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PrEP en México: apuntes sobre una estrategia para la prevención del VIH

La profilaxis pre exposición (PrEP) es una de las apuestas más novedosas en la respuesta al virus de inmunodeficiencia humana (VIH) ya que su efectividad alcanza más del 90%. Se promueve como la gran alternativa para algunos, y para otros es el principio del libertinaje que abre las puertas a otras infecciones de transmisión sexual (ITS) y, en planos más inconscientes, al placer de una sexualidad prohibida.

La profilaxis pre exposición (PrEP) es una estrategia más para prevenir el VIH que, como ya hemos comunicado en artículos anteriores, consiste en que personas sin VIH tomen diariamente una pastilla de tenofovir + emtricitabina, lo que previene la infección con una efectividad de más del 90%. Esta estrategia, por más sencilla que parezca, tiene diversas aristas para ser analizada, por lo que debemos estar alertas ante cualquier visión reduccionista.

En México, la PrEP ha causado revuelo.

En México, la PrEP ha causado revuelo. Algunas críticas tienen bases en los posibles efectos secundarios y la exposición a otras ITS, que podría representar el agente uniformado de la policía médica. En lo colectivo ha (re)surgido la policía sexual-moral que defiende las buenas costumbres y califica de “puta” (como si el trabajo sexual fuera indigno) a toda persona que la use, ya que se hace la suposición de que estas personas han dejado de usar condón. En lo individual, para algunas personas con VIH ha sido una escapatoria al estigma asociado a la infección, ya que les resulta más liberador decir que toman la PrEP, a declarar que toman tratamiento antirretroviral para controlar la infección. Quienes efectivamente toman la PrEP, por un lado experimentan el señalamiento o el rechazo de sus pares por la toma del medicamento y, por otro, viven algunos procesos más cercanos a las personas que viven con VIH, como las citas y estudios mensuales, sin tener la infección. Estos son algunos ejemplos de lo que representaría la frase coloquial “levantaron la piedra y salieron un chingo de arañas”.

Quisiera desarrollar algunas ideas sobre los temas planteados, anticipo que podrían ser posiciones ambiguas, ya que no quisiera inclinarme a la bitonalidad blanco-negro, sino quisiera mantener una postura de ir y venir en la escala de grises.

La ciencia detrás de la PrEP

En cuanto al tema biomédico, es importante tomar en cuenta que los efectos secundarios de la PrEP que se han registrado comúnmente son náuseas, dolores de cabeza y pérdida de peso en el primer mes. Los más severos, aunque poco frecuentes, son daño renal, hepático u óseo. En cuanto al tema de las ITS, en Estados Unidos de América fue realizado un estudio en el cual se reporta la no vinculación del aumento de las ITS con el uso de la PrEP (ellos tienen implementada la estrategia desde hace algunos años), sino que este podría deberse al contexto cultural relacionado a la apertura sexual y la facilidad con la que hoy pueden concretarse los encuentros sexuales a través de aplicaciones. En contrapeso a los riesgos, además de su protección contra el VIH, en la intervención existe -por protocolo- un monitoreo constante: las personas se realizan pruebas para detectar el VIH y otras ITS con regularidad, lo que implica una alta posibilidad de detección oportuna que facilitaría el acceso al tratamiento oportuno para cualquier ITS.

 

PrEP y uso del condón

No todas las personas que usan(mos) PrEP dejan de utilizar el condón. Es importante diferenciar entre el uso consistente, uso inconsistente y el no uso de condón, y es para las últimas dos categorías la recomendación del uso de la PrEP. El uso inconsistente del condón es debido a que las personas no lo utilizan en todas sus relaciones sexuales, como ejemplos de esta categoría es cuando algunas personas consumen alcohol o drogas, tienen relaciones sexuales con alguien “de confianza”, cuando no hay disponibilidad de condones al momento de la relación, etc. Lo anterior no implica que la inconsistencia sea una regla, contrario a la categoría de no uso de condón, en la que está incluido el bareback (atracción por tener prácticas sexuales sin condón). Esta última categoría puede involucrar la decisión en la que, por ningún motivo, y en ningún contacto sexual, se utilizará alguna barrera para evitar la infección (cuando se esté expuesto).

Sobre este tema, es importante mencionar que el uso del condón en México por parte de hombres gay y bisexuales se ha registrado entre un 6070%, lo que implica que para un 30-40% de estas poblaciones, la estrategia de la promoción del uso de condón no ha sido efectiva y por defecto, no tienen otras formas altamente efectivas para evitar la infección. ¿No les preocupa entonces que la PrEP tenga retraso en implementarse oficialmente en México?

Estigma en tiempos de PrEP

La estigmatización a personas con VIH ha sido nuevamente evidenciada ante un sinfín de perfiles en las aplicaciones de ligue gay, en el que, paradójicamente, los hombres con VIH se suelen identificar como usuarios de la PrEP. Esto podría indicar (una tarea pendiente para investigar y confirmar), que en la actualidad las personas con VIH intercambian el estigma de tener un diagnóstico de VIH por el de usar la PrEP.  Al parecer este intercambio resulta en una forma más sutil de vivir, con estigma aún, pero menos común.

El vivir la infección sin tenerla es un “hermoso” ejemplo del sometimiento de los individuos al control médico (orden médico) como medida precautoria a la infección. Esto debería de llevar a cuestionarnos por qué la medicalización es la apuesta principal a la prevención del VIH. Su efectividad e inmediatez son características invaluables, pero su alcance tan reducido, actuando sólo en el nivel individual, es una de sus grandes debilidades.

Es curioso que se estén abandonando los esfuerzos por eliminar la homofobia, la serofobia; la inclusión de la educación sexual a tempranas edades, entre otros puntos estructurales y culturales que inciden en la prevención de la infección a nivel colectivo y a largo plazo, para privilegiar a las intervenciones biomédicas.

Así de complejo es el tema de la PrEP, es un ir y venir en el que nada es totalmente bueno o malo. Pocos son los espacios en los que se discuten abiertamente los pros, contras y puntos intermedios del tema. Habrá entonces que buscarlos, crearlos o transformarlos.

Como tarea pendiente a estos apuntes, tendríamos que sumar los temas financieros, la sostenibilidad a largo plazo de esta estrategia y su contraparte, el aseguramiento del derecho a la salud de las personas con mayor exposición a la infección, tema que no debería estar sujeto a presupuestos. Nos queda un camino largo por recorrer, por lo que concluyo este texto diciendo “PrEP sí, pero no como única respuesta a la infección por el VIH”.

Acerca del autor

Juan Carlos Mendoza Pérez

Doctor en Ciencias en Salud Colectiva | México
Organización: Sistema Nacional de Promoción y Capacitación en Salud Sexual, A. C (SISEX A.C.)

Biólogo, Maestro en Ciencias de la Salud con área de concentración en Epidemiología y Doctor en Ciencias en Salud Colectiva . Diplomado en VIH, Ciencias de la Educación, Jóvenes, Sexualidad y Derechos, Derecho a la No Discriminación y Diversidad Sexual. Activista social en materia de VIH, diversidad sexual y derechos humanos. Actualmente es secretario del SISEX A.C. Con relación al ámbito académico, ha sido profesor en la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Xochimilco y actualmente es profesor del Departamento de Salud Pública en la Universidad Nacional Autónoma de México. Su línea de investigación es la salud de personas LGBT.

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