupos antiderechos bien organizados y financiados.

 

Acerca del autor

Javier Hourcade Bellocq

Editor responsable de Corresponsales Clave y Representante Regional de América Latina y el Caribe | Argentina
Organización:International HIV/AIDS Alliance

Javier Hourcade Bellocq es el Editor Responsable de Corresponsales Clave y trabaja en VIH desde 1987. Fue uno de los fundadores y el primer Secretario Regional de la Red Latinoamericana de Personas Viviendo con VIH (RedLa+). Desde 2003, Javier trabajó para la International HIV/AIDS Alliance (Frontline AIDS), primero como Oficial de Programas Senior a cargo del programa de la Alianza en Ecuador, y desde 2005 como Representante Regional para América Latina y el Caribe. Javier es miembro de la Delegación de las Comunidades de la Junta del Fondo Mundial y fue Miembro de la Junta del Fondo Mundial entre 2006 y 2009. Está basado en Buenos Aires, Argentina.

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