La semana pasada se reunieron activistas de distintos países de la región para exigir la liberación de las patentas para que los países de la región puedan fabricar sus propias vacunas para el COVID-19 y puedan superar el lento avance de la vacunación. A pesar de los avances que ha tenido República Dominicana en la vacunación, esta situación no le es ajena.
Según la organización Our World in Data (Nuestro Mundo en datos), Chile encabeza la lista de países con mayor número de vacunados con la primera dosis, con el 37.37% de sus más de 19.12 millones de habitantes; Uruguay tiene el 22.19 por ciento de sus 3.5 millones de ciudadanos y República Dominicana lo sigue de cerca con el 20% de 10.84 millones de habitantes.
En República Dominicana, de manera particular, existen otros datos oficiales que aseguran que son cerca de dos millones de personas vacunadas al menos con la primera dosis, un 18.5 %, y cerca de un millón totalmente vacunados, casi un 7.6 %. Dominicana avanzó rápidamente con el número de personas vacunadas debido a que hubo una buena organización logística, aunque no se priorizaron a los grupos con comorbilidades, pero se garantizó las dos dosis según lo establecido. Se inició con el personal de salud, seguido por mayores de 65 años y personal docente. En la actualidad se está vacunando a la población general mayor de 18 años de edad. Irónicamente, la principal barrera para acelerar la vacunación continúa siendo la negativa de muchos a vacunarse porque aún persisten mitos con relación a las vacunas.
A pesar de estos esfuerzos el país atraviesa por su tercera ola de contagios, siendo las personas que solo se pusieron la primera dosis y jóvenes, los grupos más afectados. La positividad está situada en 17.06 %. En ese contexto, urge acelerar el proceso de vacunación en la isla.
Las vacunas que llegaron al país fueron compradas a través del mecanismo COVAX (del laboratorio AstraZeneca) y otra partida fue donada por China (de Sinovac).
Una de las debilidades más marcadas en el alcance de las vacunas en RD es que estas no están disponibles para migrantes en situación irregular; una discriminación que pone en riesgo no solo a un importante número de migrantes, sino también a la población general, ya que mantiene el riesgo de generar nuevas variantes del virus.
El contexto de América Latina
Aunque República Dominicana parece avanzar con la vacunación, el panorama que se vislumbra para América Latina, en el contexto de acceso a la vacuna para COVID-19 es bastante desafiante, en particular para los países de Centroamérica. El porcentaje de personas que han sido inoculados es muy bajo en la mayoría de los países; a saber, solo el 5 % de los ciudadanos de América Latina y El Caribe ha recibido sus dos dosis. En otros países, además, no hay una logística clara que establezca los grupos priorizados, mientras salen a la luz algunos episodios de corrupción.
En estos momentos urgen acciones encaminadas a encontrar salidas que garanticen la plena disponibilidad no solo de las vacunas, sino también de todos los insumos necesarios para dar respuesta al COVID-19, que requiere la movilización social regional mucho más activa que integre a todos los países.
En una reciente reunión en la que participaron diversos activistas de la sociedad civil latinoamericana, con el apoyo de OXFAM; Pablo Rivero, representante de dicha organización, destacó la importancia de que Latinoamérica se integre a las discusiones globales sobre el acceso universal a la vacuna que ya se están llevando y que son en inglés.
En este sentido, la reunión fue un espacio de discusión de las alternativas de acción desde la sociedad civil latinoamericana que respalda la propuesta de la suspensión de los derechos de la propiedad intelectual en la Organización Mundial del Comercio y exige un mayor liderazgo de la Organización Panamericana de la Salud en la región.
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