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El unicornio de la Salud Universal

El 12 de diciembre de 2012, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó por unanimidad una resolución en la que instaba a los países a acelerar los avances hacia la cobertura universal sanitaria (CUS) como prioridad esencial para el desarrollo internacional. En 2017, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó el 12 de diciembre Día Internacional de la Cobertura Sanitaria Universal (Día de la CSU) que tiene como objetivo concienciar sobre la necesidad de contar con sistemas sanitarios fuertes, resistentes y accesibles para todos y todas.

Once años han pasado con un sinnúmero de reuniones y procesos, tiempo y energía del activismo, pero desde la crisis de COVID-19 a esta parte parece que esta agenda pierde tracción y atracción. Para quiénes hemos participado en mayor o menor medida en el activismo por la CUS somos responsables de haber promovido un espacio, de ratos sólo virtual, dónde la Cobertura Sanitaria se discute en el vacío. La gran limitante del trabajo y activismo sobre CUS es que no confronta ni interpela a ningún estado y gobierno de un país en particular.

Entonces, sucede que cada tanto, como en septiembre de este año, se realiza un Reunión de Alto Nivel sobre la CUS y se acuerda una declaración política con un inventario completo de retórica y un deber ser, suscripto por casi todos los estado Miembro de la ONU, pero sobre el que nadie rinde cuentas. No hay metas claras ni mecanismo que obliguen a los países a mover la agenda de CUS. Creemos que es tiempo de una profunda e integral evaluación sobre el trabajo en salud universal, donde se pueda saber con más claridad hacia dónde va la agenda y qué es lo que se puede lograr, más allá de declaraciones de intenciones que jamás se cristalizarán.

«Salud para todos: es hora de actuar».

Arriba el slogan del día internacional de CUS de este año, un deseo y necesidad general que todos podemos compartir, pero quizás signifique muchas cosas diferentes según quién lo lee o recibe esto como parte de un paquete de activismo.

Dice la campaña del día internacional: “el tema de este año hace hincapié en la necesidad de tomar medidas inmediatas y tangibles tras la Declaración Política sobre la CSU de 2023. Insta a los líderes a promulgar políticas que garanticen un acceso equitativo a los servicios sanitarios esenciales sin dificultades económicas. El tema también nos recuerda que, en un mundo que sigue experimentando un número creciente de amenazas para la salud relacionadas con el clima, ahora es el momento de invertir en sistemas de salud resilientes que garanticen la #SaludParaTodos. Trabajando en todos los sectores -gobiernos, ONG, sector privado y sociedad civil, podemos responsabilizar a nuestros líderes y hacer realidad la cobertura sanitaria universal para 2030.”

¿Quién pudiera estar en desacuerdo con esto? no tengo dudas de que la mayoría de los ministros de la salud, si lográramos reunirnos en eventos y actos los doce de diciembre estarán de acuerdo, pero el desafío está en los detalles, el qué, el cómo y el cuándo. Los llamados a la acción incluyen la toma de medidas inmediatas y tangibles que vuelvan a encarrilar el progreso de la CUS, lo que habla de un desconocimiento sobre los procesos nacionales de la discusión y adopción de nuevos modelos de cobertura en salud. Por mencionar un ejemplo sobre Cambios políticos, recientemente en Argentina se puede evidenciar como la perspectiva de un gobierno puede poner en riesgo toda una mirada de la salud pública construida por décadas, y comenzar a debatir si desaparece el Ministerio de Salud como tal o si se rebaja de al rango de subsecretaría. En este caso en particular, la precariedad de la contratación de los técnicos facilita su vulnerabilidad al cambio de “color político” lo que tiene un impacto negativo en el sostenimiento de la planta de colaboradores.

Es decir, lejos de avanzar con sistemas de salud resilientes y fortalecidos, del norte al sur, estamos sentados sobre sistemas altamente precarios, de pobre institucionalidad y vulnerables a la política partidaria.

Cobertura Universal y la salud sexual y el VIH

Para evitar seguir hablando de intangibles, del todo que es la nada, quisiera bajarlo a la realidad que la respuesta al VIH tiene, y como esta se enmarca potencialmente en la agenda de la CUS.

Uno de los principios básicos sobre la CUS, que privilegiaron en la primera Reunión de Alto Nivel en el 2019 y en campañas subsiguientes, fueron las nociones de los costos catastróficos de la salud y en no dejar nadie atrás. Cualquiera persona con VIH y aquelles que también trabajan en la respuesta al VIH conocen al detalle y, en muchos casos en carne propia, lo que significa un costo catastrófico en salud.

