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Simposio SIDA 2010: un cierre para reflexionar

A lo largo de tres días se evaluaron estrategias, se presentaron experiencias exitosas, se discutieron barreras, se definieron nuevas metas. Hoy, en la última jornada del encuentro, el debate se enfocó en cómo lograr que la prevención, efectivamente, modifique las conductas de riesgo.

El aumento de casos de sífilis demuestra que en muchos casos el preservativo no se utiliza. El porcentaje de la población con VIH que accede al tratamiento demuestra que hay un estancamiento en la región. El ingreso adicional que representa el financiamiento del Fondo Mundial en muchos países no se traduce en mejoras sociales. Estos son algunos de los ejemplos que se mencionaron en la última sesión plenaria del Simposio SIDA 2010, y que dejaron en evidencia que, en la práctica, algo no está funcionando.

“Nunca ha habido tanto dinero adicional en la región como en los últimos diez años, pero seguimos haciendo las cosas como antes. Sigue habiendo corrupción y no se toman las cosas en serio. Hay una cadena de responsabilidades que funcionan como una barrera concreta”, opinó Javier Hourcade Bellocq, Representante Regional de la Alianza para América Latina y el Caribe a la hora de analizar el por qué de este estancamiento que parece existir en la región.

“Estamos haciendo más de lo mismo, que ya no funcionó. Y no es solamente responsabilidad política, es responsabilidad de los jefes de programas, de los directores de hospitales, de los médicos, es una responsabilidad conjunta”, agregó Julio Montaner, Presidente de la Sociedad Internacional de Sida (IAS, por sus siglas en inglés).

¿Por qué sucede lo que sucede? Las causas parecen tantas como las responsabilidades. Las dificultades en el acceso al testeo es uno de ellos. “Hay un porcentaje muy alto de gente que llega muy tarde al tratamiento y es porque las pruebas no son accesibles. Eso es algo que estamos haciendo mal”, reconoció Rubén Mayorga, Coordinador de ONUSIDA. “El acceso a la prueba es fundamental: les permite a las personas volver a trabajar, a desarrollar una vida plena. Es, básicamente, una cuestión de derechos humanos” agregó Javier Hourcade. Al respecto, Moisés Agosto, activista por los derechos humanos de las personas con VIH, señaló además que muchas personas que logran acceder al tratamiento, muchas veces lo abandonan: “El estigma es otro de los problemas más grandes. Tenemos que pensar en cómo estamos manejando el tema de la calidad de los tratamientos, porque mucha gente tiene temor de que, por las consecuencias que trae el tratamiento, se los reconozca físicamente como personas con VIH, que el VIH se les note en el cuerpo”.

El cómo se habla sobre el VIH/SIDA fue otro eje de discusión. “El discurso soft hace que el sida sea tomado como una infección crónica, pero a largo plazo se empiezan a ver los efectos colaterales. Yo creo que hay una percepción social de que son sólo dos pastillas al día y no hay una versión completa de lo que es la epidemia y lo que es el tratamiento”, opinó Mayorga. Montaner agregó que tampoco es posible cambiar el discurso, pero sí hablar concretamente: “La enfermedad es crónica y es tratable. Pero tomar un tratamiento de por vida no es divertido y trae consecuencias”, puntualizó.

Las estrategias biomédicas

A pesar de que algunos descubrimientos científicos han generado entusiasmo en la comunidad también es la implementación práctica de estas estrategias lo que frena los avances. “La circuncisión funciona, el microbicida CAPRISA ha demostrado que también puede funcionar. Pero el número de gente a la que hay que aplicarlo es muy alto y se trata de medidas de prevención que tiene una eficacia relativa, de un 30 por ciento aproximadamente”, consideró Montaner e insistió con la importancia de utilizar al tratamiento como estrategia de prevención: “Si yo trato al total de personas que están infectadas, la prevención es real”, aseguró.

Hourcade por su parte destacó el aspecto más positivo de estas estrategias: “Los microbicidas le dan la posibilidad a mujeres y a trans de no depender de un hombre ni tener que negociar el uso de preservativo. Eso es lo más importante de estas herramientas, aunque los porcentajes de eficacia sean todavía relativamente bajos”, expuso.

Falta de liderazgo político, menor compromiso de los activistas, todo fue mencionado en este debate que resumió muy adecuadamente lo que se discutió en tres días de simposio: las estrategias están, el problema es llevarlas a la práctica.

Acerca del autor

Alejandra Ruffo

Buenos Aires

Alejandra Ruffo es periodista y fue Coordinadora del Equipo de Corresponsales Clave para América Latina y el Caribe durante el 2010. Nació y vive en Buenos Aires, Argentina, tiene 27 años y desde 2003 se especializa en la temática del VIH/SIDA.

Trabajó en el área de Comunicación de Fundación Huésped, una organización no gubernamental argentina que trabaja en la respuesta al VIH/SIDA y participó de la Iniciativa de Medios Latinoamericanos sobre Sida (IMLAS), una propuesta que busca comprometer a los medios de comunicación con la temática del VIH/SIDA. Como Coordinadora del Equipo de Corresponsales Clave de América Latina y el Caribe es responsable de moderar las actividades del grupo, sus publicaciones, comunicaciones y de apoyar la formación y capacitación de los corresponsales.

Alejandra desea una sociedad en la que vivir con VIH, la orientación sexual o la identidad de género no sean causa de discriminación ni estigma; en la que no exista la violencia hacia mujeres y trabajadoras sexuales, ni los crímenes de odio hacia las poblaciones de gays y personas trans. Una sociedad en la que sean respetados con igualdad los derechos humanos de todas las mujeres y todos los hombres.

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