A diez días de haber concluido la Reunión de Alto Nivel de las Naciones Unidas sobre Cobertura Universal en salud, buscamos las impresiones de Kurt Frieder, quien ha acompañado esta discusión desde hace algunos años.
Corresponsales Clave: ¿Cuáles son tus impresiones sobre la Reunión de Alto Nivel sobre la Cobertura Universal en Salud?

Kurt Frieder: Habiendo participado en previas Asambleas Generales de las Naciones Unidas, este evento fue distinto desde la decisión argentina de no incorporar a nadie de la Sociedad Civil (SC) en la delegación – lo que le restó más a la delegación oficial que a nosotros – hasta la acreditación en Naciones Unidas que fue limitada a participaciones muy específicas. Con mi acreditación pude participar en los paneles, pero no presenciar la Asamblea General y escuchar a los presidentes dentro del recinto; seguramente ustedes pudieron presenciar por TV momentos e intervenciones que me fueron negadas.
Por otra parte, me sorprendió ser el único participante de la SC argentina entre muy escasos otros miembros de la región. De hecho, la única persona con la que me crucé fue con Alma de León de ITPC. Sí hubo muchos activistas de África y del este asiático presentes, quienes, junto a algunos locales, coordinaron el Mecanismo de Participación de la Sociedad Civil (CSEM) de la mano con funcionarios del FM, Gfan y OMS.
CC: ¿Que opinas de la declaración política?
Kurt Frieder: Es importante que se haya logrado una declaración política consensuada en la cual se expresa claramente el derecho a la salud, a la no discriminación, se hace referencia a los determinantes sociales que determinan el acceso a la salud y a “no dejar a nadie atrás”. Es una declaración muy larga que llevará tiempo desmenuzar, pero hace referencia a contar con data, a monitorear el cumplimiento de objetivos nacionales, a reforzar políticas regulatorias nacionales para lograr la CUS y muchas cosas valiosas más. Mucho palabrerío que no necesariamente se cumplirá.
Es muy extensa pero no es muy sólida en algunos temas de gran importancia para la sociedad civil, hay una mención a Derechos Sexuales y Reproductivos (DSyR) y a migrantes y se menciona el rol de las comunidades, la sociedad civil y el empoderamiento de las personas para cuidar sus derechos, aunque no se dice cómo podría esto suceder y no se mencionan las poblaciones claves más susceptibles de quedar atrás. La mención a DSyR es muy inespecífica y no se mencionan las sexualidades diversas ni el aborto como practicas legítimas en estos programas. Hay mucha mención al financiamiento, pero -nuevamente- sin fijar metas específicas ni entrar mucho en el detalle de quién pagará o si seguirá siendo tan relevante el gasto de bolsillo.

En definitiva, la declaración es un marco que aborda casi todo lo necesario para lograr la CUS en el 2030 pero no establece un compromiso real de financiamiento con metas y obligaciones.
CC: ¿Cuál es el valor de las intervenciones de los presidentes de regreso en sus países?
KF: Tengo mis dudas si alguna vez sus palabras se reflejan en acciones al regresar a sus países. Me resulta difícil evaluar los discursos de los presidentes africanos y del este de Europa, cuyos países desconozco; pero intervenciones como la del presidente de Honduras hablando de las mejoras en higiene, agua potable y modos de cocinar y expresando su esperanza en que los médicos, los farmacéuticos y los gremios acompañen este esfuerzo sin obstaculizarlo, fue sorprendente. El ministro de salud de Uruguay con su mención a la fuerte disminución de desigualdad “las personas pagan según sus posibilidades y reciben de acuerdo a sus necesidades”. Así como también escuchar al Secretario de Salud argentino diciendo que la asistencia integral y el acceso funcionan en el país, en momentos que quienes de allí venimos sabemos muy bien los serios faltantes en vacunas y medicación para VIH que están sucediendo. Asimismo, su notable mención a importantes y recientes acuerdos por cientos de millones de dólares acordados con préstamos del Banco Mundial para el financiamiento del fortalecimiento del sistema de salud.
Se escuchaba como que los avances hacia la CUS se estaban concretando, cuando sabemos que anualmente 100 millones de personas más caen en la pobreza.
CC: ¿Qué objetivos, metas y compromisos concretos se plantearon?
KF: Salvo en la intervención realista y comprometida de algunos presidentes y ministros europeos, el presidente de España con su regreso al financiamiento del FM, y los ministros de Holanda y Francia con compromisos concretos de aportes y mayor cooperación internacional, no escuché objetivos y sobre la existencia de recursos y el posible acceso a todo el financiamiento necesario. Si las 15 principales fortunas privadas reasignaran la mitad de sus utilidades durante un año o el Pentágono su presupuesto en armas durante una semana, tendríamos los 15.000 millones adicionales que necesitamos para terminar con el VIH/sida.