Sucede en la mayoría de nuestros países, que aun cuando se asegura un acceso a los antirretrovirales y más recientemente a la profilaxis preexposición (PrEP), en la mayoría de los países, las pruebas de VIH, los estudios de carga viral y otras pruebas de laboratorio no son gratuitas. Para muchas personas viviendo con VIH (PVVS) comer o hacerse una carga viral es un dilema diario. Hay cuestiones muy concretas en las que se puede avanzar, para que la atención de las PVVS sea integral, y en aquellas personas sin la posibilidad de pagar los costos, totalmente gratuita. Sí miramos la cobertura de las pruebas diagnósticas del VIH, el acceso oportuno al tratamiento y la PrEP, estas se encuentran concentradas en las capitales y grandes urbes, y faltan en el resto de nuestros países. Viajar largas distancias y perder días de trabajo son también costos catastróficos y una de las causas más típicas de abandono de tratamiento.

¿Cuáles son las cosas que se pueden hacer en cada país y en cada coyuntura para asegurar un acceso y cobertura integral y universal? Ya con la pregunta hay dos cuestiones centrales, la CUS se comienza discutiendo en temas de salud en particular (con la suma de todas las posibles intersecciones) y en un contexto en particular, por ejemplo, un país. Universal es un concepto relacionado con quiénes y dónde acceden a la salud, nunca ha querido significar que se siga discutiendo como una abstracción multinacional, cómo un algo sin fronteras.

Los modelos de la salud

En este sentido, la agenda de la atención primaria en salud adquiere diferente significados y significantes en el contexto dentro del cual se analice, y el tema o temas de salud que lo atraviesan. Por eso vale la pena no avanzar una discusión en abstracto. Los ministros de salud del mundo seguirán participando cada año de las asambleas mundiales de la salud para comprometerse a cosas que se olvidan en el vuelo de regreso de Ginebra.

Los cambios positivos en la cobertura sanitaria podrán suceder en nuestros países, desarrollados y en vías de desarrollo, como el resultado de un activismo claro tanto comunitario, como de los lideres y sus organizaciones, que nuclean a los profesionales médicos y paramédicos, con la participación de los parlamentarios, en ejercicio, con el poder de influenciar los presupuestos nacionales en salud. Los cambios deben institucionalizarse para reducir su vulnerabilidad frente a las administraciones políticas en nuestros países o frente a la aparición de emergencias agudas sanitarias o ambientales.

Los países ricos, del llamado norte global, tienen mucho más por aprender de un número de países de menores ingresos del llamado sur global. Por eso, no hay forma de seguir defendiendo la creación de campañas y acciones de incidencia que en forma de cascadas nos llegan y riegan nuestros movimientos civiles.

Y persiste, el que de seguro sea el principal desafío, que es que nosotros mismos nos compremos el pleito de una cobertura universal, más allá de nuestra realidad específica y promovamos alianzas estratégicas con otros colegas trabajando otros temas sanitarios. El liderazgo para los cambios necesarios no ha de venir de Nueva York o de Ginebra, sino de nuestros movimientos sociales vinculados con la salud.

Pues, al final del día seremos nosotros quiénes viviremos con los resultados de los cambios en la CUS. Y esto es importante, porque un sistema de salud resiliente y sostenible es aquel enraizado en la arquitectura estatal y no gubernamental de cada país, y no hay nada abstracto en esto. Todos aquellos que hemos incidido por la agenda de las CUS no debemos una reflexión y la introducción de cambios fundamentales si es que queremos que estos espacios logren cambios positivos y no sean un fin en sí mismo. Mejor los cambios concretos que continuar a la caza de los unicornios usando slogans.

País: Internacional

Acerca del autor

Javier Hourcade Bellocq

Editor responsable de Corresponsales Clave y Representante Regional de América Latina y el Caribe | Argentina
Organización:International HIV/AIDS Alliance

Javier Hourcade Bellocq es el Editor Responsable de Corresponsales Clave y trabaja en VIH desde 1987. Fue uno de los fundadores y el primer Secretario Regional de la Red Latinoamericana de Personas Viviendo con VIH (RedLa+). Desde 2003, Javier trabajó para la International HIV/AIDS Alliance (Frontline AIDS), primero como Oficial de Programas Senior a cargo del programa de la Alianza en Ecuador, y desde 2005 como Representante Regional para América Latina y el Caribe. Javier es miembro de la Delegación de las Comunidades de la Junta del Fondo Mundial y fue Miembro de la Junta del Fondo Mundial entre 2006 y 2009. Está basado en Buenos Aires, Argentina.

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