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Un Nuevo Marco Estratégico para guiar el trabajo del Fondo Mundial

Luego de más de un año de trabajo del Comité de Estrategia y la Junta de Gobierno, el 22 de julio de 2021 se aprobó el nuevo marco estratégico del Fondo Mundial para el sida, la tuberculosis y la malaria.

Las comunidades en el centro

Muchos de ustedes recordarán haber participado en el Foro de Asociados del Fondo Mundial que se organizó en diversas regiones e idiomas. Estos eventos proveyeron insumos claves para la nueva estrategia 2023-2028. Muchos actores en el ecosistema del Fondo Mundial también tuvieron la posibilidad de contribuir. El documento completo se encuentra disponible en éste vínculo y más adelante verán un gráfico que muestra el marco estratégico.

Quizás una de las cuestiones centrales es el círculo que prioriza en el ámbito estratégico trabajar con y para la gente y las comunidades para terminar con el sida, la tuberculosis y la malaria. Esta significativa visibilidad de las personas en el centro fue un logro de la Delegación de las Comunidades de personas con VIH y afectadas por la TB y la malaria, convencidos que si estos principios no están en el corazón de la estrategia, todos aquellos países implementadores no muy amigos de la sociedad civil, las comunidades y poblaciones clave, seguirían con su proceder, mirando para otro lado, además de vulnerar derechos.

El Fondo, ahora energizado por la nueva estratégica debe continuar mejorando los aspectos centrales de esta institución: Derechos, Género y las Comunidades; aspectos que figuran en el marco estratégico como un objetivo de primer nivel: “Maximizar la equidad en materia de salud, la igualdad de género y los derechos humanos”.

“Maximizar la participación y el liderazgo de las comunidades más afectadas para no dejar a nadie atrás” es otro objetivo de primer nivel y se encuentra en línea con el lenguaje de la Estrategia Global de sida, otras agencias del sistema de Naciones Unidas y la narrativa para la Cobertura Universal Sanitaria. En la Reunión de Alto Nivel sobre VIH de junio de 2021, el secretario general de las Naciones Unidas y la mayoría de Estados miembros se comprometieron a que un porcentaje creciente de recursos sea direccionado a fortalecer la participación y monitoreo desde la sociedad civil, así como en la implementación de la respuesta. Esto sólo será posible si la sociedad civil y las comunidades priorizan esto en su incidencia política y trabajo local, para evitar que sean palabras que se queden en el papel, en la retórica. Al final de este editorial compartimos una tabla dónde se puede ver que es lo que ha cambiado con la nueva estratégica.

Visionario en crisis

La visión de la estrategia 2023-2028 es: “Un mundo libre de la carga del sida, la tuberculosis y la malaria, donde todos podamos disfrutar del mismo nivel de salud” y la misión es : “Atraer, utilizar e invertir recursos adicionales para poner fin a las epidemias de VIH, tuberculosis y malaria, reducir las desigualdades sanitarias y promover la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Como mencionáramos arriba, en paralelo ONUSIDA desarrolló la Estrategia Global de sida adoptada por la Declaración Política de la Reunión de Alto Nivel como la hoja de ruta hasta el 2025 para lograr cumplir ambiciosas metas sobre las que se rendirá cuentas en el 2026. Así también, la Organización Mundial de la Salud lanzó la Estrategia de sector salud para el sida, las ITS y la hepatitis virales. Existen muchas sinergias y lineamientos comunes, estas estrategias “dialogan entre sí” y se han desarrollado en el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles (ODS) y los acuerdos de la Reunión de Alto Nivel sobre Cobertura Universal Sanitaria (UHC).

Con el financiamiento del Fondo Mundial se han tratado por tuberculosis a cuarenta y siete millones de personas.

Hay mucho espacio para la colaboración entre Instituciones Sanitarias Internacionales, no hay lugar para competir por recursos, roles y espacios. El Fondo Mundial, durante el 2022, se embarca en un nuevo ciclo de reaprovisionamiento de recursos para el periodo 2023-2028. El caso de inversión del Fondo Mundial esta en aprobación, pero la movilización de recursos sucederá en un contexto diferente a la última vez por dos variables, la primera: la significativa inversión de los países desarrollados en contener la pandemia del COVID19 y, en segunda instancia, el distanciamiento de algunas de estas naciones, del financiamiento vertical de algunas enfermedades. En realidad el dinero no falta, sucede que algunos países durante el COVID, agravaron una mirada algo miope sobre la cooperación internacional para la salud y el desarrollo, mientras que otros, luego de ser afectados por la pandemia, les será difícil convencer a sus legisladores y representados de cualquier inversión sanitaria fuera de sus fronteras.

Veinte años no es nada

Este año se celebra el vigésimo aniversario de la creación del Fondo Mundial y si vemos lo que se ha logrado, los resultados son muy significativos; por ejemplo, para el 2020, cuarenta y cuatro millones de vidas fueron salvadas, y se han alcanzado las metas centrales:  veintidós millones de personas con VIH en tratamiento, se han tratado por tuberculosis a cuarenta y siete millones de personas y distribuido ciento ochenta y ocho millones de mosquiteros. El Fondo Mundial figura casi en el tope del ranking de las organizaciones más eficientes y transparentes del sector salud y desarrollo global.

