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Pensar la inseguridad y la protección con las Organizaciones de VIH en América Latina y el Caribe

La Plataforma Regional – Latinoamérica y el Caribe de Participación Comunitaria (Plataforma LAC), con el apoyo del Fondo Mundial para la lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria (Fondo Mundial), organizó un webinario con la idea de socializar los hallazgos y las lecciones aprendidas del trabajo de apoyo técnico realizado en el área de seguridad y protección de organizaciones de la sociedad civil y de base que trabajan en VIH y con poblaciones clave en Belice, Guatemala y República Dominicana.

En esta actividad participaron Anuar Luna, Coordinador Técnico de la Plataforma LAC y los consultores: Alfredo Mejía, por Belice, Rosa González, por Guatemala, y Mary Luz Martín por República Dominicana.

Dando un poco de contexto, Luna mencionó que “el tema de seguridad fue una solicitud realizada por el Fondo Mundial a la Plataforma, para poder brindar apoyo técnico a los países que enfrentan situaciones complejas relativas a la seguridad y la protección (…) se inició el trabajo en Guatemala, donde una persona del equipo fue asesinada saliendo de una reunión del MCP”.

Parte del trabajo consistió en la realización de una búsqueda de experiencias similares, ahí fueron importantes las sistematizaciones realizadas desde Frontline AIDS y  Family Health International acerca de los abordajes en seguridad y protección de países del norte de África y Medio Oriente. Luego, se hizo una traducción y adaptación de estas experiencias para iniciar las pruebas piloto en los tres países mencionados. “Fue una experiencia súper interesante porque nos permitió dar acompañamiento técnico e incorporar nuevas herramientas que se fueron desarrollando sobre la marcha para complementar las que ya venían en el paquete original”, comentó Luna.

Close-up of digital tablet with security program codes on touch screen standing on table of developer

En la práctica, es importante tener presente lo mencionado por Martín, “no pensar que llevamos un paquete de soluciones que van a resolver los problemas de seguridad o los riesgos que enfrentan los promotores y promotoras y trabajadores de estas organizaciones”, más bien, el trabajo partió de lo realizado anteriormente pero se enfocó en ayudar a las organizaciones a desarrollar dos tareas primordiales: i) hacer un diagnóstico rápido de la situación y ii) elaborar planes de trabajo para enfrentar seguridad y protección de manera general.

Martín agregó: «conocer de primera mano cuáles son las situaciones que vivían y que les habían puesto en riesgo o que afectaron a la integridad de alguna manera; también saber cuál era esa percepción individual que tiene sobre esas inseguridades y el riesgo, es decir, en base a esas estrategias de trabajo: cuáles eran los horarios, los territorios, los abordajes, el uso del transporte que hacían y que se configuraba como algo inseguro o que podía ser un riesgo para ellos; y también cómo era la forma en que las personas y las organizaciones respondían a esas situaciones, es decir después de una situación de riesgo, un robo o una agresión, un acoso, lo que sea, cómo responde la persona que está trabajando».

Luego de varios trabajos de campo con las personas que se encuentran en la primera línea de acción en los países donde se implementaron las experiencias piloto: Guatemala, República Dominicana y Belice, se sistematizaron las experiencias para que las organizaciones que “tengan interés en implementar procesos como estos tengan los recursos necesarios para poder hacerlo y puedan responder a las necesidades de seguridad y protección”, afirmó Mejía.

Entre los resultados de los tres abordajes destacó la naturalización de las situaciones de riesgo, propio de los países donde la violencia es generalizada, “las organizaciones de la sociedad civil no eran capaces de identificar las medidas mínimas para realizar las intervenciones a nivel comunitario más seguras”, mencionó Martín. Este primer hallazgo por sí mismo es muy potente, puesto que muestra la relevancia de hacer este tipo de acciones que invitan a las organizaciones a mirar con otros ojos sus realidades y pensar en posibilidades de respuesta diferente.

Entre las áreas que más preocuparon a las organizaciones destacan: i) la seguridad en el abordaje presencial; ii) la protección en línea del personal comunitario; iii) la capacidad de respuesta de las organizaciones para enfrentar situaciones de riesgo y amenaza; iv) la documentación de daños para seguimiento; v) las emergencias, la salud mental y contar con protocolos de seguridad y protección (como líneas transversales).

