El pasado martes 12 de diciembre, el equipo Regional de América Latina y el Caribe de ONUSIDA y Corresponsales Clave lideraron una reunión virtual para la presentación del Informe Anual sobre sida 2023: “Que las comunidades lideren”.
Este encuentro contó con las intervenciones de Luisa Cabal, directora del Equipo de apoyo regional de ONUSIDA para América Latina y el Caribe; y Javier Hourcade Bellocq, miembro de la Junta del Fondo Mundial, editor de Corresponsales Clave, Coordinador de la Plataforma VIH 2025 y miembro Junta UHC2030. Además, la reunión estuvo nutrida por voces de todos los países de la región.
Como era de esperarse, dado el título del informe, las intervenciones versaron sobre el liderazgo comunitario como centro de la respuesta al VIH, tal como se menciona en el documento:
“Los datos del nuevo informe del Día Mundial del sida de ONUSIDA son claros. Las comunidades son esenciales para conectar a personas con servicios del VIH y garantizar que los servicios de salud y apoyo del VIH llegan a los grupos de población clave más afectados por el VIH. Su innovación y determinación mejoran el acceso y la calidad de los servicios. Las comunidades han creado un movimiento inspirador por el cambio. Son las heroínas ordinarias y extraordinarias en la respuesta al sida que han ayudado a abordar pandemias como la de COVID-19”.
Partiendo de esta base, Cabal recordó la importancia de retomar lo prometido en la Declaración Política de 2021 sobre el VIH y el sida que tiene que ver con acabar con las desigualdades para poner fin al sida para 2030, lo que implica tener presente que las organizaciones lideradas por la comunidad deberían proporcionar el 30 % de los servicios de pruebas y tratamiento, el 80 % de los servicios de prevención del VIH para poblaciones con riesgo elevado de infección y el 60 % de los programas de apoyo a los cambios sociales para una respuesta al VIH eficaz y sostenible (metas 30-80-60).
Igualmente, la ponente mencionó la discriminación como una de las principales barreras para la consecución de los objetivos propuestos, de ahí que rescatara el espíritu de los objetivos 10–10–10 [1], centrados en la eliminación de las leyes punitivas contra el colectivo LGTBIQ+, personas que consumen drogas, trabajadores sexuales y personas de poblaciones criminalizadas.
Estas metas nos ayudan a marcar caminos y rutas a seguir; sin embargo, la cuestión es cómo aterrizarlas. Al respecto Hourcade Bellocq mencionó “invertir es la respuesta”, haciendo referencia a la necesidad de contar con recursos para poder sostener el trabajo de las comunidades y sus lideres; una posibilidad que se viene mencionando en otros informes es la contratación social para que garantice la sostenibilidad.
Al respecto Cabal afirmo que a pesar de los contextos inflacionarios de la región y las dos guerras que se están desarrollando, que hacen más difícil el financiamiento de la respuesta al VIH-sida, “no es momento de quitar el pie del acelerador, se debe invertir más en lo que sabemos que funciona (…) y cerrar brechas”.
Para cerrar estas brechas es necesario, además de recursos, según mencionó Hourcade Bellocq, una Mayor Participación de las personas viviendo con VIH (PVVS) y Poblaciones Clave en la respuesta al VIH-sida y neutralizar “la pandemia del odio” que refiere a grupos antiderechos que vienen ganando terreno en la región y que constituyen una amenaza para los derechos humanos.
Quienes estaban de oyentes nutrieron la discusión incluyendo la necesidad de tomar en cuenta a las mujeres, las personas migrantes y las que ejercen el trabajo sexual.
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[1] menos del 10 % de los países se caracterizan por entornos jurídicos y de política que niegan o limitan el acceso a los servicios; menos del 10 % de las personas que viven con VIH y de las poblaciones clave experimentan estigmatización y discriminación, y menos del 10 % de las mujeres, niñas, personas que viven con el VIH y poblaciones clave sufren desigualdad y violencia de género.
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