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Tener VIH, ser gay y migrante en Costa Rica: triple estigmatización

Por Dennis Castillo. Obstáculos en el acceso a los servicios médicos y los antirretrovirales, discriminación, maltrato y exclusión son situaciones a las que las personas migrantes con VIH se enfrentan en Costa Rica, a pesar de la existencia de una ley que lo sanciona.

Por Dennis Castillo.

Las nuevas formas de violencia que atraviesa la subregión de Centroamérica y los países del triángulo norte han expulsado a poblaciones claves como gays, trans y personas con VIH, algunas de las cuales han tenido que migrar a Costa Rica para buscar una mejor calidad de vida. La discriminación y, en ocasiones, la violencia sexual a la que están expuestos algunos grupos de poblaciones móviles tiene que ver con una triple estigmatización: por ser migrantes o refugiados, gays o trans y además por tener VIH. Esto no sólo afecta su calidad de vida al excluirles laboral y jurídicamente, sino que impide reconocerles como sujetos de derecho a la salud, especialmente en materia de acceso a medicamentos antirretrovirales y de atención médica para el control de la infección.

La discriminación por VIH en Costa Rica es una realidad: según datos de la Defensoría de los Habitantes, un 17% de los reclamos recibidos por la institución relativos al servicio de salud tienen que ver con la falta de acceso a la atención en la seguridad social. Pero la discriminación, el maltrato y la exclusión persisten en el sistema sanitario del país.

Allan Rivera, presidente de la Asociación Manu, lo explica: Si comparamos a Costa Rica con años atrás la cosa, en vez de mejorar, empeora un poquito más. El problema obviamente para toda persona con VIH es la parte del seguro: es muy difícil si la persona no tiene seguro o un trabajo estable para que pueda ingresar a la Caja Costarricense de Seguridad Social. (…) podría ingresar, la caja está en la obligación de dar la atención que la persona solicita en ese momento, aunque eso va con un cobro. En el país hay un aproximado de 8.000 personas con VIH y la mitad es de clase baja o media y está concentrada en hombres que tienen sexo con hombres (HSH). No es una epidemia generalizada sino concentrada.”

“Soy refugiado y soy una persona gay con VIH. He recibido discriminación en una provincia del país cuando llegué a la consulta. El médico me atendió muy mal y al salir frente a un grupo de personas me dijo que no podría tener prácticas sexuales por mi condición de salud, por lo cual me sentí discriminado”, relata un varón con VIH que prefiere permanecer anónimo.

Aunque la ley general de sida No. 7771 establece en su art. 48 que “Quien aplique, disponga o practique medidas discriminatorias por raza, nacionalidad, género, edad, opción política, religiosa o sexual, posición social, situación económica, estado civil o por algún padecimiento de salud enfermedad, será sancionado con pena de veinte o sesenta días multa”, las situaciones de discriminación hacia las personas migrantes con VIH persisten en Costa Rica.

“Hemos recibido nicaragüenses, panameños, colombianos, y de 25 personas entrevistadas, 10 de ellas son migrantes que no han accedido al medicamento y lo necesitan, pero no tienen empleo, lo cual limita el acceso al seguro. Desde MANU estamos viendo cómo apoyarles para el aseguramiento por el Estado”, sostiene Rivera.

Es necesario desarrollar un modelo de sensibilización dirigido al personal de la salud sobre la diversidad de prácticas e identidades sexuales y hacer énfasis en los derechos a la salud sexual e integral de las personas que tienen VIH, sin importar su orientación sexual, su género o nacionalidad.

País: Costa Rica

Acerca del autor

Dennis Castillo

Defensor de los derechos humanos de personas LGBTI | Costa Rica
Organización: Comunidad Casabierta

Nací el 05 de diciembre de 1984, soy el último de siete hermanxs. A los 14 años di los primeros pasos en el activismo al participar en organizaciones y movimientos LGBTI, en voluntariados y en temas de prevención y atención del VIH/sida e ITS. Continúo trabajando en mi empoderamiento y preparándome en la defensa de mis derechos como persona gay.
Soy de Honduras, un país violento, machista y homofóbico. En el 2012 llegué a Costa Rica, solicité refugio, el cual se me concedió debido a mi orientación sexual.
A pesar de las adversidades, mantengo un humor contagiante y una energía impulsadora. Continúo estudiando, ahora en la universidad, cursando la carrera de Administración de Empresas. A la vez soy consultor de la Organización Comunidad Casabierta y formo parte del equipo de Corresponsales Clave desde septiembre de 2015. Convencido de que las redes sociales son una ventana a la conciencia social, las uso para informarme y formar mi propia postura y crecer aprendiendo de otros contextos y culturas.
Mi condición de refugiado y mi imposibilidad de volver a mi país de origen no me ha inhibido de establecer mis metas, mis esperanzas y mis anhelos de democracia e igualdad para mi país, al cual sé que algún día volverá, en mejores condiciones y con la experiencia necesaria para hacer los cambios. Para conocer más sobre mi trabajo los invito a visita la página de la organización Casabierta: www.casabierta.org

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