Los diagnósticos situacionales evidenciaron tres categorías de problemáticas: las condiciones estructurales en las que figuran la violencia, el machismo, el estigma y la discriminación y la impunidad de los crímenes de odio. En Guatemala se adicionaron temas ambientales situaciones de violencia política: “otra fuente de riesgo tiene que ver con el contexto político ante el discurso oficial del gobierno, de algunos grupos de poder como la iglesia, se sienten muy vulnerables en la seguridad que manejan de los datos” mencionó González.

La segunda categoría se entiende como el contexto de alcance comunitario, donde la problemática se encuentra en lo comentado por Martínlas organizaciones y las personas a veces se exponen a los riesgos para alcanzar las metas comprometidas con los proyectos, haciendo trabajo en actividades nocturnas en zonas inseguras y de difícil acceso”. Así mismo, destacan el acoso y extorsión de las autoridades, acoso sexual de los beneficiarios, presencia de crimen organizado y conflicto entre organizaciones.

Por último, los riesgos digitales como son “incapacidad para salvaguardar la información sensible tanto del personal como de la población clave, la falta de garantías de confidencialidad, la necesidad de fortalecer la seguridad en el manejo de redes sociales”, afirmó Mejía.

Algunas lecciones aprendidas refieren a que no se debe tomar a la ligera la seguridad y protección. Las organizaciones deben planificar actividades de forma periódica para revisar situaciones que ponen en peligro la seguridad y protección de su personal. Estos aspectos pueden ser iniciados independientemente de los ciclos de subvención del Fondo Mundial, esto quiere decir que hay acciones que no necesariamente requieren recursos económicos sino un poco de voluntad organizacional y tiempo para organizarse.

Igualmente, se rescata la importancia de la promoción del autocuidado y de la inclusión de intervenciones cuyo objetivo sea la salud mental. Otras estrategias para implementar, en relación al autocuidado, tienen que ver con el entrenamiento en autodefensa, desarrollo de protocolos para las salidas de campo, alianzas con autoridades, garantía de transporte, el branding para identificar a los promotores comunitarios, salir en equipo e identificar líneas de ayuda para informar en caso de emergencia.

En esta línea se rescata la idea del registro, es importante que se deje constancia de las situaciones de inseguridad que se viven en terreno y de sus abordajes para, posteriormente, integrarlas a los procesos de monitoreo y supervisión del Fondo Mundial, con la idea de que la seguridad y la protección formen parte también de las subvenciones y de la lógica de construcción de las respuestas.

Así mismo, es importante fortalecer la coordinación y comunicación al interior de las organizaciones, para facilitar la llegada a acuerdos para elaboración de planes con herramientas contextualizadas a la realidad del país en temas de seguridad y protección física, ambiental e institucional. Con respecto a las redes e información, salvaguardarla de forma física y electrónica, se requiere el desarrollo de protocolos software de seguridad y dispositivos para el recojo de información que permita que queden guardados por ejemplo en una nube.

Con respecto al Fondo Mundial se mencionó la importancia de contar con un consultor local nacional ya que los espacios presenciales permiten la interacción y resultan de mayor provecho debido, a los beneficios que tiene el trabajo colaborativo y permiten el fortalecimiento de alianzas y puesta en común de problemas y dificultades que se pueden abordar de manera conjunta.

Así mismo, que se pueda garantizar el acompañamiento en visitas de campo y en las actividades de diagnóstico y formulación de planes. Que se puedan garantizar capacitaciones periódicas sobre el tema y que no sea un tema puntual sino transversal a todos los procesos del fondo mundial.

En este encuentro fue conmovedor pensar en lo dura que resulta la vida en nuestros países y en las estrategias de sobrevivencia que cada uno desarrolla muchas veces para poder llevar a cabo acciones de la vida cotidiana. No reflexionar acerca de la violencia, en ocasiones, sirve para poder vivir, por esta razón es tan difícil romper esa barrera ¿qué pasa si nos damos cuenta de que este contexto que tenemos es invivible? De ahí que los encuentros, contenidos y acompañamos, donde podamos tomar medidas sin negar la dureza que la Región sean tan importante.

País: Latinoamérica

Acerca del autor

Constanza Armas

Psicóloga | Argentina
Organización:

Soy venezolana, migrante, feminista. Creo que la participación en los temas públicos de la sociedad civil organizada son la clave para una democracia verdadera. Creo en la libertad, por eso soy activista por los derechos humanos. Creo que todxs merecemos ser nombradxs, por eso intento tener mirada de género. Soy una indignada por los crímenes de lesa humanidad que ocurren desde hace años en Venezuela. Desde estos lugares escribo.

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