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Matrimonio igualitario en Ecuador: «no es una carrera de velocidad, esta es una carrera de resistencia»

Por Leane Winslet. Pamela Troya, activista lesbiana, habló desde Quito sobre la iniciativa del “Matrimonio Civil Igualitario”, cómo está viviendo la comunidad de la diversidad sexual este momento histórico y cuáles son los retos que tienen que superar.

Por Leane Winslet.

En los últimos meses se ha visto como el movimiento LGBTI en Ecuador se está movilizando en diversos medios para que se reconozca el Matrimonio Civil Igualitario.

También se han escuchado las duras declaraciones al respecto por parte de presidente Rafael Carrea, quien  argumenta que “Ecuador tiene temas más urgentes por resolver, para tratar que meternos a discutir esas cuestiones donde hay mucha polémica, mucho debate”.

Pamela Troya, activista feminista LGBTI, coordinadora del Colectivo Igualdad de Derechos ¡Ya! y vocera de la RED LGBTI Ecuador DIVERSIDAD, que impulsa la Iniciativa de Matrimonio Civil Igualitario en Ecuador, compartió con Corresponsales Clave la situación que viven y cuáles serían las reacciones si en Ecuador se realiza una consulta popular sobre este derecho.

CC: ¿Por qué buscar un camino al matrimonio civil igualitario?

PT: En realidad el matrimonio civil igualitario “es el pretexto”, lo que estamos buscando es la igualdad ante la ley, es decir que todas las personas puedan acceder a los mismo derechos, sin que exista un impedimento o una argumentación de fondo llena de “homolesbotransfobia”.

La idea principal es trasgredir la noción de matrimonio, (…) en el sentido de que ha evolucionado, como ha evolucionado la sociedad. Y que en ese sentido se está convirtiendo, hoy por hoy, en otro derecho, ya que debemos tener la libertad de escoger el estado civil que queramos, con todo el reconocimiento social y legal que esto implique.

No buscamos reivindicar la figura del matrimonio, lo que estamos luchando es que todas las personas, independientemente de su orientación sexual o identidad, puedan acceder a los mismo derechos y las misma instituciones. «Los mismos derechos, con los mismo nombres”, no queremos una figura alternativa, sino que se llame igual, como se llama para cualquier otra persona: “matrimonio”.

CC: ¿Qué sucede con las uniones de hecho?

PT: En realidad es un trámite bastante engorroso y no todas las notarías públicas en Ecuador están dispuestas a realizarlo. Una de nuestras abogadas y activista, quien vive en Guayaquil, tomó el caso de una pareja que quería realizar su unión de hecho y constató que de 30 notarías que visitó solo cuatro estaban dispuestas a hacer este trámite, las demás desconocían la aplicación de la Constitución o simplemente no querían realizarla. Esto es una traba para poder acceder a la unión de hecho, además de que, para realizarla, la pareja debe tener un mínimo de dos años de convivencia.

Otro tema importante de resaltar es el hecho de que las instituciones públicas no brindan a una pareja homosexual en unión de hecho los mismos beneficios ni reconocen los mismos derechos que a una pareja en matrimonio, como el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social- IESS. Para acceder a la prestación de salud o a un crédito hipotecario se debe pasar por trámites burocráticos que duran meses.

Cabe recalcar que los grupos fundamentalistas y los que están en contra de nuestros derechos señalan que para qué queremos matrimonio si con la unión de hecho ya tenemos, según la Constitución del Ecuador, los mismos derechos que el matrimonio.

Pero, ¿Por qué solo las parejas heterosexuales pueden acceder al matrimonio y nosotros/as no? ¿Es acaso que nuestro compromiso de amor no es tan “legítimo” como el de los heterosexuales? En el trasfondo de todo esto hay discriminación y homofobia. No hay otra razón para sostener y argumentar que se llame de forma diferente.

CC: Sabemos que el registro civil de Quito, por medio de un comunicado, les aclaró firmemente quiénes puedes casarse en Ecuador.

PT: El gran cuestionamiento de todos los que están en contra del matrimonio civil igualitario, es por qué luchamos por algo «innecesario» cuando la Constitución de Ecuador reconoce las uniones de hecho y manifiesta que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer.

