Susy Shock es todo un personaje en el arte argentino. Es una genia de la palabra, la copla y la música. Ella vino en su gira a pasar un día a la ciudad de Luján, donde nosotros, activistas, no activistas, heterosexuales, homosexuales, bisexuales, transgéneros y demás identidades que puedan existir, la recibimos con los brazos abiertos.

Que el lugar citado sea Luján no es un dato menor. Esta es la ciudad de la fe y de la historia de la República Argentina. Por este lugar, después de la última dictadura cívico-militar, pasó el papa Juan Pablo II y pidió por la paz en las islas Malvinas. En ese mismo acto, León Gieco cantó “Sólo le pido a Dios” frente a la imponente Basílica de Luján. Año a año vienen miles de fieles a esta ciudad a mostrar su afecto por la patrona de la Argentina que es la virgen de Luján.
El 14 de febrero, en el centro cultural José Artigas, donde se realizó el festival queer, reinó la diversidad y el respeto. Un asistente, mientras comía unas exquisitas empanadas de carne, dijo a Corresponsales Clave “No me sentí aceptado, ni incluido, ni integrado. No me sentí raro, y eso es lo más importante.”
Para comenzar la tarde del festival hubo un panel sobre sexualidad y derechos, después Susy Shock abrió la noche con un espectáculo donde se pasó de la copla norteña, al tango, la vidala y el rock suave. Su voz dulce deslumbró a los asistentes.
Grillo, actriz lujanense y activista por los derechos humanos en nuestra ciudad, expresó “en principio sentí placer, un placer enorme al estar compartiendo un acontecimiento de tal magnitud, magnitud que no tiene que ver con la cantidad, sino, con la calidad, calidad humana sobre todo. En un pueblo que niega lo que esconde, fue un gran respiro al alma y una caricia al corazón. Sentí orgullo de sentirme parte, sentí orgullo de todo lo expuesto sin fisuras ni censuras. Y el broche final entre canto y poesía claramente desde las entrañas me emocionó, me conmovió. También el amor circundante que entre besos y caricias nos envolvía a todos y todas. En fin, cómo expresar lo que las palabras no pueden. Un cachetazo o mejor, como nos gusta decir a los artistas, un buen cross a la mandíbula.”
Más allá de toda la alegría del lugar, de festividad, amor y respeto, hubo gente que quiso empañar la fiesta y en esta nota del semanario local El Civismo los comentarios fueron realmente discriminatorios hacia la comunidad LGBT, incluso se refirieron al evento como un gueto.
Sin embargo, el organizador y mentor del evento, Paco Emilio, dijo a nuestro medio: “Por más que tres o cuatro comentarios boludos de esa nota en El Civismo quisieron empañar nuestra fiesta de la diversidad, nos llegaron buenos comentarios de todos los vecinos con los que charlamos y le dijimos que estabamos empezando a hacer este festival en Luján.”
El objetivo del espacio fue abrir, desde una mirada lujanense, el espacio para los derechos sexuales y reproductivos. Este festival,que se repetirá, será una forma de crear una pluralidad de voces queer desde esta ciudad marcada por la fe.
Otro mundo está abriendo los ojos por estos días. Es importante que estemos lo más sensibles y respetuosos que podamos para entender las nuevas miradas que se aproximan en el futuro.
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