En el satélite «30 años de la epidemia desde la vista de las mujeres», Jessica Whitread explicó que al no poder visibilizarse como mujeres viviendo con VIH debido al alto nivel de estigma y discriminación, las mujeres encuentran mayores dificultades a la hora de buscar trabajo en ámbitos no relacionados con el VIH/SIDA.

Se refirió también a que siempre existe dinero para otras cosas que no tienen que ver con el trabajo en la respuesta al VIH como la guerra, proyectos de ingeniería y construcción. Sostuvo que se debe trabajar en la búsqueda de estos fondos, más aún cuando estamos en una situación de crisis económica mundial y cuando ICW no cuenta con las posibilidades de financiación.
El equipo de Corresponsales le preguntó ¿cuál es la estrategia para que esto se vuelva realidad?, a lo que ella respondió que «se debe trabajar en comunidad, conectando de manera directa al VIH con otras problemáticas como la violencia y la pobreza para la articulación de procesos, generando la visibilización de nuevas líderes mujeres para que puedan entablar un diálogo directo pero con ideas innovadoras de activismo».
Patricia Pérez, Presidenta de ICW Global, agregó que la organización cuenta actualmente con dos estrategias: la campaña «+Paz –Sida» que busca ampliar la respuesta al SIDA y trabajar con nuevos actores, y la de Responsabilidad Social Empresarial, que tiene como objetivo terminar con el estigma y la discriminación laboral de las personas que viven con VIH, generando ambientes de trabajo amigables y favoreciendo la capacitación.

Arely Cano Mesa de Nicaragua afirmó que «en América Latina no existe acceso universal a la salud integral; las mujeres son atendidas como personas que viven con VIH sin tener en cuenta sus necesidades específicas como mujeres». Denunció que el Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria siempre dirige sus fondos a las poblaciones de hombres que tienen sexo con hombres, trans y trabajadoras sexuales, sin tener en cuenta las necesidades de las mujeres: “no somos prioridad para el Fondo Mundial, sin decir que otros no lo sean, pero debe existir equidad”, expresó.
La sesión tuvo un giro sentimental con la aparición de Keren Dunaway de Honduras, quien con 16 años de edad retomó el activismo en VIH/SIDA luego de cuatro años de inactividad. Relató que fue diagnosticada positiva a los 8 años, su padre vivía con VIH y murió a causa del cáncer y su adolescencia estuvo marcada por la aparición en medios de comunicación y eventos. Contó que después de participar en la apertura de la Conferencia Internacional de SIDA 2008 en México decidió retirarse del activismo porque quería vivir una «vida normal»: “no quiero más cámaras en mi colegio, no quiero salir más en televisión, no quiero falsos amigos”, fueron las palabras que afirmaron su posición a los 12 años.
Por último, Cano recordó que en la Conferencia Internacional de SIDA 2010 enViena se exigió a los gobiernos que invirtieran más en salud y menos en armas. Hoy, no solo invierten en guerras sino también en política.
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