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La ciencia se mueve al ritmo de la voluntad política: Reunión de Alto Nivel sobre sida

Ayer, 8 de junio de 2021, se inició la Reunión de Alto Nivel sobre sida. La sesión plenaria inició abordando la respuesta al VIH y sida con una mirada de igualdad. Emisarias (os) de diferentes países expresaron su punto de vista sobre la temática y aprobaron una nueva Declaración Política. Así mismo, se reflejó la necesidad de pensar el tema de la propiedad intelectual para terminar con la epidemia de VIH al  2030.

La Reunión, que se extenderá hasta el 10 de junio, examinará los avances logrados en la reducción del impacto del sida desde la última Reunión de Alto Nivel sobre VIH y sida de la Asamblea de las Naciones Unidas en 2016.

A modo de resumen de la primera plenaria, se puede decir que transcurrió con las palabras de apertura de las oradoras (es) que fueron contundentes con las necesidades que se tienen en la actualidad para aminorar las brechas y la desigualdad.

La mesa de apertura estuvo compuesta por Volkan Bozkir, presidente de la 75a Sesión de la Asamblea General de la ONU, Amina J. Mohammed, secretaria-General Adjunta de las Naciones Unidas,  Winnie Byanyima, directora ejecutiva del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH/SIDA (ONUSIDA), Yana Panfilova, miembro de la Red Global de Personas que viven con VIH (GNP+) y Charlize Theron, personalidad eminente comprometida con la respuesta al VIH/SIDA, mensajera de la paz de las Naciones Unidas, actriz y productora.

Amina J. Mohammed, vice-Secretaria de las Naciones Unidas.

En los discursos de Bozkir y Mohammed se abordaron temas amplios, necesarios, que están dentro de la Declaración Política, como la urgencia de mayor financiamiento para afrontar mejor las pandemias y las emergencias humanitarias; la necesidad de acabar con la pobreza y la desigualdad con enfoque de género que pueda visibilizar las necesidades específicas de niñas y mujeres. Así mismo, se reconoce que durante el desarrollo de la pandemia por COVID-19 el miedo, el estigma y la discriminación se apoderaron del mundo y que fueron las campañas de la sociedad civil las que salvaron más vidas.

Enfocando a los y las adolescentes, se plantearon algunos desafíos para las personas que nacen con VIH como la posibilidad de que estén informados sobre sus tratamiento antirretroviral (ARV)  y sean considerados como sujetos de derechos. De este tema habló Panfilova visibilizando la necesidad de afianzar grupos de apoyo de pares para jóvenes con VIH, el acceso a servicios de salud amigables, apoyo psicológico y la educación sexual en todas las etapas escolares.

Por su parte Byanyima, en el mismo hilo que el resto de los ponentes, comentó que las  desigualdades matan, socavando lentamente la vida de las personas por lo que es necesario la voluntad política. Para ella, el tema del acceso a las tecnologías médicas es fundamental. En sus palabras: “quedó claro en el contexto de esta pandemia por COVID-19 que la ciencia se mueve al ritmo de la voluntad política”. En este sentido, dejó ver que los bienes sanitarios deben ser públicos y que en la medida de que sean accesibles para todos, se reducirán las desigualdades; y que tanto los antirretrovirales (ARV) como todas las medicinas y tecnologías médicas que se fabriquen deben ser accesibles a diferentes productores para que sean cercanas para todas las personas. “Necesitamos financiación, pero también tenemos reformar las normas de propiedad intelectual que nos fallan y apoyar la producción a nivel mundial para que el acceso a la ciencia que salva vidas no dependa del pasaporte que uno tenga”, dijo.

Este contundente discurso moviliza temas primordiales para los países de rentas bajas y medias, ya que las barreras impuestas por la concepción actual de la propiedad intelectual en la corporación farmacéutica limitan las capacidades de los gobiernos de los países en desarrollo para mantener el nivel de acceso a los medicamentos necesario para garantizar el derecho a la salud de las personas. Estos desafíos del acceso a las posibilidades menos restrictivas a las patentes, por ejemplo, permitiría a los estados cumplir su obligación de proteger, promover y satisfacer el derecho a la salud de sus nacionales a través del acceso a los medicamentos en forma equitativa.

Winnie Byanyima, directora ejecutiva de ONUSIDA.

Un ejemplo de la potencia de esta propuesta es la historia del acceso a los ARV, que aparecieron hacia fines de la década de los 90 ofreciendo una esperanza de vida a las personas que vivían con VIH. Sin embargo, estos medicamentos tenían un costo de 10.000 dólares por paciente por año aproximadamente. Gracias a batallas protagonizadas por  la sociedad civil internacional y en particular de Sudáfrica e India en los primeros años de los 2000 se amplió el acceso a la población, salvando millones de vida y disminuyendo los costos de manera importante.

Esto quiere decir que es posible. Las organizaciones de la sociedad civil y los activistas están dispuestas a dar la batalla, pero se requiere voluntad política y compromiso de la comunidad científica y de los gobiernos para que los estragos de esta epidemia que lleva 40 se conviertan en historia.

País: Internacional

Acerca del autor

Constanza Armas

Psicóloga | Argentina
Organización:

Soy venezolana, migrante, feminista. Creo que la participación en los temas públicos de la sociedad civil organizada son la clave para una democracia verdadera. Creo en la libertad, por eso soy activista por los derechos humanos. Creo que todxs merecemos ser nombradxs, por eso intento tener mirada de género. Soy una indignada por los crímenes de lesa humanidad que ocurren desde hace años en Venezuela. Desde estos lugares escribo.

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