Fondo Mundial Noticias UNGASS

Cumbre de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: ¿Podremos terminar con la pobreza para el 2015?

Del 20 al 22 de septiembre se desarrollará en la Ciudad de Nueva York la Cumbre de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM), con la presencia de 140 líderes y jefes de Estado, oportunidad en la que se medirán los avances (o falta de avances) en la erradicación de la pobreza para el 2015, un objetivo al que se comprometió la mayoría de los gobiernos del mundo.

Del 20 al 22 de septiembre se desarrollará en la Ciudad de Nueva York la Cumbre de los Objetivos de  Desarrollo del Milenio (ODM), con la presencia de 140 líderes y jefes de Estado, oportunidad en la que se medirán los avances (o falta de avances) en la erradicación de la pobreza para el 2015, una meta a la que se comprometió la mayoría de los gobiernos del mundo.

Los objetivos son 8 e incluyen: 1) Erradicar la pobreza extrema y el hambre, 2) Educación universal, 3) Igualdad entre los géneros, 4) Reducir la mortalidad de los niños, 5) Mejorar la salud materna, 6) Combatir el VIH/SIDA, la Malaria y otras enfermedades, 7) Garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y 8 Fomentar una alianza mundial para el desarrollo.

“Los países de renta alta han gastado trillones de dólares en la guerra y por desgracia parece que no tienen suficiente aún para invertir en la paz”, declaró hoy el economista Jeffrey Sachs a la BBC. “Yo creo que la pregunta no es si tienen el dinero; la pregunta es cómo lo usan”, concluyó.

A sólo 5 años de la última fecha límite nadie duda de una cosa, y es que estos objetivos no se lograrán. Existen algunas brechas muy grandes en la mayoría de las metas y no es por falta de creatividad y conocimiento de cómo lograrlo, sino, como es habitual, por falta de un compromiso político sostenido.

Y es que estos compromisos gubernamentales que se anuncian en forma pomposa en la ciudad de Nueva York no pasan de pura retórica, rara vez acompañada de algunos esfuerzos e inversiones mínimas cercanos a la fecha con el fin de cuidar las apariencias, más que como resultado de la convicción que la pobreza se puede reducir al borde de la erradicación y que todos tenemos un rol que cumplir para que sea posible.

Uno de los ejemplos más emblemáticos de esta falta de compromiso sostenido es la crisis que está atravesando el Fondo Mundial para el SIDA, la TB y la Malaria. Próximo a su décimo año de existencia, el Fondo enfrenta uno de los mayores desafíos de financiamiento de su corta historia. Y con la suerte del Fondo Mundial se verán arrastradas al menos las ODM 4, 5 y 6.

Víctima de su propio éxito, el Fondo propuso una serie de nuevos paradigmas en la salud y el desarrollo. Uno de los más interesantes fue el modelo de financiar con recursos adicionales la expresión de demanda de buena calidad técnica, basada en las evidencias y en los Derechos Humanos. Esto aparentemente sólo se pudo mantener en 9 rondas de llamado a propuestas. En su décima edición sería altamente probable que no existan recursos suficientes para financiar todas la propuestas recomendadas por su merito técnico.

Un par de semana después de la Cumbre, se realizará en la misma ciudad la primera conferencia de donantes del Fondo Mundial. Allí, los donantes confirmarán en muchos casos sus compromisos monetarios por los próximos 3 años. El Fondo Mundial requiere, en los próximos 3 años, 20.000 millones de dólares americanos (20 billones) para mantener su ritmo de desarrollo, disminuir la expansión y mortalidad de las tres enfermedades e impactar positivamente en los ODMs .

Ya existen fuertes trascendidos sobre las dificultades que conlleva acercarse a estas cifras. Pero es importante entender lo que esto significará. A continuación, detallamos el posible impacto del Fondo con tres escenarios de dinero disponible que van del orden de los 20 a los 13 billones de dólares:

Los números arriba descriptos por el Fondo Mundial (publicados recientemente) son claros y precisos. La diferencia entre el compromiso real expresado en un escenario de donaciones en el orden de los 20 billones de dólares y uno más “cómodo” para los donantes de 13 billones no es retórica: es numérica. Y representa millones de vidas salvadas o perdidas.

