En la Conferencia Mundial de Sida #AIDS2022, llevada a cabo en Montreal Canadá, se proyectó el documental la Ruta Migrante del Sida dirigido por Patricio Quezada que muestra la dura experiencia de personas venezolanas con VIH que caminaron más de siete mil kilómetros, con el apoyo de las asociaciones de pueblos originarios del continente, para recibir tratamiento médico en Chile (documental disponible en la plataforma chilena ONDAMEDIA).
La producción muestra en 20 minutos las consecuencias de la ausencia del Estado venezolano y el abandono por parte de los gobiernos de diferentes territorios Latinoamericanos. Los testimonios son desgarradores, describen experiencias de xenofobia, violaciones y desapariciones; el miedo a ser descubiertos por las autoridades y la tensión entre decir o no el diagnostico. “Irme y dejarlos ahí”, “tuve que irme”, “mi objetivo era vivir”, “quedé solo con una mochila”, “nos veníamos rezando”, “la gente viene para acá para durar un poco más”, ”llevan esperanza”, “tener una mejor calidad de vida” estas frases que muestran la crudeza de la experiencia.
Así mismo, la producción describe la potencia de las redes solidarias que tejieron, también desde las periferias de la Región, asociaciones indígenas quienes les sirvieron de guía en la búsqueda de sobrevivencia a personas viviendo con VIH que el gobierno venezolano había desahuciado.
Tibor Gutiérrez Antropólogo Social mencionó en el encuentro que “los pueblos originarios conocen de manera muy diversa los testimonios mencionados en este video (…) sabemos del abandono, la xenofobia, la desprotección”. Refiere a que la empatía los movilizó para proporcionar el apoyo concreto a estas personas en necesidad.
Por su parte Willy Morales presidente de la Red Nacional de Pueblos Originarios (RENPO) refiere en el documental que la cadena de Pueblos Indígenas comenzó en la Guajira en Maracaibo y se extendió a lo largo de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia hasta llegar a Chile, donde parte de la estrategia de apoyo fue llevar a las personas que llegaban, muchas veces en condiciones de salud preocupantes, a diferentes centros de salud para no colapsar ningún establecimiento.
Si bien Morales comenta que tuvieron que enfrentar diferentes detractores, incluso otras asociaciones de trabajan la temática del SIDA, parte clave de su apoyo se basó en el vínculo establecido con Ana María San Martín, ex directora de Enfermería del Ministerio de Salud, quien sirvió de apoyo institucional.
En el documental y en el encuentro se dejan ver serias críticas al abandono institucional, especialmente por parte de ONUSIDA a quienes se le atribuyen la falta de estadísticas y el poco apoyo general para estas personas. Sin duda, en la voz de sus protagonistas se visibiliza la necesidad de reforzar el acompañamiento de la multilateral. Sin embargo, vale la pena preguntarse ¿Quiénes deben garantizar los derechos humanos de las personas?
Son los Estados quienes han firmado tratados, acuerdos, hojas de rutas y, si bien se han visto sobre pasados por la cantidad de personas en movilidad que llegan a sus territorios, son quienes tienen los recursos institucionales para responder de forma integral y, a pesar de eso, deciden no hacerlo.
Al respecto Javier Hourcade Bellocq, Fundador y Editor de Corresponsales Clave y Coordinador Ejecutivo de la Plataforma VIH 2025, durante la proyección comentó que “responsabilizar a ONUSIDA es valido pero se queda corto”. Al tiempo que visibilizó la necesidad de organizarse y buscar apoyo en estas luchas contra los genocidios a pueblos indígenas y migrantes viviendo con VIH que caminan la Región, incluyendo la ruta hacia Estados Unidos.
Así mismo, los dos venezolanos que participaron en el documental también dieron unas palabras en el encuentro, comentando la satisfacción de estar bajo acompañamiento médico y con una mejor calidad de vida, mencionan que lo vivido ha hecho que emprendan labores de apoyo a otros por medio de acciones de orientación y asesoría.
Esta experiencia demuestra el poder de las redes de apoyo trasnacionales que no distinguen fronteras, en la respuesta al VIH en la población migrante, de ahí que valga la pena fortalecerlas, financiarlas y apoyarlas.
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