A pocos días del lanzamiento de la plataforma “Chau Tabú”, impulsada por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y que trata temas de salud sexual y reproductiva, surgieron una serie de polémicas en diferentes sectores. Los primeros en mostrar su desacuerdo fueron los grupos para-religiosos conservadores, exigiendo al Jefe de Gobierno bajar la página. Más recientemente, tomaron fuerza en las redes sociales algunas críticas dentro de la comunidad LGBTI criolla. La página fue un éxito por responder a una brecha y necesidad existente, y además fue impulsada por una buena estrategia de redes sociales.
La iniciativa se encuentra auspiciada por FUNDALAM, Fundación Huésped y la Federación Argentina LGBT.
Cabe destacar que la oposición de grupos conservadores potenciada por los medios de comunicación, como es habitual, tuvo un efecto paradójico, aumentando significativamente el numero de visitas.
Explicando las cosas difíciles
Una de las primeras cosas que se hace evidente al navegar los contenidos de la página es el buen trabajo que se ha hecho de traducir información compleja y cargada de prejuicios y preconceptos a un leguaje amigable y no por eso menos riguroso. Es muy difícil caer en las imprecisiones cuando se decodifica información para un público más diverso.
La información “básica y necesaria” sobre sexualidad, VIH, salud sexual y reproductiva e ITS viene acompañada de una serie de recursos muy bien desarrollados como son: un consultorio personal on-line, un mapa virtual para encontrar centros de diagnóstico y atención en la ciudad, historias en primera personas, consejos (tips), entre otros recursos.
Es deseable que otras ciudades del país y de la región pudieran probar iniciativas similares, en particular en lo que se refiere a la referencia a centros de atención y consejería locales.
Hay otros tipos de tabúes
No vamos a entretener a los lectores en los detalles de las ya clásicas reacciones de las organizaciones conservadoras y grupos religiosos que pusieron todas sus armas de presión política y confesional para bajar la página. Pero sí nos gustaría reflexionar sobre algunas de las ronchas que generó la iniciativa dentro de nuestra diversa comunidad.

Para ello debemos contextualizar los antecedentes que llevaron al lanzamiento de la página. En el año 2013 hubo un hecho de violencia homofóbica contra (el entonces desconocido) Pedro Robledo y su pareja por parte jóvenes católicos en un evento social que tomó conocimiento público a través de los medios de comunicación. Estos hechos fueron denunciados en el Instituto Nacional contra la Discriminación (INADI). El Jefe de Gobierno, Mauricio Macri y algunos otros referentes de su partido se acercaron para expresar su solidaridad con las víctimas, esto se tradujo luego en la militancia de Robledo en el partido político PRO.
El PRO es un partido que se puede ubicar en la centro derecha y que hace unos años gobierna la Ciudad de Buenos Aires. Es difícil desentrañar la esencia ideológica de este partido político, pero quizás el mejor atajo sea compararlo con el Partido Republicano de los EEUU. Un tipo de partido que se encuentra probablemente en las antípodas de la ideología de muchos de quienes militamos en organizaciones de la diversidad sexual o de VIH/SIDA.
En casa de herrero…
En esta línea de pensamiento, Pedro encarna el rol del “gay republicano”. Y la realidad obvia es que siempre ha habido personas LGBTI que adhieren a pensamientos de centro derecha, pero el problema para ellas surge cuando hacen pública su orientación y se agudiza si deciden militar en partidos de esta naturaleza. Y aquí hay un grado importante de tabú y discriminación interna, dentro de nuestro movimientos y comunidades que pueden ser explicados pero no justificados.
La realidad es que fue Pedro Robledo quién sugirió la idea de la página al ejecutivo porteño, que la adoptó y financió. Tuvieron el buen tino de subcontratar, para su desarrollo y mantenimiento, a técnicos calificados, y el mismo gobierno le ha puesto, hasta ahora, el pecho a las balas. No han tenido la misma suerte otros programas relacionados con Derechos Humanos que han desaparecido recientemente.
Honestamente, no habla muy bien de nuestro movimiento estas expresiones de intolerancia internalizada. Pues creo que representa el síntoma de un sistema de creencias generalizado de nuestro gremio que podría, con algún grado de corporativismo ideológico, estar cerrando las puertas a personas con otros sistemas de creencias. Nos debemos este debate y reflexión.
Si por alguna causa el gobierno local cediera a las presiones de los extremistas religiosos y cerrara la página, perderíamos un servicio de información, educación y salud comunitaria muy necesario.
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