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En busca de equidad de género, sin discriminación

Son muchas las mujeres que hoy 8 de marzo, y todos los días, merecen un homenaje, desde la madre soltera que sale a trabajar de madrugada, desde la egresada universitaria que ansiosa busca oportunidades laborales, hasta cada una de nosotras que hemos tenido que pasar algún trago amargo en una sociedad que aún conserva una fuerte cultura patriarcal.

“Anahí” y “Julia” son dos mujeres bolivianas, de diferente edad y de condiciones socio-económicas distintas, ellas, más allá de tener un diagnóstico positivo son, ante todo, mujeres y tienen un claro mensaje, sí se puede enfrentar situaciones adversas.

Julia está acompañada de su hija de 4 años, una niña inquieta que canta mientras nosotras conversamos. “Cuándo me dijeron que tenía VIH no lloré, porque no sabía qué era, la doctora me avisó y lo primero que pensé fue con qué plata voy a comprar los medicamentos para curarme –comenta- la doctorita ha sido buena conmigo, me explicaba qué me pasaba y lo que tenía que hacer, las enfermeras y otra gente que trabajaban ahí en cambio no eran así; a veces hasta feo me miraban”, cuenta Julia, quien se dedica a la venta de comida en un popular mercado y que a través de esa actividad mantiene a sus tres hijos.

Anahíes una muchacha joven a punto de titularse de una carrera universitaria. “Esto cambió mi vida, en mi círculo social cercano hicieron correr el rumor de mi diagnóstico, me quedé sin trabajo y de ser una persona que empezaba a ser conocida en los medios pase a ser alguien a quien era mejor no tener cerca”, dice. Menciona que el estigma social y la discriminación fue lo más difícil de superar para ella: “tuve que aprender a vivir nuevamente, por suerte conté con el apoyo de mis padres, ya estoy a punto de titularme y luego haré una maestría».

La cara femenina del VIH

El 2007 ONUSIDA reportó por primera vez la disminución de la expansión de la epidemia; sin embargo, también dio a conocer el aumento de la feminización del VIH a nivel mundial; hasta el 2014 en el mundo existían  16 millones de mujeres viviendo con el VIH, lo que representa el 50 por ciento de todas las personas adultas que vivían con el virus.

En 2013, casi el 60 por ciento de todas las nuevas infecciones contraídas por personas jóvenes ocurrieron entre niñas adolescentes y mujeres jóvenes; esto se traduce en casi 1.000 mujeres jóvenes que contraen el VIH cada día.

Según la OMS, el VIH y el sida es la principal causa de muerte entre las mujeres en edad reproductiva a nivel mundial.

Discriminación y violencia, una constante

La feminización del VIH refleja la realidad social de las mujeres a nivel mundial, una población que no recibe información, en su mayoría sumergida en la pobreza, con situaciones de discriminación y exclusión en sociedades fuertemente machistas es el contexto en el que estas mujeres viven a diario; sin embargo llama la atención que los estudios al respecto no sean muchos; poco se ha analizado acerca de los roles de género y la manera en que afectan o marcan la relación de mujeres positivas en su diario vivir y cuales las estrategias que deben seguirse ante esta situación.

Tanto Anahí como Julia sufrieron de violencia física, psicológica y de discriminación, y al igual que  muchas  mujeres en el mundo al enfrentar un diagnóstico positivo fueron abandonadas por sus parejas y tuvieron que hacerle frente a la vida con esa carga social que implica ser una mujer que tiene VIH.

“Cuando te estereotipan por tu belleza y físico y tu aceptas eso, formas parte del círculo de la violencia, sin darte cuenta, todos te quieren porque eres bonita, pero cuándo tienes VIH ya no te quieren, ya no les pareces bonita”, comenta Anahí.

Julia cuenta que vivió violencia física por parte de su esposo por muchos años: “mi marido era violento, mucho me pegaba y yo aguantaba porque mis dos hijos mayores eran pequeñitos todavía, con dos hijos quien me iba a dar trabajo. Cuando le dije que tenía VIH, él me culpó a mí de haber traído eso a la casa, me pegaba constantemente y de pronto un día ya no volvió».

La mayoría de países de América Latina y el Caribe reconoce que la violación de los derechos humanos (DDHH) y las desigualdades de género constituyen importantes barreras para avanzar en la respuesta nacional al VIH, y que esto produce daños severos a las personas que viven con VIH o afectadas por él, al tiempo que crean un ambiente social y de políticas que reduce sus opciones de vida y desarrollo, acceso a servicios y recursos. En muchos países, el contexto social y legal se caracteriza por altos niveles de criminalización de poblaciones específicas de mujeres; estigma, discriminación y violencia; desprotección legal y social, y violaciones sistemáticas de los DDHH de las mujeres con o afectadas por el VIH. La discriminación en los sistemas de justicia, salud, educación, trabajo y protección social, el limitado acceso a la información y los reducidos niveles de participación social de las mujeres que viven con VIH tienden a reproducir la exclusión social a la que éstas se enfrentan y que a su vez se transfiere a sus hijas e hijos. (Derechos Humanos de las Mujeres que viven con VIH en las Américas, 2016).

Equidad de género, un derecho humano

Desde aquel 8 de marzo de 1908 en el que 146 mujeres murieron calcinadas en Nueva York por exigir mejores condiciones laborales, hasta la fecha, algo se ha avanzado en Equidad de Género, pero aún seguimos siendo víctimas de violencia en todas sus formas, aún nuestros cuerpos son objetos, aún nos violan, aún nos matan por ser mujeres, aún tenemos que salir a las calles a marchar y exigir que nos respeten.

Si la mujer tuviera mayor control sobre su cuerpo, pudiera decidir cómo y cuando tener relaciones sexuales y negociar el uso del preservativo, tuviera información adecuada, si pudiera vivir libre de violencia, podría protegerse del VIH.

La violencia de género, el machismo y el VIH nos presentan un desafío: no olvidar los daños que han causado a través de los años y transmitir a las nuevas generaciones que no debemos ignorarlos, sino trabajar contra ellos para evitar que se propaguen.

Este Día Internacional de la Mujer no es un día de celebración, es un día de homenaje a todas aquellas mujeres que luchan a diario contra el estigma, la discriminacion, la violencia de género, la feminización del VIH, es un día para plantearnos que podemos y debemos ser mas humanos y hacer de la equidad de género no una meta a cumplir a largo plazo sino un compromiso inmediato a ser incorporada en nuestro diario vivir desde ahora.

País: Bolivia

Acerca del autor

Marlene Caero

Comunicación Social | Bolivia

Soy de Bolivia; estudie Comunicación Social, trabajo y aprendo de: la Comunicación para el Desarrollo, Género, Salud, VIH, Periodismo escrito y el audiovisual.

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