El Registro Civil y muchas instituciones se olvidan de otros artículos de la Constitución que garantizan la igualdad y la no discriminación para todas las personas. El  Art. 3.1 de la Constitución establece.- «Son deberes primordiales del Estado: Garantizar sin discriminación alguna el efectivo goce de los derechos establecidos en la Constitución y en los instrumentos internacionales, en particular la educación, la salud, la alimentación, la seguridad social y el agua para sus habitantes». El Art. 11.2 establece que: «Todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades. Nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento (…), identidad de género (…), orientación sexual…»

Ante nuestra solicitud de turno para casarnos, el Registro Civil nos respondió con un comunicado donde prácticamente dice que hemos cumplido con todos los requisitos, excepto uno que es el cumplimiento del Art. 67 de la Constitución: «El matrimonio es la unión entre hombre y mujer». Con esto, el Registro Civil nos está diciendo que una de las dos debe ser hombre o que cada una por separado debe ir a conseguir un hombre para regresar a casarse como lo manda la Constitución en ese artículo. ¡¿Qué parte de que somos lesbianas no se entiende?!

Con esta respuesta además de los artículos 3.1 y 11.2 que mencioné, el Registro Civil está vulnerando el Art. 66.9 que manifiesta el derecho de todas las personas a tomar decisiones libres, informadas, voluntarias y responsables sobre su sexualidad, y su vida y orientación sexual.

A partir de este comunicado de respuesta del Registro Civil, emprendimos una acción de protección ante la Función Judicial del Ecuador,  la cual fue inadmitida por la Jueza de turno, Gloria Pillajo Valladares, quien no encontró que mi pareja y yo hayamos sido vulneradas en ningún derecho constitucional, lo que evidencia la ignorancia y el prejuicio que impera en gran parte de los operadores de justicia del Ecuador. Frente a eso presentamos la apelación correspondiente, la cual ha sido concedida y, actualmente, estamos esperando que la Corte Provincial se pronuncie al respecto.

Tomaremos todas las medidas y acciones necesarias para que se reconozcan nuestros derechos. Lo que buscamos es que nuestra causa llegue a  la Corte Constitucional del Ecuador, y que ésta, sin sesgos políticos partidistas de ninguna clase, cumpla con su trabajo de interpretar el Art 67 de la Constitución de forma sistémica e integral, bajo el espíritu garantista de derechos que profesa toda la Constitución.

Si no se toman las acciones esperadas, acudiremos a las instancias internacionales. Ésta es una lucha legítima. En lo personal me gustan los retos, y hay que evidenciar estas contradicciones aberrantes que sí existen y que vulneran nuestros derechos humanos.

CC: ¿Cómo ve Pamela Troya las declaraciones del presidente Rafael Correa respecto del Matrimonio Civil Igualitario?

PT: Le habíamos apostado a la revolución ciudadana del Gobierno de este país; ahora  vemos con indignación cómo en la práctica se está vulnerando una constitución rica en garantías de derechos. El tema de los derechos no está divorciado de las políticas que puede generar un país.

Rafael Correa, Presidente de Ecuador

Esperamos que el presidente Correa evolucione en su forma de pensar, como lo han hecho otras personalidades de gran influencia en otros países vecinos y alrededor del mundo.

Esta lucha trasciende este gobierno, esta lucha no es contra o a favor de Correa, esta lucha es independiente, está a favor de la igualdad ante la ley. Seguiremos en pie y de frente, con la dignidad en alto.

CC: ¿Sería efectiva una consulta popular para legalizar el Matrimonio Civil Igualitario?

PT: Sostengo algo y lo repetiré siempre: los derechos humanos no se consultan. No se puede gobernar en base a prejuicios y dogmas, hay que trascender. La democracia no es la mayoría encima de la minoría; una verdadera democracia es que todos tengamos el acceso igualitario a los mismos derechos. Confiamos que el presidente Correa no vuelva a plantear la posibilidad de una consulta popular para reconocer el matrimonio civil igualitario, pero si lo hace, lo criticaremos fuertemente.

