Por Noe Flores.-
Honduras, en el 2020, recibió el premio “Campeones contra el Paludismo en las Américas” por mantener sus acciones para cumplir el desafío de alcanzar la meta de paludismo cero, según la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Un informe de esta organización señala que “(…) según información proporcionada por la unidad de vigilancia de la Secretaría de Salud, se han obtenido cambios significativos en el 2019. En ese año se reportó en total de 386 casos de malaria, evidenciando una reducción del 41 % con respecto al año 2018 (651 casos). De estos, el 77 % de los casos se detectaron por vigilancia pasiva y el 23 % por activa”.

Hoy, en un contexto de retrocesos en la respuesta a la malaria, debido a la pandemia de coronavirus, la sociedad civil demanda a la coordinación de equipo técnico nacional contra la malaria, el afianzamiento de alianzas estratégicas con gobiernos locales que fortalezcan la participación comunitaria, un mayor apoyo para poder mejorar la incidencia en la construcción de políticas públicas y la creación de una ley en beneficio de la población; así como asignación de personal de salud permanente que pueda brindar una atención digna y de calidad, separándolo de otras enfermedades como el COVID-19.
Sobre estos y otros temas de interés, Orlinder Nicolás Zambrano, coordinador del Equipo Técnico Nacional contra la malaria de la Secretaría de Salud de Honduras, concedió una entrevista para Corresponsales Clave
CC: ¿Cómo está la situación actual de la Malaria en Honduras?
Orlinder Nicolás Zambrano: En los últimos dos años hemos tenido un incremento de casos, en comparación con el año 2019. Sin duda que el COVID-19 ha tenido un impacto significativo ya que, por las acciones de confinamiento y la concentración de la población en sus comunidades, incrementaron los casos. Situación que se dio con mayor regularidad en la región de la Mosquitia hondureña. A la fecha el 98% de la malaria se concentra en dicha región. Hay regiones que han reportado casos de malaria con una situación particular, están relacionados a personas que estuvieron en la mosquitia (…) como son las regiones de Cortés, El Paraíso, Colón, Islas de la Bahía, Atlántida.
En el año 2021, las infecciones por tipo de parásito estuvieron muy equilibradas, 46% de los casos fueron Plasmodium falciparum y un 54% Plasmodium vivax, también hubo un porcentaje pequeño de Malaria mixta.
CC: ¿Qué acciones están llevando a cabo para su diagnóstico, prevención y tratamiento?
ONZ: Honduras es signatario del compromiso de la eliminación de la malaria, esto en el marco de la iniciativa regional de la eliminación de la malaria que abarca los siete países de Centro América, más República Dominicana, la parte sur de México que es Chiapas y Oaxaca y la parte norte de Colombia (…); también abarca al BID, la OPS, la CHAI, el Fondo Mundial. (…) en línea con la OMS, se implementa en el país la estrategia técnica del DTIR: Diagnóstico; Detección; Tratamiento supervisado y completo, Investigación de las causales de los casos de malaria y la identificación del comportamiento y clasificación de los casos que pueden ser autóctonos o importados; y la Respuesta para el control vectorial que tiene que ver con la aplicación de medidas que puede ser la aplicación de rociado residual intradomiciliario, la instalación de mosquiteros tratados con insecticida de larga duración.

CC: ¿Cómo articulan estas acciones con las comunidades y la sociedad civil?
ONZ: Tiene muchísimos años de trabajo, especialmente con la red de trabajadores voluntarios. Estas son personas de la comunidad, amas de casa o trabajadores que viven en las comunidades donde hay identificación de casos de transmisión o patrones de riesgo y prestan un servicio voluntario a la Secretaría de Salud. Ellos son identificados, son de reconocido trabajo en la comunidad y, de hecho, la comunidad los propone para que ellos sean trabajadores voluntarios, ya en este paso son capacitados en la toma de la gota gruesa (examen de diagnóstico), en el reporte de casos, ellos trasladan las muestras a los establecimiento de salud, están capacitados para brindar el tratamiento supervisado donde no puede llegar un técnico de salud (…); entonces tenemos una red de 2900 colaboradores voluntarios en 12 departamentos del país, ellos son nuestro brazo comunitario (…). Igualmente, cuando se tiene que hacer un rociado o la instalación de mosquiteros, se establece una coordinación con líderes comunitarios, como líderes religiosos, por ejemplo, para que ellos ayuden y lleven el mensaje a la comunidad.
Hemos querido avanzar con los gobiernos municipales, pero ha sido un tanto difícil principalmente en estos últimos dos años, ya que la atención de los gobiernos municipales ha estado centrada en la atención a la emergencia por COVID-19 y otras situaciones de índole local, donde no hemos tenido esa participación del gobierno local, decidida, fraterna, constante.
CC: ¿Los presupuestos con los que cuentan la coordinación son suficientes?
ONZ: Los presupuestos nunca son suficientes, así lo dicen los mismos economistas, pero, afortunadamente, nosotros tenemos apoyo del Fondo Mundial. Estos recursos son administrados a través del receptor principal, Global Comunity, y están destinados a la aplicación del DTIR, también para el apoyo de material para el diagnóstico, equipamiento, compra de insumos. También para pagos y reconocimientos en las comunidades que apoyan algunas actividades puntuales del control de la malaria; con el presupuesto se apoyan aspectos de carácter logístico en las regiones (…); algunas actividades han sido apoyadas por la Organización Panamericana de la Salud (OPS). (…) También el país tiene una contrapartida a través del Airen, que es un préstamo al BID para cubrir algunas actividades. Todo este presupuesto se va dando por fases, por resultados (…) estos recursos han sido de gran ayuda porque el presupuesto que se tiene vía recursos nacionales es demasiado bajo para las necesidades identificadas y para llegar a la meta de la eliminación de la malaria.

CC: ¿Con respecto al Fondo Mundial, cuál es el panorama que vislumbra, ya que está entrando a una etapa de Transición y sostenibilidad en Honduras, ¿qué acciones está haciendo el gobierno para cubrir esa deficiencia de recursos que va a tener a corto y mediano plazo?
ONZ: Los presupuestos del Fondo Mundial, en las últimas subvenciones han ido disminuyendo, precisamente para que el país vaya identificando de su presupuesto partidas para ir complementando estas actividades. En la última subvención que se firmó, 2021-2023, hay un serio compromiso del país para identificar fondos nacionales para complementar las brechas identificadas (…) se ha ido trabajando en eso. Nosotros como equipo técnico ya tenemos identificados los recursos necesarios, pero es a través de la Secretaría de Finanzas donde se asignan los presupuestos y se canalizan a la Secretaria de Salud. El año pasado, el país destinó algunos recursos para una parte del insecticida, la otra parte la compró el Fondo Mundial, también la compra de algunos insumos de laboratorio y algunas necesidades de ir absorbiendo recurso humano; sin embargo, los recursos fueron muy bajos en el 2021, esperemos que para el año 2022 y 2023 el nuevo gobierno apruebe estos fondos de contrapartida, este es un compromiso de país.
Las medidas asociadas al COVID-19 siguen representando un desafío para alcanzar la meta de Malaria Cero en Honduras. Todavía falta conocer los detalles presupuestarios de la transición que se está desarrollando con respecto al Fondo Mundial. Mientras tanto la sociedad civil espera mayor transparencia y la apertura de la presidente recién electa, Xiomara Castro, para realizar un trabajo más coordinado a corto y mediano plazo y brindar todo el apoyo necesario a la sociedad civil y el sistema de salud del país.
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