¿Cuál es la definición de la incapacidad de prevenir un evento que cuesta una o millones de vidas, sabiendo cómo evitarlo? Negligencia criminal. Que a la escala de la que hablamos pertenece al ámbito de los genocidios.

Mecanismos como el Fondo Mundial dependen fuertemente de la donación de recursos de los países desarrollados, generalmente los agrupados en el Grupo de los 8, aunque existen muchas economías emergentes (algunas de las cuales integran el grupo de los 20) que están en perfecto estado financiero para contribuir. Para ello, es necesario cambiar la mentalidad de beneficiario a solidario y, cuando los vientos soplen a favor, todas las naciones deberían tener la obligación de sumarse a los esfuerzos.

El dinero existe, alcanza y sobra en estas 8, 20 ó 30 naciones líderes del mundo. Lo que sucede es los recursos se aplican a diferentes prioridades, escudándose en la excusa de la crisis global  (excusa que, por otra parte, ya está perdiendo fuerza al haber pasado lo peor de la crisis). Al menos algunas excepciones a la regla: ayer el premier francés comprometió en Nueva York un incremento del 20 por ciento en las contribuciones galas al Fondo y urgió a los demás países a imitar el gesto.

El resultado de la Cumbre de esta semana se estima como un potencial gran fracaso o como un doloroso baño de realidad, no sólo por responsabilidad de los gobiernos desarrollados y en vías de desarrollo, sino en cierta medida por una cuota de responsabilidad compartida con las agencias multilaterales y muchas ONGs. Paradójicamente, estos actores terminan transformándose en parte del problema.

Ya es tiempo de hablar menos y hacer más. Hacer más con los recursos que realmente se necesitan, con eficiencia y eficacia, haciendo valer cada centavo con ética e integridad. Más sudor y menos camionetas 4×4. Es tan criminal la retórica de alto nivel sin un correlato en la acción como la corrupción de nuestros Estados, la lenta gordura de la tecnocracia y el pobre desempeño de algunos implementadores, sumado a cierto grado de “distracción” de la Sociedad Civil. Lo que ocasionará que sigamos cayendo en espiral al ritmo de una mediocridad crónica, empeñados en repetir las mismas viejas, inútiles y costosas recetas.

Las consecuencias son tan claras como dolorosas. Si fallamos en asegurar los fondos necesarios, en los próximos años, 3 millones de personas morirán por complicaciones relacionadas con el SIDA y casi 800 mil niños nacerán con VIH, por usar ejemplos cercanos al VIH/SIDA. No podremos erradicar la pobreza ni evitar una tragedia, teniendo los recursos financieros y tecnológicos para poder hacerlo. Y todos somos en mayor o menor grado responsables.

Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, dijo hoy a los delegados en Nueva York: “Ser fieles (a las ODM) significa apoyar a los vulnerables mas allá de una crisis económica. No podemos balancear nuestros presupuestos sobre las espaldas de los pobres. No podemos retirar la ayuda oficial al desarrollo: esta es una línea de vida de billones para billones”.

Acerca del autor

Javier Hourcade Bellocq

Editor responsable de Corresponsales Clave y Representante Regional de América Latina y el Caribe | Argentina
Organización:International HIV/AIDS Alliance

Javier Hourcade Bellocq es el Editor Responsable de Corresponsales Clave y trabaja en VIH desde 1987. Fue uno de los fundadores y el primer Secretario Regional de la Red Latinoamericana de Personas Viviendo con VIH (RedLa+). Desde 2003, Javier trabajó para la International HIV/AIDS Alliance (Frontline AIDS), primero como Oficial de Programas Senior a cargo del programa de la Alianza en Ecuador, y desde 2005 como Representante Regional para América Latina y el Caribe. Javier es miembro de la Delegación de las Comunidades de la Junta del Fondo Mundial y fue Miembro de la Junta del Fondo Mundial entre 2006 y 2009. Está basado en Buenos Aires, Argentina.