La histórica plaza, donde desde hace 37 años caminan las Madres de Plaza de Mayo, se transformó en un espacio de reclamo y recuerdo de las trabajadoras sexuales. Las compañeras de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina (AMMAR) realizaron un acto público en conmemoración al Día Internacional de las Trabajadoras sexuales.
AMMAR aprovechó para festejar -hubo un show con Rocío Rocha, Karen Bennett y el grupo Chocolate Remix-, pero también para reclamar y exigir una Ley de Trabajo Sexual Autónomo y la detener la criminalización de este trabajo. Coincidió con la declaración de esta Jornada como de Interés para la Promoción y Defensa de los Derechos Humanos” en la Legislatura Porteña, que fue promovido por la Legisladora María Rachid, del Frente para la Victoria, sobre la base de que la celebración de este día contribuye a la visibilización de las trabajadoras sexuales que permite comprender que el mejor camino es reconocerlas como sujetos y sujetas de derecho porque, sin ellos, hoy siguen siendo víctimas de la violencia institucional, la explotación y la extorsión.
AMMAR entregó varios reconocimientos a personalidades del ámbito político y social por su apoyo permanente a la organización en la lucha por la defensa de sus derechos. Recibieron esas distinciones las legisladoras María Rachid (presidenta de la Comisión de DDHH de la Legislatura), Gabriela Alegre (presidenta del grupo legislativo del Frente para la Victoria), el dirigente de la Asociación de Trabajadores del Estado, Marcelo «nono» Frondizi, el Defensor del pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Corti, y el representante de ONUSIDA en Argentina, Alberto Stella, entre otras personas.
Actualmente, AMMAR plantea la necesidad de que la Ley de Trabajo sexual les permita, como a cualquier trabajadora, acceder a derechos que han sido históricamente negados a las trabajadoras sexuales. Este pedido se hace en medio de un gran debate en el que los diferentes gobiernos de América Latina, de una u otra manera limitan el pleno cumplimiento de los derechos de las trabajadoras sexuales y las someten a la clandestinidad, la ilegalidad y la persecución policial y judicial, al tiempo que fomenta socialmente la discriminación y el estigma.

Mientras no sean reconocidas como trabajadoras y como mujeres con derechos plenos, seguirán luchando por su incorporación en la sociedad y por lograr que se comprenda su rol en los diferentes desafíos que los países atraviesan en materia de justicia y derechos humanos. En el caso particular de la respuesta al VIH, las trabajadoras sexuales han demostrado que su organización y su trabajo constante ha hecho posible la reducción de la infección.Pero sin el reconocimiento de su trabajo como tal, será muy difícil mantener y ampliar esos logros.
Como se discutía en un artículo previo, algunas organizaciones y personas han intentado, y continúan intentando, deslegitimar la lucha de las trabajadoras sexuales, con discursos confusos y distorsionados. Cabe la pregunta ¿quién soy yo -o cualquiera otra persona- para invisibilizar la voz de un conjunto de mujeres que se definen como trabajadoras sexuales y definen sus experiencias en relación al sexo comercial como un trabajo?
Escuchemos esa fuerte voz que nos dice: “¡Basta de perseguirnos! Impedir el ejercicio de nuestra actividad es violencia. La imposibilidad de poder decidir sobre nuestros cuerpos es violencia. (…) la constante confusión entre trata y trabajo sexual, es violencia. En el día internacional de las trabajadoras sexuales condenamos la precarización de nuestro trabajo y las condiciones laborales y exigimos que se regularice el trabajo sexual.”
Añadir comentario