La comunidad trans está luchando: la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) creó una unidad especial para tratar la problemática de violaciones a los derechos humanos de las comunidades de lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT) en Latinoamérica y el Caribe. Mientras tanto, en Argentina, continúan las acciones para que se sancione una ley que les dé un derecho que todavía no tienen: el derecho a la identidad; ley que en muchos países de Latinoamérica todavía ni siquiera es una posibilidad. Y para seguir con la lista, en pocos días, cuando se celebre el Día Internacional de los Derechos Humanos, la comunidad trans exigirá que la Organización Mundial de la Salud quite de su manual a la disforia de género. No, la transexualidad no es una enfermedad.
Violencia, transfobia, crímenes de odio, impunidad, estigma, discriminación. Marcela Romero – Coordinadora Regional de la REDLACTRANS– repite estas palabras constantemente a lo largo de la entrevista. Es que son parte de su cotidianidad. Pero hay otras que se repiten aún más: lucha, empoderamiento, organización, incidencia política. Y son las que están empezando a dar los primeros resultados.
Un freno a la impunidad en Latinoamérica y el Caribe
Marcela Romero y Johana Ramírez, representantes de la REDLACTRANS, viajaron a Washington para exponer en la 143º Sesión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) las violaciones a los derechos humanos que sufre la comunidad trans. “Expusimos que necesitamos que los comisionados vengan a los países, para que no quede todo en una reunión y en un informe. Necesitamos que nos visiten, tener reuniones, mostrar cómo en muchos de los países de Latinoamérica los Estados no respetan los acuerdos internacionales en los temas de violaciones a los derechos humanos de la comunidad LGBT. La violencia en algunos países de Latinoamérica es muy fuerte y los casos de crímenes de odio por homofobia, transfobia y lesbofobia quedan impunes totalmente”, explica Marcela. ¿Cuál fue el resultado de esta exigencia? La comisión tomó como prioridad la temática trans en Latinoamérica y el Caribe y, después de esa reunión, se creó una unidad especial para poder trabajar sobre los aspectos vinculados a la violencia de género.
La lucha de REDLACTRANS comenzó, primero, de forma local, es decir, denunciando en cada país las violaciones a los derechos humanos. “Hicimos una incidencia política local en cada país pero se agotó. Vimos que no nos daban oportunidades, que no nos daban derecho. Entonces lo que hicimos fue dar el otro paso: nos tenían que escuchar. Y esto es lo que pasó en la sesión: fuimos mujeres trans las que hablamos y las que estuvimos reclamando por nuestros propios derechos humanos”, sostiene Marcela.
De todos modos el camino no es fácil, porque a la violencia, el estigma y la discriminación, se suman las amenazas: “Tenemos compañeras que son amenazadas, perseguidas, por eso nos estamos fortaleciendo y empoderando, para resguardar nuestras vidas, para llegar al sistema interamericano, denunciar y saber que contamos con protección, porque también existe apoyo de la Comisión para proteger activistas”. Hay ejemplos concretos: en las sedes de Guatemala y Buenos Aires, hubo entradas forzadas a las oficinas, destrozos y robos. “Nosotras pensamos que todo esto viene de los sectores a los cuales denunciamos, que es la policía. Porque si entran, rompen todo y se llevan solamente la computadora, es porque vienen a buscar información. Además es intimidante, es decirnos: córtenla, porque las próximas pueden ser ustedes. Y lo peor es que una tiene que ir a denunciar al mismo lugar de donde sospecha que vienen las amenazas”, lamenta Marcela. Por eso los siguientes pasos fueron más allá: la REDLACTRANS está trabajando junto con la Alianza Internacional para elaborar informes que traten todos los aspectos vinculados a las violaciones de derechos humanos de la población trans: en cuanto a salud, educación, trabajo y acceso a la justicia. Porque lo que falta es documentación.
“No queremos vivir más en la exclusión”
El otro paso que la comunidad trans busca dar es la sanción de la Ley de Identidad de Género en Argentina, que ingresa hoy para ser tratada en el recinto de Diputados. “Lo que nosotras decimos es que todavía no conocimos la democracia, la igualdad. Queremos que se nos respete como ciudadanas y que se respete nuestra identidad de género. La ley nos va a dar vida y dignidad, sabemos que la expectativa de vida de las compañeras en Argentina es de 30 a 35 años. Y desde la adolescencia y la niñez sufrimos por la violencia que viene por parte de nuestras familias, del Estado y de los Gobiernos”, cuenta Marcela.
¿Cómo se combate la discriminación? ¿Cómo se combate la transfobia? La respuesta de la REDLACTRANS es contundente: “Dando igualdad de derechos”. Es que no se trata de exigir derechos especiales, se trata de garantizar el acceso a la educación, a la salud, al trabajo y a la justicia. Marcela Romero reflexiona: “Ahora la transexualidad es considerada una enfermedad, y la transexualidad no es una enfermedad, es una elección. Es como una se construye, como una quiere vivir. Es decidir sobre tu cuerpo. Si me quiero operar, me opero. Me construyo con una identidad y un nombre, que es la identidad que elegí. Pero a la vez hay leyes que no me dejan avanzar. No queremos vivir más en la exclusión, no queremos vivir más por debajo de la línea de pobreza. Porque esa situación en la que nosotras nos encontramos es por todas estas leyes: por la disforia de género, por la persecución policial. Hay un Estado cómplice de que una comunidad llegue a esta situación”.
¿Y qué pasa cuando las leyes, en lugar de garantizar igualdad, obstaculizan? Otra respuesta contundente: “Todo lo tenemos que hacer en forma clandestina: tomar hormonas, automedicarnos, ir a operarnos a otro país, inyectarnos siliconas y después infectarnos. Una persona que no tiene una identidad, no existe. Y nosotras no existimos”, denuncia Marcela.
Los interrogantes son infinitos. ¿De quién es la responsabilidad de que una comunidad esté excluida del sistema educativo, laboral y judicial? ¿Quiénes son los responsables de que deban exigir -algunas hasta con su propia vida- acceder a los mismos derechos que el resto? ¿Y quién es responsable de que la esperanza de vida de esta comunidad no supere los 35 años? Los niveles de responsabilidad son diferentes, pero [email protected] podemos empezar por algo. Y si quienes luchan por esta igualdad no son sólo las trans, sino [email protected] [email protected], las voces que piden un cambio van a ser más difíciles de ignorar. Yo apoyo la ley de Identidad de Género. ¿Y vos?
A pocas horas de publicar este artículo, la Cámara de Diputados de la Argentina otorgó media sanción al proyecto de Ley de Identidad de Género (ver artículo).
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