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En medio del COVID, el VIH y la TB avanzan en Venezuela

La pandemia por COVID19 acapara toda la atención por sus efectos inmediatos. En ese contexto, otras pandemias, como VIH y TB, han quedado al olvido de las autoridades sanitarias en Venezuela. En ese escenario, las personas con VIH y TB en el interior de Venezuela enfrentan situaciones muy difíciles.

Según reportes de prensa, en Venezuela, a diferencia de los países de la región, desde el año 1999 el índice de tuberculosis ha ido en ascenso. Los casos de tuberculosis en Venezuela aumentaron por año, entre 15 y 20 porciento en el balance presentado por la Organización de Médicos por la Salud.

El activista de Derechos Humanos, Alfonzo Bolívar, calificó como muy grave el índice de tuberculosis en Venezuela, al referir que en materia de salud el país ha retrocedido unos 50 años: “En Venezuela no existen cifras oficiales de ningún tipo y mucho menos cifras sobre las epidemias y enfermedades como el extinto boletín epidemiológico que no sale desde el año 2014, sin embargo, se estima que la tuberculosis ha cobrado alrededor de 200 mil vidas en Venezuela en los años más recientes”, apunta el activista.

Recordemos que en la actualidad, en Venezuela no existen campañas gubernamentales de prevención en torno al VIH y TB, a pesar que estas son enfermedades prevenibles.

El equipo de Corresponsales conoció el caso de Jhoan Peña, una de las miles que suceden en toda Venezuela, un joven venezolano, de 24 años, oriundo de un pueblo de la costa oriental de Lago de Maracaibo; con diagnóstico de VIH, problemas gástricos generados por una bacteria e inflamación de los ganglios; de familia humilde y escasos recursos económicos.

Jhoan junto a su madre contactaron, por medios de amigos, a las organizaciones con trabajo en VIH, quienes le dieron la información de cómo acceder a la atención del Programa Regional VIH, dependiente de la Corporación de Salud del Estado Mérida. Sin pensarlo dejaron todo, viajaron, a pesar de las limitaciones económicas, llegaron a Mérida el 27 de enero de este año, con la esperanza de encontrar sanación para Jhoan, que veía su salud deteriorándose desde el año 2015.
Con el apoyo del equipo de Monitores VIH, de la Liga Merideña contra el SIDA y el Programa Regional de VIH pudieron encontrarle una cama en el Instituto Autónomo Hospital Universitario de Los Andes (IAHULA) para ingresarlo; comenzó el vía crucis para ir poco a poco haciéndole los exámenes en la medida de las disponibilidades médicas. Llegó la pandemia por COVID, la atención médica fue lentamente llegando por las diversas situaciones como carencia de combustibles para trasladarse el personal de salud, dolarización de los insumos y medicinas, la priorización de las personas con COVID, entre otros.

María de Peña, madre de Jhoan contó: “mi hijo viene malito desde 2015, nos dimos cuenta porque se sintió mal de los pulmones. En Maracaibo, empezaron a hacer los estudios, recibió el tratamiento en el momento para VIH pero empezaron nuestros problemas como no tener dinero para trasladarnos a Maracaibo a sus citas médicas, llegó la escasez y no le dieron más antiretrovirales. El año pasado, ha tenido problema con neumonía, estuvo muy malo. En diciembre 2019, empezó con una diarrea fuerte y vómitos; lo llevamos al médico y con los exámenes que pudimos hacerle en laboratorios privados salió con quistes de Blastocystis. Le colocaron metronidazol por vía oral, el pobre rebajo mucho (de peso) llegando al grado de deshidratación severa que ameritó varias veces hospitalización en el hospital del pueblo, siguió malito el pobre.”

Continua la señora Peña: “con el apoyo de las organizaciones y del Programa, acá en el IAHULA lo han atendido”. Desafortunadamente Jhoan ha enfrentado varias infecciones. “Mi hijo tiene tratamiento para el VIH, pero los exámenes de laboratorios, las comidas y todo lo que necesita lo tenemos que buscar y comprar en la calle, todo está dolarizado”.

Aunque la señora Peña tiene familiares en el municipio Sucre, a dos horas, desde que llegó al IAHULA no ha salido; permanece día y noche al lado de su hijo Jhoan que ya presenta deterioro psicoemocionales con fuertes expresiones de agresividad, depresión, entre otros; y ha perdido masa muscular.

Para marzo 2021, por fin con resultados en mano, los médicos le informaron que el joven Jhoan tiene TB ganglionar; se gestionó el tratamiento para TB asignado como Rifampicina, Isoniazida que tiene efectos fuertes para Jhoan.

A principios de abril, le dieron de alta. “Fueron dos meses que hemos estado los dos en el hospital, ahora nos vamos a casa de mi hermana en Lagunillas (Mérida) para que mi hijo se recupere; estoy muy agradecida a quienes me ayudaron con la atención de mi hijo; ahora debo ayudarlo a llevar su vida con VIH y TB, pero sé que superará todo esto y volverá a ser el muchacho alegre, que tenía sueños, para eso siempre estaré a su lado”.

Así como este, se conocen de muchos casos que evidencia la ausencia de información actualizada en TB, la desatención del Estado Venezolano en el tema, ausencia de campañas de prevención y educación, entre otros rasgos que muestra la cara de la Emergencia Humanitaria Compleja que se agudiza con la pobreza, la discriminación y la pandemia por COVID19.

La labor de las organizaciones de sociedad civil, por su parte, que tanto apoyo dieron en este caso, se ve amenazada por la persecución del gobierno, que el 30 de marzo impuso obligaciones a las organizaciones sin fines de lucro, que restringe la libertad democrática de asociación en Venezuela.

País: Venezuela

Acerca del autor

Walter Trejo Urquiola

Politólogo / Educador para la Paz | Venezuela
Organización: Cátedra de la Paz / Universidad de Los Andes

Politólogo, Educador para la Paz, Venezolano, Merideño, Ciudadano del Mundo, Ciberactivista por la Paz, Coach en Educación para la Paz (IIPE, 2013) Coordinador General Cátedra de la Paz y Derechos Humanos Mons. Oscar A. Romero adscrita a la Dirección de Cultura de la Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela.

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