A nivel mundial 2,8 millones de niños y adolescentes viven con el VIH y enfrentan importantes obstáculos. Para prevenir nuevas infecciones por el VIH en este grupo etario y aumentar el número de jóvenes que conocen su estado, se están utilizando enfoques innovadores, incluidas las redes sociales y las aplicaciones móviles, que pretenden ampliar el acceso a la prevención combinada, incluyendo la PrEP y el testeo.

El objetivo de una de las últimas sesiones de la Conferencia de la IAS, “PrEP, prevención y testeo: incrementando el acceso de las poblaciones clave jóvenes a los servicios de prevención y testeo”, fue compartir ejemplos de mejores prácticas de programas de prevención y pruebas orientados a la población clave para jóvenes, sensibilizar a los proveedores de servicios a las necesidades específicas de la población clave joven. Ahí se dieron a conocer experiencias para el acceso a pruebas de VIH e implementación de PrEP para jóvenes que ayudaron a comprender los desafíos, las complejidades y factores habilitantes para el éxito de la prevención.
Rachel Baggaley de la Organización Mundial para la Salud, en su intervención, evidenció la alta prevalencia e incidencia entre HSH, pero la baja aceptación de las pruebas convencionales y las dificultades para mantenerse en PrEP.
Cabe mencionar que se mostró la importancia de centrarse en jóvenes de las poblaciones claves y proponer enfoques innovadores para alcanzar y retener a esta población, como el autotesteo, que tiene mucha aceptación por los más jóvenes, quienes, además, lo aplican mejor.
La experiencia tailandesa presentada por Wipaporn Natalie Songtaweesin, del Centro de Excelenca para Enfermedades infecciosas pediátricas de la Universidad de Chulalongkorn, coincidía con lo anterior; según sus datos, solo el 7% de los jóvenes HSH y el 9% de las mujeres transgénero acceden a programas de PrEP y la adherencia disminuye conforme pasan las semanas.
Los adolescentes y jóvenes de las poblaciones clave enfrentan grandes desafíos, incluida la retención en la atención, la pobreza y el sexo transaccional y poco acercamiento a servicios de salud. Por ello, es clave innovar en las estrategias para acercar los servicios a estas poblaciones: utilizar programas de pares, que se acerquen a las poblaciones en sus propios lenguales; abordar a las personas como un todo, y no solamente por el riesgo de la infección, incluyendo la salud mental y las relaciones en su entorno cercano; hacer los servicios divertidos para que las y los jóvenes se acerquen a ellos con más ganas y usar la tecnología.
Las metas para terminar con la epidemia no podrán ser alcanzadas si no se trabaja con y para las y los jóvenes, quienes deben recibir mayor atención y recursos desde el diseño de programas dirigidos a dicha población.
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