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Discriminación y violación de la confidencialidad en aeropuerto argentino.

Por Estela Carrizo.-

La primera semana de noviembre, Claudio viajaba hacia Rosario a la Asamblea Nacional de personas con VIH. Muy entusiasmado y contento de reunirse nuevamente con compañeros de su organización nacional, luego de un largo aislamiento social consecuencia del covid-19, tomaría un vuelo doméstico que lo llevaría a su destino.

En el aeropuerto Jorge Newbery de la ciudad de Buenos Aires, sin embargo, vivió un episodio que le hizo recordar la necesidad e importancia de continuar trabajando por los derechos de las personas con VIH. Al pasar por los scanner de control de seguridad, un agente le pidió que abriese su mochila porque veía en las imágenes un frasco de medicamentos. Claudio accedió al pedido de los oficiales.

Luego de un incómodo interrogatorio le pidieron que muestre algún certificado que avale la toma de los medicamentos; Claudio explicó que eran antivirales y que vivía con VIH. Los agentes de seguridad le impidieron continuar con su proceso de abordaje al avión que lo llevaría a la asamblea general ordinaria de la Red Argentina de Personas con VIH.

Colegas de Claudio tomaron fotos del momento del incidente.

Con mucha paciencia y empatía, el activista se dio a la tarea de educar a los agentes sobre los aspectos legales, las funciones de las terapias y les mencionó que no viajaba con ningún certificado porque no era necesario, les pidió que buscaran por el nombre del antiviral y que revisaran los efectos terapéuticos. Los servidores públicos desconocían la droga y desconocían el procedimiento que estaban realizando.

Los amigos que acompañaban a Claudio, frente a la premura del embarque, comenzaron a ayudar para no perder el avión y llegar a la esperada asamblea, sacaron fotos del irregular procedimiento, se comunicaron con diferentes aliados y defensores de derechos de las personas con VIH. Buscaron por distintos medios conseguir una receta o algún documento que certificara la condición de salud, a pesar de que sabían que se trataba de un procedimiento irregular, violatorio de los derechos humanos, pero no podían perder el avión.

Intentaron llamar al médico tratante, pero no estaba disponible. Enviaron audios por WhatsApp al sistema de denuncias de la Dirección nacional de sida y lograron que la responsable del Programa Provincial de sida Lida Santa Cruz se comunicara con la instancia responsable, mientras los minutos pasaban y las personas los miraban con curiosidad, sin entender lo que pasaba.

Finalmente, Sergio Gravier, quien supo del caso a través de las redes sociales, se puso en comunicación con la jefa máxima de la provincia y el doctor Marcelo Beltrán quien no dudó en hacer un certificado para que los activistas subieran al avión.

Retener a una persona hasta que demuestre su condición de salud (vivir con VIH) es una violación a los derechos humanos, así lo estable la Ley nacional de sida de Argentina Nº 23.798 y su Decreto reglamentario N°1244/91: “Las disposiciones de la presente ley y de las normas complementarias que se establezcan, se interpretarán teniendo presente que en ningún caso pueda: a) Afectar la dignidad de la persona; b) Producir cualquier efecto de marginación, estigmatización, degradación o humillación; c) Exceder el marco de las excepciones legales taxativas al secreto médico que siempre se interpretarán en forma restrictiva; d) Incursionar en el ámbito de privacidad de cualquier habitante de la Nación argentina.”

Muchas personas con VIH limitan su vida social por miedo a la discriminación y estigmatización, como sucedió en este caso.  Existen muchas dudas sobre si salen de viaje con su tratamiento o lo dejan por miedo a ser interceptados por personal de seguridad, como sucedió en este caso.

“Sentirte una persona normal, que sale de viaje, que está con una terapia crónica por su salud hace que tengas presente nunca olvidar tus pastillas”, dice Claudio, pero nunca imaginó que debería viajar con un certificado o comprobante que dijera su diagnóstico o el motivo de su terapia, se sintió violentado, frágil y vulnerable; sabiendo que estaba en su derecho de no develar su diagnóstico tuvo que hacerlo, tuvo que gritarlo, él y sus amigos, Tuvieron que levantar la voz para decirles que los estaban violentado, a pesar de la vergüenza que pudieran sentir.

La poca formación de los agentes en los controles aéreos nos abre a la necesidad de incidir con las autoridades nacionales y con las agencias de Naciones Unidas sobre la actualización de capacitaciones sobre derechos humanos y VIH a las diferentes fuerzas de seguridad de Argentina.

Claudio contó más adelante a Corresponsales Clave que pudo hablar en la asamblea con altos funcionarios de Agencias de cooperación y que entienden lo sucedido como una oportunidad de llegar a estos trabajadores con formación.

Los avances médicos y el empoderamiento a las comunidades no siempre van en sintonía con los aprendizajes de la sociedad en general y de los trabajadores de seguridad en particular. Para evitar la violencia institucional luego de hacer las denuncias al Instituto Nacional contra la Discriminación, el activista nos dijo que coordinarán con ONUSIDA en Argentina para planificar capacitaciones y actualizaciones a las fuerzas de seguridad que cumplen roles fundamentales en tiempos de pandemias.

*Este artículo fue desarrollado en el marco del Curso de Corresponsales Clave 2021.

País: Argentina