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Estación Carlos Jáuregui: un espacio de Buenos Aires se viste de derechos humanos

Carlos Jauregui es, sin duda, una de las figuras más importantes en la historia del activismo a favor de los derechos civiles de las poblaciones LGTBI en Argentina y en la visibilización de los derechos de las personas que viven con VIH. Su aporte a la sociedad argentina, es incalculable, y hoy una estación de subte de la línea H nos los recuerda, la estación que se ve honrada con su nombre.

El día de ayer la Comisión de Cultura de la Legislatura Porteña aprobó el cambio de nombre de la estación del subte (tren subterráneo) Santa Fe por Carlos Jáuregui, honrando la memoria de un visionario activista de los derechos humanos de las personas que viven con VIH y las poblaciones LGTBI. Esto gracias a la propuesta del periodista y activista por los derechos humanos Gustavo Pecoraro y al compromiso político de los diputados Maximiliano Ferraro, Pablo Ferreyra y Carlos Tomada.

Gustavo Pecoraro junto al conductor de radio Franco Torchia.

Este cambio no es menor, representa un logro político importante para todos y todas y para el mantenimiento y vigilancia de los derechos humanos. Gustavo Pecoraro bien nos lo comenta en una entrevista para Corresponsales Claves:

Corresponsales Clave: ¿Cómo surgió la iniciativa?

Gustavo Pecoraro: El 20 de agosto se cumplen 20 años de la muerte de Carlos y como desde 2010 que organizo las Jornadas Homenaje Carlos Jáuregui, tengo en claro lo que para mí es una necesaria política de la memoria, pensé en tener otra dimensión política que impacte en la ciudad que habitó Carlos y en la que creció como activista.

Esta idea personal se la propuse al legislador porteño Maximiliano Ferraro quien junto a Pablo Ferreyra y Carlos Tomada elaboraron este proyecto, que tiene por objetivo rendir un homenaje personal a Carlos y, también, traer el recuerdo de la esquina emblemática para la sociabilización del colectivo LGTBI en nuestra ciudad.

CC: ¿Por qué sería importante tener una estación de subte con este nombre?

GP: Desde la creación de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) en 1984, y en menos de diez años, importantes transformaciones acontecieron en la sociabilidad del colectivo gay de la Argentina. Paralelamente a este avance en visibilidad, se comenzó a consolidar una red de espacios comerciales de ocio para homosexuales, lesbianas y personas trans que antes eran clandestinos o secretos y que tuvieron como epicentro la Avenida Santa Fé: bares, discotecas, pubs, cafés, librerías, agencias de turismos, saunas, restaurantes y un largo etcétera, que llegaron a ser más de un centenar promediando la década del noventa.

El equipo de Fundación Huésped se sumó a la campaña por la Estación Carlos Jáuregui.

La esquina del cruce entre las Avenidas Santa Fé y Pueyrredón reunía a cientos de personas que hacían una parada para comenzar la noche del fin de semana. En todo este trabajo de visibilidad (salir del armario) el papel de Jáuregui fue determinante. No sólo por la subjetividad política de su activismo, también por ser una persona que “se hacía ver” en estos espacios. La Avenida Santa Fé funcionaba (y aún lo sigue haciendo menos popularmente) como funcionan hoy los barrios de Castro en San Francisco o Greenwich Village en New York; Schonneberg en Berlín, Chueca en Madrid, o L’ Eixample en Barcelona; o a la calle Warmoesstraat en el barrio Rojo de Amsterdam o al barrio de Florentin en Israel.

Si bien Buenos Aires nunca tuvo un «barrio oficial» LGTBI, esa esquina fue oficialmente “LA” esquina LGTBI de la Argentina.

CC: ¿Quién fue Carlos?

GP: Como amigo fue querible, divertido, caótico y entrañable. Gran compañero de parrandas y salidas nocturnas, y un referente para todos quienes militamos con él.

Puedo separar la amistad de su figura política.

Pero para las personas que no saben quién es o que no lo conocieron, es bueno recordar que fue el fundador y primer presidente de la primera organización de homosexuales que salió a denunciar los edictos policiales y la Ley de averiguación de antecedentes que la democracia sostuvo hasta 1996; que -ya desde Gays por los Derechos Civiles- formó parte de los firmantes de la querella antidiscriminatoria contra el Cardenal Quarraccino por sus dichos contra los homosexuales; que fue una de las personas convocantes a la primera marcha del orgullo en 1992; que promovió el primer juicio contra el Estado (caso ELMA) por discriminación contra una persona viviendo con VIH; que apoyó el fortalecimiento del colectivo LGTBI articulando con diferentes organizaciones la agenda política; que fue -pocos meses antes de morir- uno de los redactores del artículo 11 de la Constitución de la ciudad de Buenos Aires, más conocido como cláusula antidiscriminatoria, que dice: “Todas las personas tienen idéntica dignidad y son iguales ante la ley. Se reconoce y garantiza el derecho a ser diferente, no admitiéndose discriminaciones que tiendan a la segregación por razones o con pretexto de raza, etnia, género, orientación sexual, edad, religión, ideología, opinión, nacionalidad, caracteres físicos, condición psicofísica, social, económico cualquier circunstancia que implique distinción, exclusión, restricción o menoscabo”, que por unanimidad aprobó la Asamblea Estatuyente reunida en la Biblioteca Nacional y como homenaje a su persona.

Nora Cortiñas de Madres de Plaza de Mayo se unió a la campaña de Estación de Carlos Jáuregui.

CC: ¿Qué limitaciones y apoyos positivos han conseguido durante esta campaña?

GP: Hubo un par de críticas insignificantes de la marginalidad que siempre existe. Las redes sociales están llenas de personas que creen que su opinión es necesaria. Se equivocan. Las personas que pensamos políticas públicas con una mirada de generosidad necesitamos opiniones de los demás, pero no cualquier opinión.

Siempre hay un teclado ardiendo para tirar abajo la construcción afectiva. Pero siempre -también- la construcción afectiva es la que triunfa.

La masividad del apoyo a esta campaña es contundente. Y la encabezan Nora Cortiñas (Madres de Plaza de Mayo Linea Fundadora), Estela de Carlotto (Abuelas de Plaza de Mayo), Adolfo Pérez Esquivel (premio Nobel de la paz), y decenas de comisiones internas sindicales, gremios, plenarios de trabajadores y trabajadoras, asambleas de científicos y universitarios, institutos académicos, fundaciones científicas, de respuesta al VIH, periodistas, medios gráficos, artistas, músicxs, personalidades de las artes, organizaciones internacionales, referentes LGTBI del país y del mundo, organizaciones LGTBI de todo el país, de la sociedad civil y un sin fin de personas.

CC: ¿Qué necesitan para seguir adelante?

GP: Necesitamos seguir difundiendo la campaña en las redes sociales con #EstaciónCarlosJáuregui y seguir articulando apoyo popular a la memoria de Carlos.

Que una estación lleve el nombre de un luchador por los derechos de un colectivo, honra a toda la sociedad.

País: Argentina

Acerca del autor

Constanza Armas

Psicóloga | Argentina
Organización:

Soy venezolana, migrante, feminista. Creo que la participación en los temas públicos de la sociedad civil organizada son la clave para una democracia verdadera. Creo en la libertad, por eso soy activista por los derechos humanos. Creo que todxs merecemos ser nombradxs, por eso intento tener mirada de género. Soy una indignada por los crímenes de lesa humanidad que ocurren desde hace años en Venezuela. Desde estos lugares escribo.

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