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Primer Congreso de la Diversidad en Nicaragua

Con motivo del Día del Orgullo LGBTIQ+, Nicaragua realizó un Congreso que abordó diversos aspectos de los avances y desafíos en la protección de los derechos humanos de estas poblaciones y contó con la participación de activistas de Bolivia, Panamá y Guatemala.

La celebración del Día del Orgullo tiene sus orígenes en Nueva York. Después del conflicto de Stonewall, el 28 de junio de 1969, estallaron movimientos sociales en varios lugares del mundo que exigían respeto y libertades para las personas de la diversidad sexual.

Nicaragua ha avanzado en materia de restitución de derechos humanos para las personas de la diversidad sexual y cuenta con la Resolución Ministerial 671-2014 que tiene como objetivo garantizar la atención integral en los centros de salud, tanto públicos como privados, a todas las personas con VIH y a las personas de la diversidad sexual. La resolución establece que las personas deberán ser llamadas por su nombre social elegido y tratadas según su identidad de género.

Participantes reciben certificado de participación en el evento. Sharon Granados, al centro, recibe el suyo de manos de Silvia Martínez.

Esta resolución también busca erradicar toda forma de discriminación hacia la comunidad lésbica, gay, bisexual, trans e intersex (LGBTI), personas con VIH y trabajadoras (es) sexuales. Nicaragua también cuenta con una procuradora de derechos humanos para la diversidad sexual, la licenciada Samira Montiel.

Al Primer congreso de personas con Orientaciones Sexuales diferentes “Nicaragua Victoriosa, Unida en Amor, Paz, esperanza y Solidaridad hacia las personas LGBTI”, celebrado en el auditorio del Instituto tecnológico de la salud de la capital, asistieron personas de todo el país, incluida la Costa Caribe, representantes de los centros de atención integral y organizaciones de la diversidad sexual como Asociación nicaragüense de transgéneros (ANIT) Asociación nicaragüense de personas viviendo con VIH (ASONVIHSIDA), Asociación Vida Nueva, Red centroamericana de personas viviendo con VIH (REDCA+).

En el conversatorio, organizado por la Comisión Nicaragüense del Sida (CONISIDA), se conocieron las experiencias de activistas en derechos humanos de Bolivia, Panamá y Guatemala, gracias a las nuevas plataformas de comunicación.

“En Bolivia hay resistencia (y temor) a ser adulto mayor (LGBTI), pues no hay acceso a la salud, ni espacios amigables para nosotros como diversidad; existe abandono por parte de la sociedad y no se cuenta con derechos. La expectativa de vida es de 72 años, hablando de población en general, pero nuestra realidad es muy distinta, ya que la esperanza de vida, a lo mucho, es de 35 años”, expresó Frank Arteaga de Bolivia.

Desde Panamá, la activista Bárbara Delgado, mujer transgénero, manifestó que  “debido a la situación de COVID-19, se mandó a cuarentena a la población y las salidas eran de acuerdo a género; ciertos días eran para las mujeres y otros días para los hombres. Al no contar con una ley de identidad, nosotras salíamos los días que tocaba a las mujeres y éramos retenidas por la policía. Las mujeres que ejercían trabajo sexual eran multadas y, al no tener como pagar, eran encarceladas. Durante la pandemia sufrimos estigma y discriminación”.

El sistema de salud en Guatemala es un sistema de salud no sensibilizado, mucho menos hay un sistema de salud diferenciado. “Si llego a buscar un servicio diferenciado quisiera que me atendieran como ser humano más allá de mi género o el nombre social, quiero atención con calidad y calidez”, dijo Alex Castillo.

Castillo también destacó que “Guatemala es un país de desplazamiento migratorio; tenemos la frontera con México cerrada, las (personas) que ejercen trabajo sexual no es porque ellas quieran es porque la misma sociedad las ha obligado y lo ejercen por la misma necesidad”, añadió Castillo.

La realidad de los países centroamericanos está presente también en Nicaragua que, a pesar de promover la resolución citada, vive la discriminación en los centros de atención públicos y privados hacia las personas de la diversidad sexual, trabajadoras y trabajadores del sexo y personas viviendo con VIH; asimismo, se pueden ver los crímenes de odio hacia la población LGBTI como el ocurrido a  Lala, una joven transgénero de 22 años, en el municipio de Somotillo, departamento de Chinandega, en marzo de este año, un caso que conmocionó a toda la población por la brutalidad del asesinato y por lo cual se espera que los culpables sean sentenciados.

Respeto y restitución de derechos

Sharon Granados de la Asociación Vida Nueva fue una de las participantes al evento y mostró su emoción y gratificación de haber estado presente: “cuando me dieron mi diploma de participación me sentí feliz, es la primera vez que tengo un diploma con mi nombre, el nombre que yo elegí”, dijo.

Al referirse a los servicios de salud, Granados dijo que “en la clínica CAI del centro de salud Sócrates Flores me atienden como persona, con calidad y calidez; el personal es muy amable, nunca me han faltado el respeto, tengo una atención personalizada, me dan hormonización, me realizan exámenes y hasta me dan vitaminas. Me siento bien porque se respetan mis derechos y yo también he logrado aprender a defenderlos”.

Si bien hay mucho por hacer por el respeto de los derechos de las personas LGBTIQ+ en Nicaragua, existen avances que ya son percibidos por usuarios y usuarias.

País: Nicaragua