No se pude pedir a una sociedad mayoritariamente machista que no está sensibilizada y que no ha tenido un proceso de concienciación sobre derechos y las realidades LGBTI, que vote sobre si tenemos derechos o no. Si pasa esto, Ecuador sería una vergüenza a nivel internacional.

CC: ¿Sabemos que ha recibido reacciones de grupos fundamentalistas?

PT: Sí, hemos recibido agresiones de “troles twitteros”, personas que abren cuentas de Twitter para discriminarnos e insultarnos, que utilizan este medio para hacer visible su odio hacia la comunidad LGBTI.

Hemos recibido mensajes diciendo que “por no tener un buen macho somos así”, que “damos asco”, que “nos vamos a ir al infierno”, que “Dios nos aborrece”, etc. Creo firmemente que si existiera Dios, no sería un problema para él que dos mujeres se amen y que luchen por sus derechos.

Lo que hemos visto durante todo este tiempo es una incidencia en contra de los derechos a los LGBTI por parte de grupos fundamentalistas llamados «Pro-Vida»,  «Pro-Familia», etc., quienes se han juntado en un movimiento denominado «14 millones»; este movimiento  argumenta que los 14 millones de ecuatorianos están a favor de la familia tradicional.

Por el otro lado, hemos tenido un gran apoyo por partes de personas heterosexuales, quienes están a favor del matrimonio civil igualitario. El tema de derechos es un hecho que transciende la orientación sexual. Como lo hemos dicho esta no es una lucha de “maricones y tortilleras”, como expresan algunos grupos en contra, sostenemos firmemente que esta es una lucha de todas las personas que sueñan con una sociedad justa e igualitaria. Es gratificante saber que el mensaje está llegando claramente a muchas personas.

CC: ¿Cuáles serían los avances a largo plazo si el matrimonio es reconocido?

PT: Estamos generando un debate a nivel nacional. Hasta ahora ha sido muy interesante el proceso. Ésta es una lucha legítima, es una lucha por amor, por dignidad humana y por la igualdad ante ley. Lo único que queremos es que el Estado Ecuatoriano reconozca nuestros derechos, así como nos obliga a cumplir con las obligaciones como ciudadanos y ciudadanas. No queremos una relación unilateral, más bien queremos una relación bilateral Estado-ciudadanía, donde, por un lado, cumplamos nuestras obligaciones, como efectivamente lo hacemos y, por otro, el Estado garantice el pleno ejercicio de nuestros derechos. Esto es lo que esperamos a futuro que se logre, no importa cuánto tiempo nos tome; ésta no es una carrera de velocidad, sino de resistencia y tenemos todo el tiempo del mundo.

Estoy segura que tendremos el “Matrimonio Civil Igualitario en Ecuador”; estamos del lado de los avances y por la construcción de una sociedad equitativa y más justa. Seguiremos en esta lucha que permita mejorar nuestras condiciones de vida.

CC: ¿Cuál es el mensaje de Pamela Troya para la región?

PT: Toda las grandes y maravillosas luchas empiezan con un sueño. Les juro que no me quiero ir de esta vida si no he logrado un cambio, aunque sea pequeño, que permita mejorar nuestra condición de vida.

Posiblemente me tome toda mi vida, espero que no sea así, pero estoy dispuesta a que mi vida se invierta en esta lucha maravillosa. Y si esto se logra a los ochenta años, pues a los ochenta años, sin dientes y viejita, iré con mi pareja al Registro Civil para casarme. Tengo todo el amor y toda la dignidad para continuar con esta lucha.

Soy ser humano, mujer y lesbiana, y me siento muy orgullosa de serlo. La sociedad Ecuatoriana debe ser más respetuosa y más incluyente.

Agradecemos a Pamela Troya por su disposición a esta entrevista.

País: Ecuador

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Corresponsales Clave

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  • Porque una sociedad más incluyente y equitativa es tarea de todos y todas, sumemonos a esta iniciativa que reinvindica el amor y la dignidad. Adelante ECUADOR, LATINOAMERICA y EL MUNDO