El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, inició por decreto presidencial una nueva versión de La Ley Mordaza que expande las áreas en donde tendrá repercusión, en comparación con la versión de 1984. El objetivo de la primera iniciativa era que las organizaciones no gubernamentales que trabajan en temas de salud sexual y reproductiva no trabajaran el tema de aborto ni brindando información ni atendiendo a las mujeres que buscaban interrumpir un embarazo con el propósito de disminuir los abortos que ocurrían en el mundo.

La iniciativa de la presidencia actual responde a las promesas hechas durante la campaña y va en consonancia con las decisiones que han tomado desde que llegaron al gobierno. Ya han mandado la iniciativa para recortar la Política de Salud que Obama impulsó, con el riesgo de poner en peligro de muerte a 40 mil personas anualmente, de acuerdo a investigadores en Harvard.
La nueva Ley Mordaza es parte de los ataques frontales a los derechos de las mujeres, pero no solo es eso. Es una declaración franca sobre las prioridades durante su mandato: promover un capitalismo rapaz que produce más poder y menos derechos.
Las organizaciones no gubernamentales de los países del sur que dependen de los donativos de los países del norte son manejadas como peones en la lucha ideológica maniquea de quienes se auto nombran “pro-vidas” y al mismo tiempo, ponen en riesgo la salud y la vida de miles de personas. La lucha por la sustentabilidad de las organizaciones que trabajan en salud es llevada al límite antidemocrático de “estás conmigo o contra mí”.
Esta serie de políticas van acompañadas del nombramiento de la conservadora Nike Haley como embajadora ante Naciones Unidas y el decreto presidencial “Moratoria sobre Tratados Multilaterales”, anunciado el día de ayer para revisar todos los acuerdos multilaterales para disminuir los fondos que ese país dona a las agencias de Naciones Unidas. Todavía no están claros los criterios de exclusión, pero se habla de que esto puede impactar directamente en los mecanismos relacionados con la Convención para Eliminar todas las formas de Discriminación contra la Mujer, la Convención de la Infancia y el Fondo Mundial de lucha contra la tuberculosis, malaria y sida.
Es muy importante resistir en la lucha por el derecho a decidir de las mujeres y seguir denunciando el embate, pero al mismo tiempo es momento de darnos cuenta que la afrenta no solamente es contra las mujeres. Es contra todas las personas en condiciones de desigualdad.

Las personas que pertenecemos a las poblaciones LGBTIQ también necesitamos acceso a los servicios de salud, incluyendo los de salud sexual y reproductiva, incluyendo el aborto seguro. También necesitamos a las organizaciones no gubernamentales que son las que se han dedicado a especializarse en brindarnos atención de calidad y en exigir a los gobiernos atención de calidad para nosotras y nosotros.
Las personas que viven con VIH muchas veces tienen acceso a la prueba que les da el diagnóstico, a la consejería, al tratamiento y a la atención integral por una organización no gubernamental que se enfoca a la salud sexual y reproductiva.
En 1984 muchos gobiernos europeos dieron la batalla para balancear el panorama mundial de la salud, en 2017 la mayoría está enfocada en resolver la crisis humanitaria ocasionada por quienes buscan asilo político en esos países.
Todavía tenemos campeones, como Holanda, que inició un fondo para apoyar el aborto. Sin embargo, los cálculos de algunas organizaciones internacionales sobre los recursos que se perderán como resultado de esta nueva política ascienden a 90 mil millones de dólares.
Vivimos la era de la Agenda de Desarrollo Post 2015; cada vez más los temas de política exterior son temas de política interior; cada vez más, los temas de las otras causas son nuestros mismos temas.
Es momento de unirnos, de existir en diversidad luchando por una misma causa: la justicia sexual y reproductiva.
Puede encontrar más información sobre la Ley Mordaza y su efecto en los derechos de las mujeres en este vínculo.
Foto en miniatura: Peter Cooper
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