CC: ¿Cómo calificarías la participación de la SC en la reunión de alto nivel y por qué?
KF: Como siempre, se ven a muchos africanos de diversos países y activistas asiáticos. También miembros de grandes organizaciones y organismos internacionales, investigadores, académicos y estudiantes europeos y norteamericanos. Lo notable fue la muy escasa participación latinoamericana que yo atribuyo a tres causas, siendo el idioma la principal. (…) en la gran mayoría de los encuentros paralelos todo transcurre en inglés. Una demanda expresada en la reunión de evaluación del documento, en la cual fui el único de la región presente, fue la necesidad de traducir, al menos los documentos, al español. Otro tema importante para la escasa participación es que los activistas de la región somos la gran mayoría gente con trabajo en VIH y otras enfermedades transmisibles y la CUS es mucho más integral e incluye las otras enfermedades de impacto no menor, pero los grupos de pacientes no tienen un activismo grande. El tercer motivo -a mi juicio- es económico, como Latinoamérica es considerada una región de renta media, no se consigue el recurso económico para participar. En definitiva, han logrado invisibilizarnos a pesar de que tenemos un activismo sumamente creativo y potente localmente, como han mostrado las trabajadoras sexuales y las personas trans de la región. Podría agregar a esto – aunque quizás es materia de otra discusión – que la mayoría de los entes financiadores multilaterales no perciben que para terminar con la discriminación (a poblaciones clave) y el VIH hay que ampliar la visión a la salud global.
CC: ¿Consideras que la CUS es un tema de agenda en nuestro sector? ¿Qué podemos hacer para posicionarlo?
KF: No tengo dudas que debiera serlo, los ODS establecen una ruta que seguramente seguirá inconclusa para el 2030, pero establecen una hoja de ruta para la sociedad civil y pensar sectorialmente no va más. Esto demanda una visión más amplia e inclusiva y la articulación con otros grupos humanos para los cuales los problemas pasan por la pobreza, la situación de las mujeres y niñas, la violencia de género e incluso el cambio climático. Al respecto quiero agregar que tuve la oportunidad de participar en la marcha por el clima realizada en nueva York el 20/9. Inmensa cantidad de gente y la gran mayoría niños y adolescentes. Es la gran movida de la sociedad civil de nuestro tiempo y debemos reconocer que si seguimos el camino de dañar y modificar el clima, el VIH, el cáncer y otras patologías pasarán a ser el menor de nuestros problemas.
CC: Viendo la agenda de eventos paralelos, no parece haber puentes con la SC en otros temas de salud. ¿Estás de acuerdo?
KF: Es cierto, incluso dentro del sector salud pude observar que los activistas más proactivos siguen siendo los que trabajamos en VIH. Es un tema de conocimiento y entrenamiento, tenemos más experiencia y la vida nos ha hecho juntarnos y conocernos más. Esto también ofrece una oportunidad de construir puentes, dejar de pensar en mi quintita y entender que el concepto de “salud para todos” comprende no dejar a nadie atrás y también alcanzar la última milla primero. Como personas que vienen con más de 30 años de trabajo cotidiano incidiendo sobre sociedades y gobiernos podemos liderar ese proceso.
CC: ¿Qué tenemos que hacer en nuestros países a partir de ahora?
KF: Lo primero es lograr una buena traducción de la declaración al español y distribuirla lo más ampliamente posible. Como es un escrito largo, engorroso y repetitivo yo intentaría reducirlo a puntos y acciones concretas. Cuando digo distribuir me refiero a identificar en toda la región a personas y entidades que trabajen o se vinculen de algún modo con causas no solo sanitarias sino también sociales. Lo haría llegar a universidades, efectores públicos y privados. Obviamente se necesita dinero para esto, pero, se podría buscar un socio como la OMS/OPS y el BID/BM para ello. Hay compromisos que se tomaron y se habló mucho de accountability (rendición de cuentas).
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