Para alcanzar las metas fijadas en las tres estrategias se requieren profundos cambios. Necesitamos encontrar un consistente liderazgo de los gobiernos que donan, así como los que reciben e implementan. Deben salir del estado de comodidad. Son pocos los países que han cumplido con el financiamiento de contrapartida, aumentando su inversión en salud y en las tres enfermedades. De aquí al año 2023, la inversión doméstica en las tres enfermedades debe crecer treinta y tres por ciento para alcanzar lo objetivos planteados. La sociedad civil y las comunidades deben ser menos complacientes y dejar de hacer más de los mismo, cada centavo que el fondo invierte en nuestro sector debe rendir mucho más, y debemos monitorear los recursos dirigidos a los gobiernos y ONG Internacionales. Si queremos luchar contra las pandemias y construir un mundo más saludable y equitativo, hay mucho que hacer, de manera diferente, en forma más eficiente y óptima. Un paso importante es familiarizarse con las estrategias y pensar cómo operacionalizarlas en nuestros países y comunidades.

El Fondo Mundial ha cumplido un rol ejemplar en canalizar recursos adicionales para la respuesta al covid, pero esta no es su misión principal, pues la tarea de reducir la morbi-mortalidad del sida, la TB y la malaria sigue siendo una urgencia y la razón central de su creación. Sin ir más lejos, el impacto del covid en las tres enfermedades se puede cuantificar, antes del covid, la inversión total necesaria era de 101 mil millones de dólares americanos, el 2020 la suma necesaria se calculó en 129 mil millones. Estamos en una encrucijada, no podemos pagar el precio de desviarnos de nuestra misión central pero al mismo tiempo, no podemos pasar por alto la pandemia por el coronavirus actual y las futuras.

Poner a las personas en el centro de la respuesta es la clave para detener las epidemias y revertir su impacto.

Si el Fondo Mundial en éste ciclo de reaprovisionamiento no lograr movilizar más de quince mil millones de dólares para los próximos tres años, los proyectos y sus renovaciones sufrirán recorte sustanciales. Nosotros también tenemos la responsabilidad de hacer que cada dólar que recibimos se invertido responsablemente.

¿Qué es diferente en la nueva estratégica?

  1. Intensificar el enfoque en la prevención de las tres enfermedades. Hemos realizado más progresos salvando vidas que reduciendo el número de infecciones. Sin embargo, para erradicar las pandemias, debemos reducir drásticamente las nuevas infecciones, especialmente entre las poblaciones clave y vulnerables.
  2. Un énfasis mucho mayor en los servicios integrados y centrados en las personas, dejando atrás los silos de enfermedades para construir SSRS que protejan a las personas de múltiples patógenos, aborden sus necesidades integrales y promuevan la salud y el bienestar para todos.
  3. Un enfoque más sistemático para respaldar el desarrollo y la integración de los sistemas comunitarios para la salud, reconociendo el papel vital que desempeñan para luchar contra las tres enfermedades y reforzar la resistencia y sostenibilidad de los sistemas.
  4. Reforzar el papel y la voz de las comunidades afectadas y que viven con las enfermedades, fortaleciendo esta capacidad única de la asociación del Fondo Mundial y derribando los obstáculos que dificultan una participación y liderazgo efectivos, con el fin de situar a las comunidades en el centro de todo lo que hacemos.
  5. Intensificar la acción para abordar las desigualdades y los obstáculos relacionados con los derechos humanos y el género, ampliando y fortaleciendo las actividades actuales, aprovechando nuestra experiencia y aumentando el nivel de ambición.
  6. Un mayor énfasis en la sostenibilidad programática y financiera, para garantizar que los progresos realizados puedan soportar alteraciones y contratiempos, y mantener el impulso.
  7. Un mayor enfoque en acelerar el despliegue equitativo y el acceso a los enfoques innovadores, colaborando con los asociados para tener una visión integral que permita abordar con rapidez los obstáculos que impiden el despliegue para los más necesitados.
  8. Un énfasis mucho mayor en la toma de decisiones basadas en datos, invirtiendo en sistemas y capacidades que permitan generar, analizar y utilizar con rapidez datos desglosados de alta calidad.
  9. Reconocer explícitamente la labor que la asociación del Fondo Mundial puede y debe desempeñar en la preparación y respuesta a las pandemias, debido a su impacto indirecto en la respuesta al VIH, la tuberculosis y la malaria y a la posición única que ocupa el Fondo Mundial en este entorno, y reconociendo la necesidad de definir funciones y responsabilidades en colaboración con nuestros asociados.
  10. Aclarar las funciones y responsabilidades de los asociados del Fondo Mundial en todos los aspectos de la Estrategia para garantizar la rendición de cuentas mutua respecto a la consecución de los resultados.

Si desea acceder al documento completo, vaya a este vínculo: Luchas contra las pandemias

País: Internacional

Acerca del autor

Javier Hourcade Bellocq

Editor responsable de Corresponsales Clave y Representante Regional de América Latina y el Caribe | Argentina
Organización:International HIV/AIDS Alliance

Javier Hourcade Bellocq es el Editor Responsable de Corresponsales Clave y trabaja en VIH desde 1987. Fue uno de los fundadores y el primer Secretario Regional de la Red Latinoamericana de Personas Viviendo con VIH (RedLa+). Desde 2003, Javier trabajó para la International HIV/AIDS Alliance (Frontline AIDS), primero como Oficial de Programas Senior a cargo del programa de la Alianza en Ecuador, y desde 2005 como Representante Regional para América Latina y el Caribe. Javier es miembro de la Delegación de las Comunidades de la Junta del Fondo Mundial y fue Miembro de la Junta del Fondo Mundial entre 2006 y 2009. Está basado en Buenos Aires, Argentina.

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